Manuela de Arenzana y Martos ha crecido en una familia de artistas, rodeada de arte, creatividad y belleza. Su abuelo, Raphael, es uno de los cantantes españoles más famosos, exitosos y premiados de las últimas seis décadas. Su abuela, Natalia Figueroa , hija de los marqueses de Santo Floro y nieta de los condes de Romanones, es una reconocida escritora y periodista muy vinculada al mundo de la cultura. Su madre, Alejandra Martos , es restauradora de pintura en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Sus tíos, Jacobo y Manuel, son productores de música y cine. Y su tía, Toni Acosta, es una de las actrices y humoristas más queridas de nuestro país. Sin embargo, Manuela, que acaba de cumplir dieciocho años, ha decidido no seguir los pasos de la dinastía Martos. Ella quiere ser psicóloga y sueña con ser criminóloga.
“Estudia Psicología, pero no sé dónde terminará”, explica Alejandra a ¡HOLA! durante una sesión de fotos en la que madre e hija posan con los bolsos de De Chávarri, la firma fundada por las hermanas Curra y Cristina Chávarri. Tras el shooting, la propia Manuela nos revela que también sueña con estudiar Criminología, la ciencia que investiga las mentes de los criminales y sus víctimas. Pero la pasión por el arte también corre por sus venas. “Dibuja divinamente y tiene mucha sensibilidad para el arte. No sé a quién se parece más, tiene un poco de los dos”, apunta su madre, refiriéndose a ella y a su exmarido, el ejecutivo Álvaro de Arenzana, del que se separó en 2020.
Manuela, al igual que su madre, ha tenido una formación internacional y cosmopolita. Durante cuatro años vivió con sus padres y su hermano pequeño, Carlos, que tiene quince, en México. La familia se trasladó a ese país por el trabajo del padre, Álvaro, que es director de experiencia al cliente de Vidanta, uno de los grupos más importantes de hoteles de lujo y resorts de América Latina. Entonces, Alejandra pidió una excedencia en el museo Thyssen, al que regresó poco después de su separación. La ruptura fue amistosa y la expareja mantiene una relación cordial.
“A Manuela le gusta más la música de ahora, pero le encanta ir a ver los conciertos de Raphael y seguir sus giras”
Los padres de Manuela se casaron en 2001 en una gran boda celebrada en Boadilla del Monte, a la que acudieron desde Rocío Jurado hasta Alaska, pasando por Lina Morgan y los Aznar-Botella. La nieta de Raphael se crió rodeada de celebridades y personalidades de todos los ámbitos: la música, la moda, la cultura, la aristocracia, la política… Su tío Jacobo estuvo casado con la actriz Toni Acosta, y su tío Manuel, con Amelia Bono, hija de José Bono.
“Mi hija fue un poco más guerrera en su época de adolescencia temprana. No rebelde, pero sí guerrera. Fue una fase. Es una chica disciplinada en la universidad. Es muy ordenada en algunas cosas, y más caótica en otras. Es muy distinta a mí”, asegura Alejandra. Pero comparten muchas cosas. “Nos gusta ir juntas a tiendas, salir a comer, visitar museos. A veces sube al taller de restauración y le enseño en lo que estoy trabajando. Tenemos una relación muy bonita. Ya es más mayor y hablamos de cosas de adultos”.
Ahora, madre e hija son imagen de De Chávarri, la marca de las hermanas Chávarri. La tía de Manuela, Toni Acosta, también participa en la campaña. “A las dos nos gusta la moda”, reconoce Alejandra. ¿Su hija quiere ser influencer? “No lo creo”, responde la restauradora de arte. “Ella se quiere comer el mundo. Eso me encanta. Es una niña con muchas ganas de conocer y saber y de probar cosas. Pero no creo que le interese ser influencer”.
La familia Martos forma una gran piña. “A mi padre y a mi madre les gusta tener a su tribu cerca. Les encanta tenernos en su casa y afortunadamente a nosotros nos gusta ir. Vamos casi todos los fines de semana”, dice Alejandra. Manuela está muy unida a su abuelo, Raphael, y a su abuela, Natalia Figueroa. “Es muy fan de las canciones de su abuelo. Mi hijo pequeño, Carlos, tiene alma vieja y escucha clásicos que le encantan a mi padre: Frank Sinatra, Johnny Cash… A Manuela le gusta más la música de ahora, pero le encanta ir a ver los conciertos de Raphael y seguir sus giras”, dice Alejandra.