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Sonia Ferrer se viste de novia y nos desvela detalles de su próxima boda con Sergio Fontecha

‘Lo único que puedo adelantar de mis vestidos es que no voy a aparecer disfrazada y que tendrán mucho que ver con mi forma de ser’

19 de abril de 2022 - 9:04 CEST19 abr 2022 - 9:04 CEST

Sonia Ferrer está próxima a una de las citas más importantes de su vida. Por ello, la presentadora y actriz no quiere dejar nada a la suerte y prepara cada detalle para su boda, que celebrará este verano, en la sierra de Madrid. Una ceremonia civil en la que refrenderá su amor y compromiso con Sergio Fontecha , su cómplice desde hace año y medio, un licenciado en Derecho y Ciencias Policiales e inspector de la Policía Nacional. En la cuenta atrás para el gran día, Sonia posa emocionada con vestidos de novia de Aire Atelier 2022, la firma que se encargará de su traje. Unos diseños confeccionados tan delicadamente que entre cada una de sus puntadas se pueden vislumbrar los sueños e ilusiones de un amor para toda la vida, como nos cuenta la novia al término de la sesión.

—Sonia, ¿cómo te sientes a tres meses de tu boda?

—Estoy muy contenta y con muchas ganas de que llegue el día, sobre todo, porque esta vez estoy preparando las cosas a mi manera. No tengo nada en contra de mi primera boda, pero ahora será la celebración que nosotros queremos y con la gente que sé que nunca va a salir desperdigada de mi vida.

—¿Cómo vas con los preparativos de boda?

—Si me encuentras así de relajada, es porque el grupo Inbodas me está ayudando muchísimo con todo. Es más, gracias a ellos tengo fecha y finca para casarme este verano, si no, habría sido imposible. Será el treinta de julio en El Patio de Ángela, un espacio perfecto que está cerca de mi casa y que se encuentra entre Valdemorillo y El Escorial. Llevaré dos vestidos, seremos unos cien invitados y me acompañarán, por supuesto, mi hija, mis perros, mi poni y mi cabra.

“Lo único que puedo adelantar de mis vestidos es que no voy a aparecer disfrazada y que tendrán mucho que ver con mi forma de ser”

—¿Crees que serás de las novias que adelgazan mucho antes de la boda de puro nervio?

—En absoluto. Lo único que hago es engordar de felicidad. Imagino que me pondré nerviosa a medida que se acerque el momento. Es un día muy importante para mí y tengo ya muchas ganas de vivirlo.

—Con la mano en el corazón, Sonia, ¿pensaste alguna vez que tendrías que elegir de nuevo tu vestido de novia?

—Nunca. Es más, si me lo hubieras preguntado hace cinco años, habría rechazado la idea por completo y te habría dado un discurso sobre lo innecesario que es casarse de nuevo. Mira por dónde, ahora tengo que tragarme mis palabras y te digo que estoy deseando volver a hacerlo. Hace cinco años, también te habría dicho, probablemente, que lo del amor para toda la vida es un cuento, pero ahora tengo una relación que nunca había tenido y que sí me ha hecho creer en esta clase de amor.

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—¿Qué requisitos debe cumplir el vestido de tus sueños ahora?

—¡Uff…! No lo sé. Aire Atelier ha sabido centrarme porque yo quería un día una cosa y, al día siguiente, otra. Han cogido las ideas más importantes y las han plasmado en un diseño. Evidentemente, no te voy a dar detalles porque, como cualquier otra novia, no quiero dar pistas de lo que voy a llevar.

—Te entiendo, pero, para no morir de curiosidad, danos aunque sea una de cómo será… tradicional, bohemio, clásico. ¿Cómo lo describirías en una palabra?

—Lo único que puedo adelantar de mis vestidos es que no voy a aparecer disfrazada y que tendrán mucho que ver con mi forma de ser.

—¿Has participado en el diseño o has confiado en las manos expertas?

—Ha sido una decisión conjunta, porque los expertos son ellos. Llegué, nos reunimos, les expliqué la idea que yo tenía en la cabeza y ellos le han dado forma.

—Toda novia tiene su corte de honor, ¿cómo vas con los otufits de tu hija, Laura?

—Bien, ella irá con algo que vaya acorde con mi vestido. Cosa que no es fácil, porque tengo que negociarlo con ella. A Laura no le gusta mucho eso de ir de compras y no suele mirar lo que se pone. Si por ella fuese, iría en chándal toda su vida. Es muy práctica y poco presumida, de momento. También es verdad que tiene tan solo once años y que puede cambiar de un día para otro.

“Laura tendrá un papel muy especial en la ceremonia. Ella es mi persona favorita y la más importante de mi vida”

—¿Reservas para ella algún papel especial en la boda?

—Desde luego. Para mí es muy importante que tenga un papel protagonista. Ella es mi persona favorita y la más importante de mi vida. Ha marcado mucho los tiempos en mi relación y no hubiera dado ningún paso si ella no hubiera estado de acuerdo al cien por cien con la boda. También he querido que participara en todos los preparativos.

—¿A Sergio le cuentas cosas de tu vestido, le pides opinión o prefieres que sea una absoluta sorpresa el día de la boda?

—Nada, no le cuento nada. Y si le doy alguna pista, se la doy falsa (ríe), como he hecho con casi todo el mundo. No quiero que nadie se lo espere. De todos modos, tampoco él tiene muchas ganas de saber y no me pregunta por si acaso se lo cuento.

—¿Él está participando en los preparativos o lo deja todo en tus manos?

—Colabora absolutamente en todo. Sergio es un adulto muy funcional, como tendrían que serlo todos, aunque, por desgracia, no sea así. En nuestro día a día, compartimos todo al cincuenta por ciento: las tareas de la casa, otras responsabilidades y, por supuesto, la organización de la boda.

—En el tema de los accesorios, ¿eres de muchas o de pocas joyas? ¿Qué vas a llevar?

—No lo sé todavía. No creo que me ponga muchas.

—Para un día así, ¿habrá alguna joya con historia..., a modo de recuerdo familiar?

—No lo he pensado aún, pero alguna tengo y, seguramente, la llevaré.

“Estoy muy contenta y con muchas ganas de que llegue el momento, sobre todo, porque esta vez estoy preparando las cosas a mi manera”

—¿Qué te ha dado Sergio para tomar la decisión de casarte en tan poco tiempo?

—Todo lo que yo esperaba de una relación, y lo que no esperaba también. Sergio es tremendamente inteligente, divertido, maduro, funcional y se lleva de maravilla con Laura. Tienen una relación envidiable y una complicidad que me emociona.

—¿Os gustaría aumentar la familia?

—Los dos lo hemos hablado con mi hija y la conclusión a la que hemos llegado es que no. Sería muy bonito, pero tengo ya cuarenta y cuatro años y no me apetece pasar por los riesgos que me puede suponer un embarazo ahora. Además, está Laura, así que no siento que me pierda nada.