31 de marzo de 1979, Jerusalén. España se postula como la favorita para ganar Eurovisión. Aventaja por tan sólo un punto a Israel en el ranking. Su candidata, la cantante Betty Missiego y Su canción han conquistado al público. Sólo falta un país por emitir su veredicto y es, precisamente, el nuestro, España. Uno de los pequeños que acompañaba a la artista en el escenario celebra la que parece una clara victoria y se prepara para salir a cantar de nuevo. Pero, de repente, en el último minuto, todo cambia.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Nuestro país, el último en votar, le da nada menos que diez puntos al ‘rival’ con el que se disputaba el primer puesto, Israel, convirtiéndolo en ganador, por segundo año consecutivo, del concurso. Y entonces se desata la polémica: ¿Por qué motivo España se ha boicoteado a sí misma?
“Recuerdo el llanto de uno de los niños… ¡Qué pena! ¡Cómo lloraba el chiquillo pequeño! Pero a mí me salió más el papel de madre que el de la artista”, nos cuenta la propia protagonista. Aunque asegura no sentirse una ‘diva de la canción’, Betty Missiego forma parte de la historia del festival que hoy se celebra en Turín y en el que, este año, Chanel peleará por alzarse como ganadora.
Ahora, más de tres décadas después de representar a España, Betty nos habla de la controversia que rodeó su participación en Eurovisión , de su exitosa carrera -Benalmádena, donde vive, acaba de darle su nombre a una rotonda-, de la fabulosa túnica que le ‘quitó’ a Grace Kelly y de qué piensa sobre el popular festival.
Una votación polémica y una túnica digna de una ‘royal’
- Aunque cuenta con una dilatada carrera, siempre será recordada en nuestro país por su participación en Eurovisión. ¿Cómo recuerda el concurso?
- Eurovisión cambió mi vida. Yo me sentí muy orgullosa. Tengo la doble nacionalidad. Fue algo muy importante y con muchísima responsabilidad. Tuve claro que iba a luchar por ganar, otra cosa es que lo consiguiese… Participar también era importante, por supuesto. Lo que pasó… Si se metió la pata o no, no lo sé… Lo único que te digo es que si la canción de Israel hubiese sido fea, me hubiese enfadado, ¡pero era muy buena! En esa época, desgraciadamente, en España, ETA era muy fuerte; y si ganaba, tenía que hacerse el festival aquí en España. Ahora sí que se puede cambiar de sede, pero antes no… Y, a parte, si habían decidido que esa canción era la ganadora… Ya está.
- ¿Y cómo lo vivió? Es cierto que en España hubo mucha polémica.
- No creo eso de que me robaran en la votación… Y si hubo que cambiar algo, por algún motivo sería, entonces… No sé. Para mí fue una alegría tan grande poder representar a España con una canción de mi marido, ¿y sabes qué? Saqué provecho de esto porque muchos esperaban una reacción desagradable, y la verdad es que desde ese momento me quieren y respetan muchísimo porque en ningún momento me he metido con nadie. Me quedo con la sensación de que España iba ganando. Incluso el director de orquesta y los niños estaban preparándose para salir a cantar… Los niños se abrazaron a mí y en ese momento salió más la madre que la artista. ¡Por Dios qué pena, cómo lloraba el chiquillo pequeño! El que sí se enfadó mucho fue el director, que en paz descanse. Yo no soy peleona.
“Eurovisión cambió mi vida. Tuve claro que iba a luchar por ganar, otra cosa es que lo consiguiese…”
- ¿Pensó en volver a representar a España?
- ¡Casi voy otra vez! Porque pasé a otra final, pero ya no pasé la siguiente criba, fue con una canción que se llamaba Don José, que habla la historia de un profesor… Antiguamente, las canciones eran distintas, ahora todo es un espectáculo… Muy bonito, pero lo que pasa es que ya no es un cantante solo, no son solistas como antes. También creo que hay otro problema hoy en día: no se pueden reconocer las voces. Les ha dado a todos por cantar muy alto y cantan todos igual, con el mismo timbre… El mundo en general parece que quiere chillar y no cantar. Pero también hay cosas muy buenas. A mí, por ejemplo, me encanta el timbre de voz de Rosa de España .
- Hizo también historia por la preciosa túnica que llevó que, según comentó en alguna ocasión, estaba reservada para Grace Kelly.
- Bueno, no tanto como reservada, pero era de una tienda donde le buscaban vestidos. Entonces estaba fuera, apartado, para llevárselo. Pero no es la que yo saqué en Eurovisión, sino la que llevé para el cóctel. Es cierto que la otra túnica, la que llevé en el concurso, la compré en el mismo sitio, que era una tienda situada en la calle Serrano de Madrid. A mí ella (Grace Kelly) me encantaba. Era todo un icono en estilo.
- ¿Se considera ‘eurofan’?
- Sí, yo veo el festival todos los años. Lo que pasa que ya me es difícil ser jurado… Aun que me han querido nombrar algunas veces para ir de jurado, lo he rechazado porque ahora hay otro estilo… Yo soy antigua y no puedo ser jurado así. De ninguna manera. Es que ahora los concursos son diferentes. ¡Han cambiado tanto las melodías, los mensajes…!
- Aunque en España no nos falta talento, los últimos años no hemos tenido mucha suerte…
- Lo que pasa es que las canciones que mandan a Eurovisión tienen que ser eurovisivas, que todo el mundo las pueda tararear, cantar… Hay que ir con una canción que pueda ir a todas partes del mundo. Si Manuel Alejandro mandase una canción a Eurovisión, independientemente de que sea mayor, no la cogerían.
- Usted demostró que cantar en castellano no es ningún impedimento…
- Está bien cantar en tu idioma, además que dan todo traducido. La gente puede saber lo que dice, pero ya es todo un espectáculo… Y está muy bien. Lo único, lo siento mucho, pero considero que mandar a Chiquiluatre, que era un gran actor, a Eurovisión fue una falta de respeto. No sé cómo ese muchacho se prestó para una cosa así. No lo entiendo.
“Chanel es una mujer muy expresiva, muy guapa, baila muy bien y tiene muy buena voz”
- No sé si vio todo lo sucedido con el festival de Eurovisión este año. El sistema de votación causó mucha controversia.
- Sí, sí, vi la canción… Está muy bien. Chanel es una mujer muy expresiva, muy guapa, baila muy bien y tiene muy buena voz… Pero la verdad es que, si te soy sincera, no sé de qué trata la canción. Ojalá gane.
- ¿Le daría algún consejo a nuestra candidata, Chanel?
- Por supuesto, que se entregue a la canción y que mande a paseo todas las opiniones. ¿Está segura de su canción? Entonces que defienda a España con toda su fuerza y con todo… Que se entregue totalmente.
‘La verdad es que nunca pensé en ser cantante’
Retirada de la música desde hace tiempo, nos confiesa que no echa de menos cantar frente al público. “Creo que hay distintas etapas en la vida, y, quizá, yo he terminado esa etapa de cumplir con esa profesión que me nace de dentro. Toca descansar. Desde que se fue mi niño hay canciones que me duele mucho cantar, y al público hay que darle buenos momentos no malos”.
Betty vive una tranquila vida como siempre ha querido, frente al mar de Benalmádena (Málaga), que le recuerda a su Perú natal, y que acaba de dar a una rotonda su nombre. Un homenaje que agradece porque, sobre todo, se siente muy querida y respetada.
- Nos dice que no echa de menos el escenario, pero, ¿sigue cantando en casa?
- No porque mis hijos me decían: ‘Má, ya está, por favor’. No he cantado en casa ni bajo la ducha. Además, mis hijos no querían darme ni un beso cuando llegaba de la televisión maquillada porque no estaban acostumbrados a verme así (se ríe). Siempre he sido muy madraza y lo primero han sido mis hijos.
- En verdad, usted comenzó su carrera como bailarina y no como cantante…
- La verdad es que nunca pensé en ser cantante. Yo era bailarina clásica, pero en mi casa todos cantaban. Sobre todo, la familia de mi madre. Mis abuelitos, mis tíos… Tenía una tía que era una soprano muy reconocida en Perú, así que me he criado entre música. Al caerme tuve que rehacer mi vida totalmente. Estuve mucho tiempo enferma porque el ballet era mi mundo. Un día decidí que no podía seguir así y me dije: ‘Vamos a cantar y a buscar un trabajo’. Me presenté ante el director del teatro municipal de Perú, que me conocía desde pequeña, quien, al oírme cantar, me llevó junto a Alberto Terry, director de Panamericana Televisión. Me escuchó y me contrataron. Para mí la música es todo. Tengo la voz todavía, no la he perdido.
- ¿Y cómo acabó en España?
- Casualmente fue gracias al ballet. El ballet de Perú venía a España y me llamó el director porque quería meter un elemento peruano. Estaba trabajando en Panamericana Televisión y me dieron el permiso para venir aquí, y al llegar, en el año 68-69 coincidió que estaban haciendo un programa ‘Con acento’. Terry me dio permiso para hacerlo. Fue el año que yo más lloré de nostalgia porque estuve un año separada de mis hijos. Ahí me volví una mujer fuerte. No tenía idea de quedarme. Y desde ahí… Ya me quedé para siempre, porque aquí voy a terminar yo mi vida.