Jávea forma parte de un lugar muy especial en la vida de Marta Lozano . Este bello pueblo de la costa alicantina es donde la influencer pasaba sus vacaciones en su infancia, pero, sobre todo, fue donde comenzó su historia de amor con Lorenzo Remohi, a finales del verano de 2017. A lo largo de estos casi cinco años juntos, el odontólogo ha apoyado siempre a Marta en su fulgurante ascenso en las redes, de cómo la valenciana empezaba a compartir sus looks —sin ninguna pretensión— a ser invitada al Festival de Cannes, a la Semana de la Moda de Milán y a otras de las citas más exclusivas en todo el mundo. Por eso, Jávea tenía que ser el lugar en el que la pareja contrajera matrimonio, como así hizo, el pasado 28 de mayo.
La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de San Bartolomé, el edificio más emblemático del municipio alicantino. Se trata de un templo fortaleza de estilo gótico isabelino, construido entre los siglos XIV y XVI, que ya enamoró a Joaquín Sorolla —de hecho, el pintor valenciano le dedicó un cuadro, ‘Escalinata de la iglesia de Jávea’—. En las proximidades de este templo, no tardaron en agolparse cientos y cientos de personas a las cuatro de la tarde. Ninguno de los vecinos quería perderse la boda de Marta ni a las estrellas de Instagram que se encontraban entre los doscientos ochenta invitados. Como era de esperar, una de las más aplaudidas fue María Pombo, que llegó junto a Pablo Castellano. También estuvo acompañada por su hermana Marta, que se encuentra en el ecuador de su embarazo, aunque esta no acudió con su actual pareja, el odontólogo Luis Zamalloa —tampoco con su hermana Lucía Pombo, por su trabajo de piloto de aviación—.
De Dulceida a Laura Matamoros
En su día más especial, los novios también contaron con la compañía de otros amigos influencers, empezando por su queridísima Teresa Andrés Gonzalvo , quien se casará, el próximo 8 de julio, con el profesor Ignacio Ayllón. Tampoco faltaron Laura Escanes y Risto Mejide ni el matrimonio formado por María García de Jaime y Tomás Páramo. Entre otras compañeras de profesión, se encontraban Dulceida, que coincidió con su expareja, Alba; Anna Ferrer Padilla, la hija de Paz Padilla; Madame de Rosa; María Fernández-Rubíes; Carla Hinojosa, y Laura Matamoros, que protagonizó su primera salida desde su ruptura con Benji Aparicio. Todos ellos sumaban doce millones de seguidores. Sin embargo, fue en ¡HOLA! donde se pudo ver la ceremonia en directo. Otros de los invitados fueron los hermanos Jesús y Daniel Oviedo (los Gemeliers) y Álvaro de Prado, hijo de Manuel de Prado y Colón de Carvajal, el que fuera mano derecha del Rey Juan Carlos.
La novia llevó tres diseños de Lorenzo Caprile. El primero de ellos, confeccionado en seda, tenía una cola de cinco metros y un velo de cinco metros y medio
Como manda la tradición, el primero en presentarse en la iglesia fue el novio, Lorenzo Remohi, que no podía ocultar su nerviosismo. “Estoy atacado”, nos decía, pese a que trataba de ser tranquilizado por sus padres, Lorenzo Remohi Agramunt, también odontólogo, y Marisa Martínez-Medina, muy conocida en la región por su negocio familiar de muebles. Durante la espera, el novio también contó con la compañía de la familia de su pareja, encabezada por su madre, María José Pascual, y sus hermanos, Alberto y Meri Lozano , también influencer.
Alrededor de las cinco de la tarde, Lorenzo caminó hacia el altar, mientras un octeto de cuerda, un oboe y un piano interpretaban la melodía de la película La misión. Marta llegó veinte minutos después, en un Rolls-Royce de época, junto a su padre, Enrique Lozano. La influencer recibió una acalorada acogida en cuanto llegó y enseñó su espectacular traje nupcial, un diseño en seda de Lorenzo Caprile, hecho expresamente para Marta, con una cola en tafetán de seda, de cinco metros de largo, y un velo de tul, de cinco metros y medio. Mientras sonaban los acordes de A Thousand Years, canción de la banda sonora de Crepúsculo, Marta caminaba hacia al altar radiante, maquillada por Dior Beauty y con joyas de Messika. En cuanto la vio, se le saltaron las lágrimas al novio.
“Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado una boda así. Ha sido una barbaridad. Los invitados lo han dado todo… La gente estaba como en Disney”
El padre Joan Albert ofició la ceremonia religiosa e hizo un simpático guiño a la profesión de Marta: “Tocar la mano de Lorenzo no es tocar la pantalla de un móvil, ¿verdad?”, manifestó el sacerdote, provocando una sonrisa en los novios. Por su parte.
Alrededor de las seis y cuarto de la tarde, tras una hora de ceremonia religiosa, los novios abandonaron la iglesia convertidos en marido y mujer. De ahí se trasladaron, junto a todos sus invitados, hasta la finca ‘Casa Benigalip’, una antigua masía del siglo XVIII, ubicada junto al Parque Natural de la Marjal de Pego-Oliva.
Mientras muchos de los invitados se tomaban selfis para sus redes, comenzó el cóctel, compuesto por tartar de salmón con crema de queso trufado, crêpes de pato y salsa hoisin y cucharaditas de vieira con cremoso chirivía, entre otros entrantes.
Comienza la celebración
Ya a las nueve y media de la noche, Marta Lozano reapareció con su segundo vestido de novia , un diseño fantasía de palabra de honor y falda larga de plumas, también confeccionado por Caprile. A continuación, se sirvió la cena: solomillo de ternera, con demi-glace de trufa y verduras salteadas, como plato principal, y de postre, milhojas de crema pastelera con frutos rojos y helado de vainilla. Entre las anécdotas, Dulceida compartió mesa con su exmujer, Alba Paul, con quien mostró una gran complicidad a lo largo de la noche, pese a haber roto el pasado otoño, tras siete años de relación. Marta Pombo también estuvo conversando cordialmente con el empresario Luis Giménez, con el que se casó en septiembre de 2019 y de quien se separó año y medio después. Seguro que la hermana de María le compartió su emoción ante la próxima llegada de su primera hija, Matilda, que nacerá a finales de verano. Todos ellos, al igual que el resto de los invitados, recibieron una carta personalizada de los novios, quienes explicaban por qué eran especiales en sus vidas. Por ejemplo, le escribió a su compañera María Pombo: “Eres un ejemplo, amiga, pero no solo como profesional, sino como persona. Y quiero que sepas que mola infinito lo que dejas ver de ti al mundo, pero en directo vales muchísimo más. No lo olvides nunca”.
“El mejor momento fue al entrar a la iglesia. Estaba lejos de Loren y no lo veía bien, pero ya estaba tranquila”
Otro de los momentazos se produjo cuando Marta repartió los ramos de novia a sus invitadas más especiales. La primera de ellas fue su hermana, Meri Lozano, quien, una vez más, no pudo contener las lágrimas. Lo mismo ocurrió con su mejor amiga, Teresa Andrés Gonzalvo, que, como ya indicamos, se casa en poco más de un mes.
Ya entrada la media noche, Marta inauguró el baile nupcial con su padre, mientras sonaba How Deep Is Your Love, de Bee Gees. A continuación, se produjo la primera gran sorpresa de la noche: irrumpió el cantante Zzoilo para cantar en directo Mon Amour, su éxito con la ‘triunfita’ Aitana. La influencer, tan atónita como los presentes, no tardó en bailar con desenfreno. Los Gemeliers también se animaron a cantar Un millón , otro de los temas favoritos de los novios.
Cerca de las dos y media de la madrugada y entre fuegos artificiales, Marta desveló su tercer vestido, otra creación de Caprile, compuesto por un corpiño ajustado, tipo corsé, y una falda estilo pareo. La influencer combinó este original diseño con un enorme abanico de plumas de Olivier Bernoux —regalo de Bruno Fabra, su representante—, además de un tocado de redecilla firmado por Betto García. Por su parte, el novio se soltó por completo y se puso un penacho de indio cherokee, también con plumas. A partir de ahí, Marta y Lorenzo pasaron la noche entre la pista de baile y las atracciones: un toro mecánico, camas elásticas, un castillo hinchable… También hubo fotomatones, fuentes de chocolate y puestos de horchata valenciana, algodón de azúcar, palomitas… Todo estaba perfectamente organizado por la wedding planner Priscila Llorens. Había de todo para que la fiesta durase hasta las siete de la mañana, que es cuando se dio por clausurada la celebración con fuegos artificiales.
Hablamos con la novia
Horas después de la gran fiesta, Marta nos contó sus impresiones de la boda a ¡HOLA!: “Ha sido tremenda”, nos confesó la influencer, horas antes de empezar su impresionante luna de miel por Las Vegas, Hawái y la isla de Bora Bora, en la Polinesia Francesa.
—¿Cómo te encuentras?
—Es muy fuerte. Estoy que no estoy. Todavía no he asimilado lo que ha pasado. Voy a necesitar días. Creo que en la luna de miel me daré cuenta de todo.
—¿Qué ha sido lo primero que le has dicho a Lorenzo al despertarte tras tu boda?
—(Ríe). Cuando me he despertado, me ha cogido de la mano y, con los ojos aún cerrados, me ha dicho: ‘Mi mujer’. ¡Y yo casi me moría!
—¿Ya lo llamas ‘marido’ a él?
—¡No! (Ríe). Me cuesta. De hecho, acabo de estar con unas amigas en un beach club y he preguntado: ‘¿Dónde está mi novio?’. Todas me han recordado que ya es mi marido (ríe).
—¿A qué hora te acostaste?
—A las siete y pico de la mañana. Estoy alucinada de mí misma, de mi capacidad corporal y mental, porque no he parado (ríe). Yo quería explotar mis lookitos y he estado con tacones de aguja hasta el final. No sé cómo he aguantado.
—¿Ha sido tu boda como soñabas?
—Ni en mis mejores sueños me la hubiera imaginado así. Ha sido una barbaridad. Luego, me ha llegado al alma lo entregados que han estado los invitados, porque lo han dado todo… Incluso los mayores. Creo que la gente estaba como en Disney... (Ríe).
—Había de todo menos televisiones para seguir el partido de la Champions.
—Nunca pensamos en ponerlas. Como todos los que estábamos en la boda somos del Valencia, no las pusimos. Bueno, todos no. Madame de Rosa es supermadridista y estuvo con el móvil, hasta que ganó el Madrid.
—De toda tu boda, ¿con qué momento te quedas?
—Fue todo tan mágico… Creo que fue cuando entré a la iglesia y vi a Loren. Estaba lejos y no lo veía bien, pero yo sabía que mi universo estaba ahí y ya estaba tranquila. Luego, la cena fue una pasada. La gente estaba subida a las mesas, bailando, y le daba igual cenar. Eso no lo he vivido en mi vida.
“Aquello era un ‘llorerío’ que no veas”
—¿Qué se te ha pasado por la cabeza al entrar en la iglesia y ver a Lorenzo?
—Uff… ¡Madre mía! Me conmovió muchísimo. Por eso, no podía parar de llorar. Como en una mano llevaba el ramo de flores, tuve que soltar a mi padre para secarme las lágrimas.
—Lorenzo tampoco ha parado de llorar.
—Uff… Loren se me derretía como un huevito frito. ¡Y yo tampoco he parado! No sé qué me pasaba por dentro, pero es que no podía parar de llorar. Lo veía a él y se me caía el mundo. Se nos vio muy llorones, ¿no? Era imposible controlarse.
“No podría decir cuál es el vestido que más me ha gustado de los tres. Estaba tan feliz con cada uno que no me quería poner el siguiente. Sentirse guapa en tu boda es muy importante”
—También se han emocionado muchos invitados. ¿Quién dirías?
—A mi madre la vi superemocionada. Mi hermana no paraba de llorar cuando le di el ramo. También mi cuñada… Aquello era un ‘llorerío’ que no veas.
—¿Y la persona más entregada?
—Teresa Andrés. No sabes cómo estuvo… Mira que es superanimada y superdivertida, porque es la reina de todas las salsas, pero me ha sorprendido. Hasta le dije: ‘Madre mía, Tere, si estás así en mi boda, cuando te cases tú, vas a estar en la luna’.
—Durante la noche, has llevado tres vestidos.
—No te podría decir cuál es el que más me ha gustado de los tres. Estaba tan feliz con cada uno que no me quería poner el siguiente. Sentirse muy guapa en tu boda es muy importante y eso me dio seguridad para afrontar todo el día.
—Al final, ¿qué has llevado prestado?
—Un liguero de mi madre, que también tenía un cordoncito azul.
—Lorenzo siempre tuvo claro que tú serías la mujer con la que se casaría. De hecho, se lo dijo a uno de sus amigos a los dos meses de salir contigo. ¿Cuándo te diste tú cuenta de que era el hombre de tu vida?
—¡Uff! Al principio, no lo vi tan claro como él (ríe). Supongo que estaba en otro momento de mi vida. Pero, cuando empezamos a salir más en serio, me veía mucho más madura, más a gusto y más feliz con él que con anteriores relaciones. Por mi trabajo, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente guapa e interesante, pero no quiero a nadie que no sea él. Ahí me di cuenta de que quería que fuera mi marido.
“De luna de miel nos vamos a ir a Las Vegas, Hawái y Bora Bora. En Las Vegas nos queremos casar de Elvis y de Marilyn, además de visitar el Gran Cañón e ir a los casinos”
—Uno de los regalos de boda que has recibido ha llegado de las redes: has alcanzado el millón de seguidores al día siguiente de casarte.
—Cuando me levanté, tenía un cúmulo de muchas cosas. El móvil me iba a explotar de los mensajes, fotos y vídeos que había. La gente estaba tan entregada y tan cariñosa que ni me di cuenta de lo del millón de seguidores. Lo supe cuando me llamó mi ‘repre’ y me dijo: ‘Tenemos algo que celebrar’. Imagínate cuando me he enterado… Ha sido una fiesta.
—Solo durante la celebración has tenido treinta y cinco mil nuevos seguidores.
—Qué barbaridad. He recibido mensajes muy cariñosos. Uno me decía: ‘Acabo de ver tu boda en ¡HOLA! y nos ha conmocionado mogollón’. Hay gente que ha vivido nuestra boda sin conocernos y le ha llegado. Eso es muy fuerte. Toda la familia quiere volver a verla. ¡Yo también quiero sentarme y verla!
¡Viva Las Vegas!
—Pero en unas horas empezaréis la luna de miel, ¿Iréis directos a Las Vegas, como nos dijisteis?
—Sí, después, iremos en Hawái y Bora Bora.
—¿Sigue en pie la idea de casaros en Las Vegas?
—¡Uy, claro! Queremos hacer todo lo hortera de Las Vegas. Nos queremos casar de Elvis y Marilyn, visitar el Gran Cañón en helicóptero, ir a los casinos y ver un espectáculo del Circo del Sol. Luego, me hace mucha ilusión ir a Hawái, porque Loren y yo nunca hemos estado. Creo que, si no lo hacemos ahora, no iremos nunca. Cuando formemos una familia, no vamos a tener tanto tiempo. Es ahora o nunca.
—¿Tenéis planes de aumentar pronto la familia?
—¿Cuánto es pronto? Pero nos hace mucha ilusión, por supuesto. Ser madre es una de las ilusiones de mi vida.
—¿Te ves siendo madre en uno o dos años?
—Un año es pronto y lo quiero pronto, sí, aunque habría que preguntar al padre (ríe).
—A tu regreso de la luna de miel, tienes unas cuantas bodas.
—La de Lucía Pombo es el veinticinco de junio. Luego, la de Teresa, que es el ocho de julio.
—¿Qué consejo les darías?
—Sobre todo, que no se fijen en las cosas que no salgan bien. Lo importante son ellas y su maridos. Que disfruten, que todo pasa muy rápido.
—Pero ¿en la tuya ha salido algo mal?
—Que la gente sepa, no. Aunque había muchas cosas que igual no salieron como esperábamos, aunque no se notaran. Pero ha sido una pasada. Como te he dicho, mejor de lo que nunca me podía imaginar.