Diez días donde no hay tiempo para el descanso. Con esa premisa acuden las estrellas a Cannes, conscientes de que es un continuo encuentro social. Sesiones de fotos, estrenos, exposiciones, fiestas, subastas benéficas …convierten a la perla de la Riviera Francesa en un espléndido escaparate con un frenético ir y venir. Setenta y cinco años está celebrando el festival de festivales, aquel donde la belleza y el lujo rivalizan a partes iguales con el séptimo arte. Puro glamour a la europea con sus concesiones a Hollywood. La esencia es siempre la misma: un desfile único con vestidos y joyas de ensueño.
Diamantes, perlas y esmeraldas para brillar en la Croisette, en el hotel Martinez o en el Carlton... Industria, arte, prensa, con el añadido del glamour. Esa es la pimienta de la receta Cannes. Porque el certamen se mueve desde hace décadas gracias a una maquinaria engrasada no solamente con excelentes filmes que darán que hablar en los próximos meses, sino también -y sobre todo- con la presencia de celebrities de todos los niveles que copan todos los flashes. Si quieres vivir estos días como una auténtica estrella, o encontrarte frente a frente con ellas, estos son los lugares donde debes estar y los planes que no deberías perderte. ¡Show must go on!
El pintoresco bulevar de dos kilómetros debe ser la primera parada obligatoria puesto que recorre gran parte de la costa del puerto y enmarca las playas y su azul Mediterráneo. En él está el famoso Palais des Festivals que, cada noche, extiende su alfombra roja para acoger los estrenos y presentaciones fílmicas más esperadas. Actores, actrices, tops, reyes y princesas la han recorrido desde que se inauguró el certamen en 1946. El paseo, considerado patrimonio cultural de Francia, acoge además las boutiques más exclusivas y los mejores restaurantes, cafés, hoteles y casinos.
Todos los lugares ideales para ver y ser visto. Durante estos días varios hoteles que se convierten en “el hogar de las estrellas”. Míticos son el Carlton y el Martinez, centros logísticos de reuniones, almuerzos, cenas y fiestas. El primero, rebautizado como Intercontinental Carlton Cannes, fue construido entre 1909 y 1913, promovido por Henri Ruhl y diseñado por el arquitecto Charles Dalmas, y representa fielmente la Belle Epoque en la que fue levantado.
En sus casi 343 habitaciones, entre ellas, 39 suites, se han alojado los rostros más famosos del séptimo arte; de hecho, nueve de ellas, las mejores en la séptima planta, llevan los nombres de Cary Grant, Sophia Loren, Alain Delon, Sean Connery, Uma Thurman, Sharon Stone, Sean Penn, Sophie Marceau y la mejor de todas, la suite Grace Kelly con 278 metros cuadrados, 2 dormitorios, 2 baños, salón comedor y terrazas con vistas al mar… No hay que olvidar que en este hotel se alojó Grace Kelly en su primera visita a Cannes, tras haber ganado el Oscar, y de la suite salió hacía el palacio de Mónaco, donde conocería al príncipe Raniero, el 6 de mayo de 1955. Está considerado monumento histórico, no solo por sus más de cien años de antigüedad, sino también por estar ligado al certamen desde los inicios y haber sido testigo de importantes momentos (la primera reunión de la Sociedad de Naciones, más tarde ONU, se realizó en él).
Otro de sus valores en su playa privada, a la que se accede directamente a través de un paseo de madera. Allí no espera el Carlton Beach Restaurant. Otro de los lujosos establecimientos preferidos por las estrellas internacionales es el Hotel Martinez. De estilo Art Decó, fue inaugurado el 17 de febrero de 1929 por su fundador y propietario Emmanuel Martinez; tiene 409 habitaciones, de las cuales 99 son suites, la mayor parte con balcón y vistas al Mediterráneo y dos apartamentos con terraza de 500 metros cuadrados cada uno. Su playa privada es la más grande de La Croisette y en su interior alberga uno de los restaurantes más famosos y apreciados de Cannes, precisamente llamado como el máximo galardón otorgado por el festival, La Palme d’Or, con dos estrellas Michelin y dirigido por el chef Christian Sinicropi. Un buen lugar para codearnos con cualquiera de los ilustres visitantes.
El hotel se convierte además en “cuartel general” de firmas durante los días de festival, como Chopard, uno de los principales y más antiguos socios del Festival de Cannes, encargados de diseñar y elaborar el famoso trofeo que se entrega al final de cada edición. Galas, cenas, almuerzos, encuentros con clientes, invitados y periodistas; la entrega del Trofeo Chopard a dos talentos prometedores, presentación de colecciones…La lista de actividades es extensa. Y de eso se trata Cannes para el mercado del lujo. Otros de los restaurantes más solicitados son Aux P’tits Anges, L’eponyme, La Mome, Il Convivio, Fred l’Ecailler, La Brouette de Grand-Mere, o La Table du Chef . Ah…y no hay estrella de cine que se resista a los macarons de la famosa pastelería parisina Ladurée, situada en el 79 de Rue d’Antibes.
Al caer la tarde diariamente, se ponen en marcha más de 30 fiestas entre presentaciones, reuniones, afterparties de las películas y demás citas organizadas por las marcas presentes. Las localizaciones de estos eventos son de lo más variadas y reservadas con muchos meses de antelación: desde chiringuitos playeros de lujo a los barcos más exclusivos, mansiones de ensueño enclavadas en las colinas u hoteles alejados de bullicio como el selecto Du Cap-Eden Roc, ubicado en Cap D’Antibes, donde se celebra la gala anual de amfAR, y el favorito de muchos para alojarse (por ejemplo Angelina Jolie y Brad Pitt cuando acudían juntos al certamen).
Entre los clubes más destacados de la recoleta ciudad está Le Bâoli, uno de los más exclusivos de la Costa Azul, donde los Ferrari y los Bentley se acumulan en la puerta. Su decoración minimalista al estilo Indonesia, lámparas tiki, estatuas iluminadas y una fuente, le dan un plus estético al lugar, que también tiene restaurante y bar, bastante más tranquilos que el voraginoso club nocturno. Y único entre las ciudades francesas, descubrimos que Cannes tiene 3 casinos: Casino Palm Beach, Casino Barrière Les Princes y Casino Barrière, fundado en 1907, el más concurrido de Francia y situado frente al icónico Hotel Majestic de Barrière.