Hace seis años, el amor llevaba a Priscila de Gustín a instalarse en el otro lado del mundo. Bali se convertía en su hogar y allí ha cumplido junto a Pablo Cutillas , el exfutbolista con quien acaba celebrar su décimo aniversario, su sueño de formar una familia numerosa. La modelo madrileña ha posado por primera vez con él y con sus tres hijas en las páginas de nuestra revista, donde nos ha relatado cómo es su vida en este paradisíaco enclave del océano Índico al que denominan la isla de los dioses. Allí tienen una escuela de surf y trabajan en la fundación Priscila de Gustín, con la que realizan diferentes proyectos para niños con discapacidad, tanto en Indonesia como en España.
Una vida en el paraíso, que en los últimos años se les complicó un poco a causa de la pandemia. Y es que hasta hace muy poco, la isla estuvo cerrada al turismo y ellos no han podido ir a España desde hace dos años y medio. Uno de los momentos más duros fue cuando su padre falleció -hace casi dos años- y ella no pudo viajar para despedirse de él, ya que las restricciones que había por entonces le impidieron volar.
Por otro lado, también pasaron miedo cuando ella pasó el covid en las últimas semanas del embarazo de Malia, que nació allí el pasado verano. Así nos ha contado Priscila cómo vivió el confinamiento en Bali y el nacimiento de su hija pequeña, que asegura que fue “diferente”. Su primera hija, Teresa -de ocho años- nació en España, Alanah -de tres- también, ya que aunque vivían ya en Bali prefirieron regresar por miedo; pero con la pequeña les hacía ilusión que fuera allí y por las restricciones, aseguran que tampoco tuvieron mucha opción.
-¿Cómo vivisteis el inicio de la pandemia?
-Fuimos a España a pasar navidades y a la vuelta a casa, en enero de 2020, fue cuando empezó toda la pandemia. Hemos seguido las noticias de España por familiares y amigos y, en comparación, creo que aquí se ha pasado diferente porque no ha habido tanta restricción, más que en momentos puntuales, y la ola más grande llegó justo cuando España mejoraba.
¿Cómo se vivió el confinamiento en Indonesia?
La isla ha estado cerrada al turismo durante mucho tiempo y, gracias a Dios, parece que ahora vuelve a normalizarse la situación. Al principio, pasamos un poquito de miedo por la lejanía de la familia y por no estar seguros de las capacidades sanitarias para atender a los 260 millones de habitantes que tiene Indonesia. No había vuelos y estábamos un poco desinformados, por lo que muchos de los expatriados optamos por ser más cautos con nuestra salud, no por imposición, sino por responsabilidad. Nos hemos vacunado aquí, siguiendo todos los protocolos que el país ha impuesto, y el miedo más profundo fue cuando cogí la enfermedad a las 37 semanas de embarazo, lo cual produjo unas pequeñas secuelas en los balances analíticos de Malia, que a día de hoy están solventadas.
-Menos mal, qué difícil se os puso todo
-También fue difícil la obtención de papeles, la ‘burocracia’, que si ya de por sí es complicada en Indonesia, con una pandemia obtener el pasaporte español de una niña nacida en Bali no es fácil, más aún cuando nuestra embajada está en Jakarta y no se podía volar. Fue un problema que después de seis largos meses conseguimos solventar y a día de hoy, Malia es ciudadana española nacida en Bali.
-¿Cómo fue el nacimiento de Malia?
-Si os contara la experiencia del parto en un hospital de Bali, necesitaríamos varias ediciones… pero en resumen, es “diferente”. Como también lo es la obtención de papeles y el registro, son países muy diferentes y sabíamos a lo que nos exponíamos. Si Pablo en un hipotético caso se saliera con lo de ir a por el niño, lo tendríamos en España.
-¿Os ha cambiado mucho la vida ser padres?
-Desde el día que nos volvimos a encontrar -ya que nos conocemos hace muchos años- y empezamos este camino juntos, nos sentamos uno enfrente del otro y ambos coincidimos en querer formar una familia. Estábamos preparados para el cambio y la naturalidad con la que vivimos hace que cuantos más seamos, mejor lo pasamos.
-Dentro de poco es el Día de la Madre, será el primero como madre de tres, ¿tenéis pensado celebrarlo de alguna manera especial?
Para mi todos los días son el Día de la Madre y así me siento, al igual que el del Padre, pero es cierto que es un día especial por que las niñas traen sus regalos y lo pasaremos juntos como hacemos todos los días… Nunca se sabe si caerá alguna sorpresa (dice riendo).