En un serial televisivo. En eso es en lo que se ha convertido la vida de Francisco y Naomi Apolinar, reconocida como hija del cantante mediante una sentencia judicial en 2008. ¿Su última entrega? El juicio al que tuvieron que asistir tras solicitar el intérprete de Latino una rebaja de la manutención, estipulada en 500 euros mensuales.
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Se trataba del primer encuentro del artista con la joven de veintiún años, que llegó junto a su madre, la bailarina dominicana Denia Apolinar. Con gesto triste y voz afligida, Naomi atendió a los medios de comunicación a la salida de los juzgados, desvelando que el cantante “no se ha dignado ni siquiera a mirarme” y que “el abogado me ha dicho que, antes de que yo entrase en la sala, Francisco había declarado que no sentía que fuese su hija y que si lo soy es solamente porque lo ha dictado un juez”.