Valeria Mazza ya lo había avisado: “Lo único que uno se lleva de la vida son los recuerdos de los momentos vividos, así que vamos a generar muchos momentos lindos para celebrar mi cincuenta cumpleaños”. La top argentina los cumplió el pasado 17 de febrero, fecha en la que tuvo su primera fiesta, en Saint-Moritz, donde cada invierno acompaña a sus hijos mayores en sus compromisos deportivos como esquiadores de alta competición. “Allí fue algo más pequeño, pero también divino”, nos comenta Valeria en conversación telefónica.
“Cuando volvimos a Argentina, decidimos celebrarlo en Paraná —la ciudad a la que se mudó con cuatro años y la vio crecer— para poder estar con toda mi gente de aquí”. Fueron tres días de fiesta durante un largo fin de semana en el que la empresaria reunió a casi ciento ochenta invitados, entre los que se encontraban, además de su familia y amigos, “mis compañeros de colegio, mi entrenador de natación, el dueño de la tienda de ropa para la que yo empecé a desfilar a los catorce años… Fue muy bonito. También había gente del mundo de la moda de aquí, de Argentina, a los que conozco desde hace treinta años: diseñadores, mi peluquero, mi maquilladora...”.
La modelo y empresaria deslumbró con un traje “vintage” de Cavalli. “Lo tenía guardado desde hace veinticinco años y cuando pensé en la “Golden Party”, dije: “¡Ese es el vestido!””
Entre reuniones, comidas y cenas, además de un city tour a bordo de un autobús turístico, durante el que la homenajeada fue narrando a sus invitados las anécdotas de su infancia y adolescencia, el momento más esperado tuvo lugar el sábado por la noche, en el hotel Mayorazgo de la ciudad. Allí, Valeria organizó su Golden Party (Fiesta Dorada), “porque los cincuenta son la edad dorada”, subraya la modelo. Por supuesto, su look tenía que ser acorde con la celebración y la top estaba deslumbrante con un minivestido de flecos dorados, de Roberto Cavalli.
“Ese vestido debe de tener veinticinco años. Lo tenía guardado y cuando pensamos en la Golden Party, dije: “¡Ese es el vestido!”. Ahora ha vuelto al cajón por otros veinticinco años o se queda para Taína”, explica entre risas. Para Valeria, el escenario de la fiesta tenía también un valor simbólico, ya que en el mismo salón celebró sus quince años, en Latinoamérica, el equivalente a la puesta de largo de las españolas.
“Fue muy emotivo, es el lugar donde bailé el vals con mi padre y muchos de los que estuvieron aquel día estaban también en mi cincuenta cumpleaños”, recuerda la empresaria. En una noche llena de diversión y emociones, Valeria recibió como regalo sorpresa la actuación de CAE (Carlos Alfredo Elías), un artista muy popular en el país austral, que, como nos cuenta la modelo, “empezó a cantar a las diez de la noche y, a partir de ahí, empezamos a bailar y ya no paramos hasta las cinco de la mañana”.