Malú está pletórica porque, por fin, vuelve al lugar donde se siente más feliz: sobre un escenario. La artista se encuentra presentando su gira Mil batallas, que la llevará por todos los rincones de nuestra geografía en los próximos meses y donde cantará las canciones de su último disco, llamado igual que el tour y que salió a la venta el pasado mes de octubre. Se trata de unos directos muy esperados ya que la artista no ha salido a la carretera desde hace cuatro años por una lesión en un tobillo, la pandemia y su maternidad, que darán el pistoletazo de salida en el mes de mayo en Madrid y terminarán en septiembre en Barcelona, , que salió a la venta el pasado mes de octubre. La interprete de Aprendiz, de 40 años, lleva desde muy jóven dedicándose a la música pero ha desvelado algunas divertidas anécdotas de sus inicios, relacionadas con su profesión y con su madre, que no tienen desperdicio.
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- 'Ganas de veros', la felicidad de Malú al dar buenas noticias ¡por partida doble!
Malú comenzó sus shows con tan solo 16 años, por lo que su madre, Pepi Benítez, la acompañaba en todos los conciertos. Ambas viajaban en el autobús junto con el resto de músicos porque al principio "me ayudaba a cambiarme de ropa, me ayudaba a todo", ha explicado en El Hormiguero. Ha confesado que su madre por ella "ha hecho todo" y ha querido destacar un divertido momento que vivieron en el Palau de la Música de la Ciudad Condal. Ha reconocido que siempre le ha gustado mucho lo de los cambios de ropa "aunque me lo tuviera que coser yo" porque le dan mucha vida al show. Mientras estaba haciendo haciendo uno de esos cambios de vestuario, se atascaron abrochando un vestido y comenzó a sonar fuera la canción. Al no estar preparada para salir al escenario puesto que estaba a medio vestir, empezó a pedir nerviosa que le llevaran el micrófono a ver "cómo salgo de esta". Ni corta ni perezosa empezó a cantar desde el camerino, ha recordado entre risas mientras ha afirmado que "ahora tendría más recursos".
Pero lo historia no acaba ahí y no salió todo lo bien que esperaba ya que, nada más comenzar a entonar la balada que sonaba en ese momento desde el camerino, su madre comenzó a gritarle: "Baja la cabeja, narices, que si no, no puedo abrocharte esto", ha contado divertida. Malú trataba de indicarle con gestos a Pepi que se callara que estaba ya actuando y que su voz se escuchaba fuera. Algo que no entendió y comenzó a darle collejas para que se pusiera bien para poder cerrarle el traje, con lo que la boca de la coach de La Voz golpeaba con el micrófono,ha relatado divertida.
Después de pegarse así un buen rato, consiguieron abrochar el modelo y la cantante de A esto le llamas amor salió al escenario de nuevo y, como dicen que no hay mejor defensa que un bien ataque, fingió que todo eso estaba preparado y continuó con el show como la diva que es. Lo que no esperaba es que, la cosa no había acabado ahí, su madre le habia enrredado todo el pelo en el enganche y no podía apenas mover la cabeza. Llevaba como "una coliflor en la cabeza", no sabía qué pasaba y por qué no podía mover el cuello, miró a su madre y la vio en el backstage con cara de terror, "no sabes el estropicio que me hizo", ha contado entre carcajadas escenificando el cómico momento.
Parece ser que no es la primera vez que su madre "se la lía". Malú ha narrado también que, en otra ocasión, también durante un cambio de vestuario, donde su madre le ayudaba para hacerlo más rápido. Pepi es, según su hija, "una andaluza muy nerviosa" y aunque tú le digas que una cosa se pone de una manera ella te conesta: "que no, que esto es así y es así". Con lo que Malú confió en el criterio de su madre. Salió al escenario para comenzar de espaldas el siguiente tema. La escenografía iba con un contraluz en el que la intérprete de Blanco y negro veía en la sombra que proyectaba una silueta extraña. Tenía que comenzar la canción extendiendo y abriendo los brazos como en cruz y al hacerlo "todas las etiquetas porque mi madre me lo había puesto al revés".
Supo salir del atolladero actuando con un brazo pegado para taparlas pero "lo mejor no es eso, es que cuando comienzo a andar, me doy cuenta de que también me había puesto las botas del revés", ha desvelado sin poder para de reir. Para solucionar el problema decidió sentarse en la escalera porque no podía caminar con la mala suerte de que "tenía 16 ó 17 años, llevaba unos calcetines de Piolín y pensaba; "con todo lo que me ha costado armarme una imagen, va a acabar todo con estos calcetines"", ha relatado.
Tantos años sobre un escenario dan para mucho y le han sucedido infinidad de cosas. En uno de los shows llevaba un gran anillo en el dedo gordo. En un momento de entrega del espectáculo bailando, la joya voló y "de repente, veo a una señora en la primera fila tapándose la cara mientras yo pensaba: "ay, madre mía que la he matado"". La señora estaba sangrando y había perdido un diente por el impacto de la pieza. Se pasó el resto del show pensando "¿yo cómo arreglo esto? ¿Tendré un seguro que lo cubra", ha recordado con una sonrisa. Rápidamente, su equipo se fue a preocupar por el estado de la fan e informaron a Malú de que estaba todo bien. Ella no se podía sacar de la cabeza lo del diente hasta que le confirmaron que "venía sin él".
Su música le llevó a actuar en un crucero privado en las Islas Griegas, que ella no estaba muy convencida de hacer porque "yo no voy a poder cantar en un barco que eso se mueve mucho". Por si este detalle no fuera suficiente, les cogió "la tormenta más grande que ha habido allí en los últimos años". Ha simulado como el fue el concierto, moviéndose al ritmo del barco de un lado para otro, perdiendo constantemente la estabilidad, tal era el movimiento que algunos miembros del coro no pudieron ni salir del mareo. Ha rememorado que ella se agarraba al pie de micro "para no moverme de ahí".
Y si de de tocar en sitios raros se trata, esposible que Malú se lleve la palma, ya que ha desvelado que ha tocado en un campo de tiro y en uno nuclear que "al día siguiente vimos en los periódicos que había habido una fuga". Y ella pensaba: "Con la de mojitos que llevamos, cómo nos ponen delante una chimenea nuclear enfrente con la que llevamos nosotros encima", ha explicado de una manera muy simpática. En otra ocasión ha explicado cómo se le quedó enganchado el cuello por un tirón y no podía moverlo, pidió a un miembro de su equipo que llamaran a una ambulancia para que "le inyectaran algo para el dolor y poder seguir con el espectáculo". Cuando llegó la ambulancia salió directa del escenario hacia ella, con los earline puestos, unos cascos que le aislan de todo durante el show, "me bajé los pantalones indicándoles donde me tenían que pinchar. El médico me hacía gestos señalándome el cuello, que yo pensaba "está loco" como me van a pinchar ahí. Mientras mi madre me subía todo el rato los pantalones", ha dicho entre carcajadas.
Resulta que todo fue un malentendido y lo que querían era "darme un masaje en el cuello, así que me marché de nuevo a continuar el show y me acabé pinchando yo", ha explicado, finalizando de contar algunas de las anécdotas más locas que le han ocurrido en sus 25 años de carrera.