Rossy de Palma, una de las actrices más conocidas del cine español y musa de Jean Paul Gaultier, se sinceró sobre su vida privada durante un viaje a Ruanda con Jesús Calleja. La artista, de 57 años, habló con total naturalidad de su pasado sentimental con el padre de sus dos hijos, Gabriel y Luna, a quien conoció cuando trabajaba en París. Según contó, al principio todo era muy bonito, pero cuando se quedó embarazada "las cosas empezaron a ir mal". "Empezó a ser más posesivo, quería tener el don de mando y bloqueaba mi instinto maternal. Me sentía angustiada. Me montaba un pollo cuando menos lo esperaba y de forma arbitraria", relató la intérprete mallorquina.
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Aquel momento fue muy duro y Rossy se centró en el cuidado de Gabriel (1998) y Luna (1999). "Cuando estás en la supervivencia no estás para pensar si eres feliz o infeliz. Estás para salir de ahí. Mis hijos me daban mucho fuerza y yo quería estar bien para ellos", confesó. La situación se fue volviendo cada vez más complicada y un día tuvo que intervenir la policía en su casa de París por "un suceso violento". "Tuve miedo y me vi a mí mísma desde arriba... Tuve que ir al hospital y una señora que ayudaba a mujeres maltratadas me dice que lo que tenía que hacer era cambiar la cerradura de mi casa, coger a mis hijos, que eran muy chiquititos, y marcharme para Madrid. Y eso es lo que hice".
A pesar de todo, Rossy solo se queda con la parte positiva. "Yo por amor bajé al infierno, es verdad que como subí con dos ángeles, que son mis hijos, no me arrepiento de haber bajado, pero bajar bajé". Esos dos ángeles, Gabriel y Luna, viajaron con ella a Ruanda, como se observa en estas fotos, compartieron sus vivencias. "Mi madre ha hecho un trabajo excepcional. Nosotros los regalos del Día del Padre se los hacíamos a ella", señaló Luna, que estudia Humanidades y Comunicación Digital, toca el violín, canta, pinta y ha hecho sus pinitos como modelo. La actriz, al escuchar las palabras de su hija, puntualizó: "Pero yo no estoy orgullosa de eso, a mí me hubiera gustado que hubieran tenido una figura paterna. No ha podido ser, porque el padre nos salió rana, pero me hubiera gustado".
La joven aseguró que apenas conocen a su padre. "La primera vez que le vi como persona adulta fue hace dos años, antes de la pandemia, y fue surrealista. Me di cuenta de que no le conocía y que él se había perdido conocerme a mí", dijo Luna mientras su hermano asentía. "Tengo en mi vida a gente que me quiere, no me han podido criar mejor, estoy rodeada de amor. Mi madre siempre me ha dicho: 'No le odies, porque el odio a quien hace daño es a ti'", añadió. "No podemos estar generando odio y culpabilidad a una persona que ha sido la primera víctima de sí misma", reflexionó Rossy.