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Está al frente de una de las Casas más importantes de España y es la noble con más títulos de Europa -tiene más de cuarenta (al menos, 43), diez de ellos con Grandeza-, pero sigue siendo la duquesa más misteriosa. Le viene de herencia, su bisabuela, Victoria Eugenia Fernández, la anterior duquesa de Medinaceli también fue una aristócrata tan discreta como fascinante. Encontramos a Victoria Elisabeth von Hohenlohe-Langenburg en el Canto de la Cruz, Colmenar Viejo (Madrid), donde se celebró la segunda edición del Concurso Completo de equitación Flor de Lis Horse Trials. No monta, pero le fascinan los caballos e hizo pandilla para disfrutar del fin de semana en la casa familiar de Teresa de Borbón y Borbón, princesa de las Dos Sicilias y marquesa de Laserna.
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Al frente de su hierro desde los sesenta es una de las criadoras de caballos de pura raza árabe más importantes y una autoridad reverenciada en el mundo ecuestre, y ahora también, la anfitriona del evento ecuestre y social imprescindible de la primavera desde hace dos años: El CCE. Una de las tres disciplinas de categoría olímpica que se compone de tres pruebas, la doma clásica, el recorrido campo a través (Cross-country) con los mejores saltos que se pueden encontrar en España; y el concurso de saltos en pista. Fueron tres jornadas hípicas y Victoria -con traje blanco y aprovechando para salir de Madrid con su perro- no quiso perderse la prueba más espectacular en uno de los campos más bonitos que hay de Cross en el Sur de Europa.
Es la duquesa titular número XX de la Casa Ducal que se remonta al siglo XIII y desciende en línea directa de los Reyes de Castilla, pero lleva la vida de cualquier joven de su edad, aunque con un enorme peso sobre sus espaldas. Su vida cambió radicalmente con la muerte de su padre, Marco de Hohenlohe, el último Duque de Medinaceli, que falleció en Casa de Pilatos, en 2017. Tenía tan solo 19 cuando recayó sobre ella la distinción más importante: el ducado de Medinaceli. El título que los Reyes Católicos elevaron en 1479 y al que 1520 el rey Carlos I incorporó la distinción de Grandeza de España… Y también, un gran problema como actual jefa de la Casa de Medinaceli, tener que luchar por su legado, ya que los títulos que ha heredado están desligados (de momento) del importante patrimonio familiar.
La guerra interna por la herencia empezó en 2013, tras la muerte de su bisabuela, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba (conocida como Mimi), aunque no fue hasta enero del 2021, cuando se destapó el conflicto familiar. Ignacio Medina, duque de Segorbe -el único hijo que la sobrevivió de los cuatro que tuvo-, se había enfrentado a sus sobrinos; y éstos -nietos y bisnietos de la anterior duquesa- plantearon una reclamación legal en los juzgados para recibir su parte de la legítima, de obligado cumplimiento, según el Código Civil. Y para hacer cumplir también, según diferentes fuentes, la soberana voluntad de la anterior duquesa recogida en su testamento.
Habiendo decidido con anterioridad que todo el patrimonio familiar de la duquesa (Mimi) se gestionara a través de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, el duque de Segorbe dejó fuera del reparto a los herederos… La actual duquesa y sus cuatro primos: Victoria Medina, duquesa de Santisteban; Casilda Medina, marquesa de Solera; Rafael Medina, duque de Feria, y su hermano Luis Medina, Marqués de Villalba, ahora en el centro del huracán por el “caso mascarillas”. Y no solo eso, también los echó de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, creada en 1978 y bajo su mando, para preservar el patrimonio de la casa nobiliaria.
Un impresionante legado histórico-artístico disperso por casi todas las comunidades autónomas de España que incluye castillos, fortalezas y pazos, entre ellos, la Casa de Pilatos, el Palacio de Oca, en Pontevedra, el Castillo de Feria (Badajoz)… Sin olvidar las impresionantes colecciones artísticas con seis Grecos, La Piedad de Sebastiano il Piombo; La mujer barbuda de Ribera o San Juan Bautista niño, única escultura de Miguel Ángel en manos privadas.
Victoria nació en Málaga hace 25 años (17 de marzo) y reside en Madrid con su hermano pequeño, Alexander, marqués de Navahermosa y duque de Ciudad Real, aunque también vivió en Alemania. Sus padres se divorciaron en 2004 y Victoria, con siete años, se fue a vivir a Munich con su madre, Sandra Schmidt-Polex, que decidió regresar a su país. Una etapa que siempre concilió -coincidiendo con las vacaciones escolares- con largas estancias en España, especialmente en Sevilla, donde vivía su padre, Marco de Hohenlohe-Langenburg, sus abuelos, Ana de Medina y Fernández de Córdoba Maxiliano de Hohenlohe-Langenburg y, una gran parte de la familia.
La duquesa de Medinaceli estudió Relaciones Internacionales en el Instituto de Empresa de Madrid, donde su hermano cursa ahora la carrera; hizo un máster de Conflicto y Desarrollo, en el Kings College de Londres; y, actualmente, según LinkedIn, trabaja en Attalea Partners, una firma de consultoría estratégica y financiera centrada en crear valor sostenible y viaja mucho a Alemania, donde vive su madre, con la que tiene una relación muy estrecha. Es dulce y algo tímida, le gusta el mundo de las inversiones y está muy involucrada en el cambio climático y la sostenibilidad.
También le encanta la historia -al igual que a su padre-, y estudia en profundidad el mundo secular de su noble casa para poder estar a la altura. Aunque de momento su perfil no puede ser más bajo -es una desconocida para la gran mayoría- la responsabilidad que se le presenta es inmensa. y tampoco debe ser fácil tener que encabezar a su edad un litigio tan complicado. Más que eso, un hecho histórico y realmente insólito siendo la actual duquesa de Medinaceli y la jefa de la Casa.