Iñaki Urdangarin lleva un año de lo más mediático desde que el pasado enero fuera fotografiado de la mano junto a Ainhoa Armentia, una vitoriana a la que conoció en el despacho de abogados de la ciudad vasca donde ambos trabajaban. Desde entonces, su vida ha vuelto de nuevo a los titulares y en todos estos meses hay una persona que siempre ha permanecido a su lado tras su ruptura con la infanta Cristina. Esta persona es su madre, Claire Liebaert, de 86 años, que se ha mantenido junto a él en todo momento. Al exdeportista se le ha visto en muchas ocasiones junto a su progenitora, siempre muy pendiente de ella, dando paseos por la capital vitoriana o por medio de la naturaleza. Madre e hijo están muy unidos y por eso hace unos días se les vio volviendo a hacer un plan juntos, esta vez en Burgos.
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Urdangarin y su madre viajaron hasta la ciudad castellana hace unos días para animar a Pablo, de 21 años, segundo hijo del que fuera deportista y de la hermana del rey Felipe, que juega en las filas del Barcelona de balonmano. Como dos aficionados más, Claire Liebaert se sentó junto a su hijo en las gradas del polideportivo burgalés de El Plantío para ver el partido de la fase de ascenso a Asobal que enfrentó al UBU San Pablo Burgos con el combinado catalán, según informa la prensa local.
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El cuñado de don Felipe vive con su madre en un piso en una urbanización privada de Vitoria. Dada la cercanía entre Burgos, donde su hijo Pablo disputó el encuentro, y su actual residencia -apenas 123 kilómetros, algo más de una hora por carretera- decidió llevarla para que presenciara en directo la emoción de la cancha.
El nieto de los reyes Juan Carlos y Sofía, que juega como extremo derecho, anotó un gol para su equipo que ganó por un ajustado 31-34 al conjunto burgalés. Pablo Urdangarin tiene una gran proyección como jugador de balonmano, disciplina en la que su padre fue jugador profesional, también en el Barcelona, e internacional con la selección española
.
Lo cierto es que Pablo Urdangarin no solo ha recibido el apoyo de sus padres en muchos de sus partidos, sino que toda la familia se vuelca y vibra con cada una de sus apariciones en el terreno de juego. Su abuela paterna no es ajena a su agenda deportiva y en los últimos meses también le ha arropado como cuando el pasado marzo acudió a un partido que el Barcelona de balonmano disputó en la localidad guipuzcoana de Zarautz. Abuela y nieto se mostraron de lo más cariñosos y dieron muestras de la buena relación que tienen.