Premiado y reconocido a nivel internacional, el chef José Andrés sigue dedicado con pasión a la labor que desarrolla su fundación World Central Kitchen, organización que acude a las zonas en riesgo para proporcionar alimentos y ayuda a quienes la necesitan. Actualmente el cocinero asturiano está con su equipo en Ucrania (llevan allí desde el 24 de febrero), donde la guerra ha provocado millones de desplazados y afectados. Precisamente su estancia en el país le impidió recoger el pasado 1 de abril el premio Sophia a la Excelencia que le otorgó el Queen Sofia Spanish Institute y que la propia reina Sofía entregó a su hija Carlota. Su estancia en el país en guerra no ha estado exenta de problemas, como él mismo ha contado en su visita a España, expresando además uno de los mayores miedos que le provoca esta situación.
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El chef José Andrés no se rinde y sigue cocinando en Ucrania tras el ataque de un misil
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“Vimos que el problema real era que a la vez que había refugiados, dentro de Ucrania había también muchos desplazados en ciudades que seguían siendo bombardeadas”, destacó en El Hormiguero. “Había que activar una ayuda y había que hacerlo cómo: estando allí” comentó sobre su decisión de abandonar Polonia para trasladarse directamente a Ucrania. Allí su día a día se concentra en hacer lo que mejor sabe hacer: alimentar a la gente. Se levanta “muy temprano” y entrega cargamentos de comida, cocina y reparte alimentos en hospitales y refugios. Sin embargo, solo eso no es suficiente. “Dando de comer solo solucionas el problema, si encima eres capaz de dejar el dinero allí inviertes un poquito en la solución” contó.
Lo que más teme
El chef asegura que no se considera un hombre miedoso, pero sí hay algo que le inquieta en estas circunstancias. “Lo que más miedo me da, me he dado cuenta, es la indiferencia. Me da miedo que haya indiferencia en el mundo”, dijo, unas palabras que fueron muy aplaudidas por los espectadores. Se confesó impresionado por la respuesta que han tenido los ucranianos en unas circunstancias tan convulsas. “Cuando estás al lado de personas, mujeres, niños —niños que están ayudando a repartir, que están porque no pueden irse, son demasiado pobres para huir de su aldea— y cuando tú ves a la gente… Cada ucraniano ahora mismo forma parte de la respuesta humanitaria”, ha remarcado. “Lo que he visto en Ucrania es algo que no he visto en muchas partes del mundo. Yo hoy día me siento un ucraniano más por lo que vi allí”, aseguró.
Uno de los ataques de Rusia en el país afectó de manera directa a su equipo, pues un misil explotó en un edificio cercano a sus cocinas: cuatro voluntarios de su ONG resultaron heridos. “Al día siguiente, entre todos decidieron que no iban a parar de cocinar. Pusimos todo el equipo de cocina que se había podido salvar, lo pusimos en un camión, nos lo llevamos a otra localización y a las 48 horas esa cocina estaba activa. Hicieron mil comidas. Esto es el espíritu de los ucranianos" destacó contundente. El asturiano está a punto de estrenar el documental Alimentando al mundo, en el que se reflejan todos los proyectos que ha llevado a cabo en medio de desastres naturales y lugares en conflicto alrededor del globo.