Rocío Flores se sometió a una lipoescultura el pasado 29 de marzo. La colaboradora, de 25 años, está teniendo una recuperación muy lenta y todavía no puede realizar movimientos tan cotidianos como sentarse, por eso, cada vez que aparece en televisión lo hace de pie y apoyada en un atril. "En casa como de pie y cuando voy a restaurantes como medio tumbada", ha dicho al explicar que ya se había quitado la faja de cuerpo entero, pero que sigue llevando dos fajas tubulares y una tabla de corcho pegada a la piel. "Cuanto más tiempo las lleve, mejor para marcar la cintura y la cadera", ha asegurado en El programa de Ana Rosa. "El resultado de este tipo de operación se empieza a ver a partir de los tres-seis meses y el resultado final al año. Ahora mismo veo resultados, pero los definitivos. Todavía tengo inflamación", ha añadido.
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La hija de Rocío Carrasco y Antonio David Flores ha contado que el postoperatorio de la lipoescultura es muy doloroso, sobre todo, los diez primeros días. "No puedes hacer nada prácticamente sola, yo los pasé de la cama al sofá y del sofá a la cama", ha contado en una rueda de pregunta con sus seguidores. De momento ha perdido cuatro kilos y, aunque no tiene la piel "muy flácida", tiene que ganar masa muscular. Por eso, tiene pensado ir al gimnasio en cuanto pueda. "Tengo que empezar a hacer deporte e ir poco a poco endureciendo. Ya puedo empezar por las piernas y la espalda. Todo menos abdominales", ha declarado.
Rocío ha confesado que estuvo un mes entero sin quitarse la faja de cuerpo entero ni para ducharse. "Era como un neopreno. Me bañaba con ella y luego me secaba con el secador. Ese momento era un suplicio", ha recordado. Las fajas que lleva ahora son algo más cómodas y se las puede quitar para dormir. Sin embargo, siguen dificultado su día a día. Una de sus seguidoras se ha interesado por cómo va al baño y la colaboradora, con total sinceridad, ha respondido lo siguiente: "Hago pis de pie. Aprendí con la faja de cuerpo entero, que tenía un agujero en medio. Ahora que no la llevo y llevo las tubulares tampoco puedo sentarme bien con ellas puestas. Así que decidí hacer pis de pie y la verdad me va bastante mejor".
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La primera vez que vimos a Rocío Flores en un plató de televisión fue en 2017, cuando fue a sorprender a su tía, Gloria Camila, tras su paso por Supervivientes. Tres años después, fue ella quien participó en el concurso. De Honduras volvió con 16 kilos menos y desde entonces ha afinado su silueta cuidando su alimentación y sometiendose a diversos tratamientos para reducir, tonificar y moldear su cuerpo. Antes de realizarse la lipoescultura se operó el pecho. "Me he valorado tan poco y me he querido tan poco, que ahora me encuentro bien conmigo misma", dijo tras los cambios realizados.