Sofía de Borbón acaba de entrar en el club de los quince. De los brazos de su madre a las puertas del hospital, en la primavera de 2007, al estallido de la adolescencia en un abrir y cerrar de ojos. El tiempo también pasa rápido para las infantas.
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Era una fecha importante, pero su cumpleaños (29 de abril), como todos los que tienen lugar en palacio —a excepción de fechas redondas, como los cuarenta de la Reina o los cincuenta de Felipe VI—, no ha sido señalado de manera oficial. Sofía no perdió clases, Zarzuela no compartió nuevas imágenes y la celebración fue a puerta cerrada (como casi siempre, hubo un plan secreto), aunque cabe la posibilidad de que hicieran una escapada para ir al encuentro de la princesa Leonor.
No hay confirmación, pero tanto Felipe VI como doña Letizia tenían las agendas despejadas desde el pasado jueves y, coincidiendo con el cumpleaños de Sofía, el Día de la Madre en España, la fiesta de la Comunidad de Madrid (2 de mayo) y que la princesa tampoco tenía clases el lunes (era festivo en Gran Bretaña), puede que el plan no se ciñera a Madrid, pudiendo celebrar dos fechas importantes los cuatro juntos. No sería el primer viaje familiar, aunque, en este caso, acababan de pasar diez días juntos. Se echan de menos, las videollamadas y los mensajes son constantes, pero todas las ocasiones de verse son pocas.
Cumplir quince años en palacio es abrir una pequeña puerta a la vida oficial y personal, pero habrá que esperar, seguramente, un año más para saber cuáles serán los pasos que dará Sofía. De momento, sigue centrada en sus estudios y sin hacer casi apariciones públicas. De hecho, fue el regreso a casa de su hermana, en Semana Santa, la que nos la trajo de vuelta a escena.
Rubia, guapa —aun detrás de su mascarilla—, altísima, con su marcada personalidad —independiente, espontánea y libre— y todo su encanto.