Después de vender más de 3.000.000 de ejemplares de sus novelas románticas, Elísabet Benavent regresa con un nuevo éxito. Todas esas cosas que te diré mañana sale a la venta el próximo 12 de mayo para contar al mundo la historia de amor de Miranda y Tristán. El relato comienza por el final. "Con esta pareja rompiendo". Y la autora se ha permitido una pequeña licencia en este libro. "Toca un pelín la ciencia ficción". A pesar de los nervios, confía en sus lectores, casi todos tan fieles como Cristina Pedroche, que se ha declarado su fan. Cuando esta obra vea la luz, quizás bajé el ritmo de publicación. En menos de diez años ha escrito más de una veintena de libros. Algunos de ellos se han convertido en series. Otros en películas. La escritora, que descubrió el placer de la lectura gracias a La casa de los espírutus, de Isabel Allende, vive en un triunfo constante, pero tiene los pies en la tierra. Adora estar con su familia y sus amigos. Y tiene muy claro cómo debe ser el amor de pareja y que no quiere ser madre.
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- La historia de Isabel Allende en la que se refugió Ana Obregón tras la muerte de su hijo
- Eres una de las escritoras de mayor éxito. ¿Cómo es tu día a día?
Lo que más me pesa es la falta de rutina. Hay rutina, pero según la época del año. Cuando estoy escribiendo me voy acomodando un poco al momento en el que noto que tengo más fluidez, por ejemplo, cuando se acerca la fecha de entrega se me da mejor escribir de tarde-noche porque hay menos distracciones. Eso suele ser como tres meses o así. El resto del año manda lo externo. Todos los eventos que tengamos, firmas, giras fuera de España... Tengo poca sensación de dominio sobre mi rutina. Intento, eso sí, dormir, porque los últimos años he dormido muy poco. Intento leer y escribir todos los días, dedico bastante tiempo a las redes sociales, a contestar mensajes, a crear contenido... Es una rutina poco uniforme.
- Estás a punto de lanzar un nuevo libro, Todas esas cosas que te diré mañana. ¿Puedes adelantarnos algo sobre él?
Ha sido un trabajo difícil porque me he salido un pelín de los márgenes en los que me movía dentro del género. Es un libro que toca un pelín la ciencia ficción. Es un libro un poquito diferente a lo que estoy acostumbrada a escribir, pero es la historia de Miranda y Tristán, una historia de amor bastante convencional, no habla de grandilocuencias sino de esas cosas que vivimos cualquiera cuando estamos enamorados y que empieza justamente por el final, con esta pareja rompiendo.
- Al promocionar esta obra has preguntado a tus seguidores si cambiarían algo de su vida. Ahora te pregunto yo a ti. Si pudieras, ¿cambiarías algo de lo que ya has vivido?
Yo creo que todo el mundo tiene la espinita de esto tendría que no haberlo hecho o si hubiera dicho algo en ese momento... a todos se nos ocurre la respuesta perfecta en la ducha dos días después. O años después pensamos que lo que hicimos era equivocado, pero creo que todas las cosas, ya sean las dichas, las hechas, las pensadas, nos hacen ser hoy en día quienes somos. Es verdad que tengo algunas asignaturas pendientes aún con la Elísabet que soy y la que fui y probablemente también con la que seré, pero creo que estoy bastante satisfecha. Creo que las cosas que he hecho hasta el momento me han traído aquí y creo que estoy en un buen sitio ahora mismo.
- Cristina Pedroche es una de tus lectoras más fieles. ¿Notas que aumentan tus seguidores cuando comparte tus libros?
Sí. Entramos en Instagram para ver las estadísticas y había una subida de followers altísima. Me costó un poco averiguar que había sido porque Cristina (Pedroche) había subido el libro. Todas estas cosas, tanto a los escritores como a los músicos o a cualquier persona que genere contenido cultural, nos vienen fenomenal porque son unos grandes prescriptores, son grandes influyentes en todo el mundo y yo estoy muchísimo más que agradecida. Yo se lo he dicho muchas veces a Cristina. Lo más maravilloso de ella es que lo hace porque quiere y lo hace con las cosas que le gustan. Entonces yo creo que estas son las influencers que más me gustan.
- ¿Podrías vivir, a nivel profesional, sin redes sociales?
No lo sé, porque yo he nacido como autora también con las redes. Vienen de la mano desde el principio. Habría que hacer el experimento, pero yo creo que las redes han entrado en nuestra vida y han venido para quedarse. Quizá van a tener que evolucionar, pero han venido para quedarse. Son una ventana al mundo y hay una cosa que las hace muy útiles porque también nos permite recoger el feedback de nuestros lectores prácticamente a tiempo real. El día que sale el libro, a las horas, ya tengo feedback, es una ventaja enorme porque nos mantiene en contacto con la gente que nos lee y una profesión tan solitaria como es la del escritor es beneficioso.
- ¿Tienes muchos haters?
Tengo pocos, pero los que tengo se lo toman muy en serio (risas). No, tengo la suerte de tener una comunidad muy sana. De vez en cuando aparece alguien, pero yo tengo una política de tolerancia cero con el insulto y con la discusión entre mis propias seguidoras. Tengo el dedo rápido para bloquear en cuanto hay un insulto porque mis redes son un reino personal en el que podemos controlar lo que entra y el tono en el que se habla y yo quiero que el tono sea amable, sea un punto de encuentro y que todo el mundo se sienta entre amigos.
- Algunos de tus libros se han convertido en series. Otros en películas. ¿Estás contenta con el resultado?
Bueno... (risas) El escritor es muy celoso de sus personajes y de su historia. Somos como padres y no nos hace gracia que se lleven a nuestros hijos muy lejos de excursión, pero aprendes que has dejado de tener control sobre el libro en cuanto salió a la calle encuadernado y lo empezaron a comprar. Valeria fue la más complicada porque era mi primera adaptación y yo sentía que no tenía ningún tipo de experiencia en el mundo audiovisual y tampoco tuve mucho que decir. He disfrutado muchísimo más con la adaptación de la segunda temporada en la que he participado como productora ejecutiva porque me ha permitido sentir que he tenido muchísimo más control sobre el contenido. La experiencia de la película Fuimos canciones fue muy grata. Mucho más complicada porque tienes que condensar muchísimo contenido en 90 minutos de metraje. Yo estoy muy contenta con la película y estoy muy contenta con la segunda temporada de Valeria.
- ¿Te gustaría que otras historias tuyas se convirtieran en ficción?
Estamos ahora en el punto de preproducción de Un cuento perfecto, que también saldrá de la mano de Netflix. Estamos muy contentos, pero ya se sabe que las cosas de palacio van despacio y vamos muy poquito a poquito porque estamos intentando hacerlo todo muy bien. El equipo ha contado conmigo desde el principio como productora ejecutiva y estamos muy ilusionados con este proyecto.
- ¿Qué es lo que más te gusta de ti?
Soy muy amigable. Me gusto mucho cuando estoy con mis amigos y con mi familia, creo que soy una persona muy cariñosa.
- ¿Y lo que menos?
Tengo un montón de cosas horripilantes. Gestiono los nervios fatal, soy enfermizamente autoexigente, soy muy poco constante con algunas cosas, muy visceral para otras. Creo que me falta templanza, espero que los años me la den.
- ¿Qué libros lee Elisabet Benavent?
Me encanta la novela negra. Leo muy poca romántica porque tengo la idea de que al final me termino contagiando del tono de otras escritoras y me da mucho miedo. Intento leer de todo, pero cuanto más alejado de mi género mejor. Me gusta leer romántica, pero siempre la leo muy alejada del proceso de escritura para poder disfrutarla como lectora.
- ¿En qué momento decidiste ser escritora y cómo fueron tus inicios hasta conseguir el éxito?
Dice mi madre que cuando yo era pequeñita un día llegué del colegio y me habían puesto un 10 en un cuento que había escrito sobre un gusano y le dije que quería ser escritora, pero después de eso dije que quería ser historiadora, médico, periodista... o sea, que tampoco he sido muy constante en esto. Creo que ser escritora es un sueño que yo tenía un poco aletargado porque lo veía tan difícil que creo que ni siquiera me lo llegué a plantear muy en serio nunca. Yo siempre he escrito para mí, para ordenar mi mundo, para entender las cosas que pasan a mi alrededor, y al final cree a Valeria y una pareja de amigos míos me animaron muchísimo para que lo moviera. Me daba mucho miedo mandarlo a editoriales así que lo autopubliqué en Amazon y me contactó por Twitter la que sigue siendo hoy en día mi editora, sin la que yo no me imagino caminando por este mundo. Me dijo que había leído el manuscrito y que estaban interesados en evaluar la obra completa y hasta hoy.
- Tras publicar tantos libros en un tiempo récord, ¿te tienta pensar en un año sábatico?
No me tienta el año sabático porque no sé estar sin hacer nada. Si lo pienso fríamente podría invertir muy bien mi tiempo en leer, viajar y estar con mi familia... pero tengo un nervio dentro del estómago que me pide estar pegada al ordenador por lo menos un mínimo. Lo que sí que me tienta es ir espaciando las publicaciones porque creo que vamos a ganar todos. Yo voy a ganar en calma, en sentir que cuando saque el libro lo voy a sacar de la mejor manera posible, y creo que los lectores van a ganar en calidad. Creo que las cosas que se hacen con mimo y con tiempo se hacen mejor.
- ¿Te consideras una mujer romántica?
He pasado una temporada que pensaba que no, que yo era muy práctica. Y luego mis amigos me han abierto los ojos y he visto que soy prácticamente muy romántica. No soy de cosas pastelosas, a mí las grandes demostraciones públicas de amor y de más me arrugan un poco el ombligo, es como que me quiero esconder, pero tengo mi propia concepción del romanticismo. Sí creo en el amor y creo en el amor especial, el que te mueve las vísceras.
- ¿Qué significa para ti el amor de pareja?
El amor de pareja para mí tiene que ser el compañerismo sin competición, admiración, cariño, comprensión, pasión, paciencia... es muchas cosas. Yo creo que una pareja debe ser un mejor amigo con el que te apetece besarte.
- Has asegurado abiertamente que no quieres ser madre. ¿Te han hecho sentir como 'un bicho raro' por esta decisión?
Un bicho raro no. Me han hecho sentir egoísta. Me han dicho que sufro síndrome de Peter Pan, que quiero dedicarme solo a mí... y yo creo que no es eso. Hay muchas razones por las que no quiero ser madre y no todas son compartibles. Creo que por el hecho de tener un perfil público en redes sociales no tengo por qué ahondar en ciertas intimidades, de lo que siento o no siento acerca de la maternidad. Es una cosa que he dicho desde hace muchísimos años y que lo he hablado, sobre todo, con mis padres. Nunca he sentido una presión familiar, entonces me resulta bastante sorprendente que personas que no tienen nada que ver familiarmente conmigo se sientan ofendidas porque yo no quiera ser madre. Tengo unos sobrinos maravillosos con los que tengo ese vínculo con las próximas generaciones y yo tengo mis razones, pero, sobre todo, lo más importante es que no quiero y creo que se debe respetar a la mujer que quiere y a la que no quiere, y que nunca deberíamos meternos hasta la cocina en estos temas. Yo en mi caso siempre he tenido bastante claro que no quiero, pero tengo amigas que se les ha preguntado por activa y por pasiva y a lo mejor tienen problemas o no han podido y creo que es un tema que puede hacernos mucho daño. Y ya está bien. Basta de meterse hasta en la cocina en la vida de las mujeres.
- ¿Crees que alguna vez se acabará este debate?
No lo sé, tengo fé en que sí. Yo creo que las cosas están avanzando mucho. Tengo muchísimas amigas que son madres y nunca han puesto en duda mi decisión. Es verdad que por curiosidad se han acercado a preguntar y hemos hablado sobre sus visiones de la maternidad, mi visión de la no maternidad y es una conversación muy enriquecedora para ambas. Yo creo que en ese caldo de cultivo es donde se están criando las nuevas generaciones, por lo tanto, entiendo que van a venir con esto muchísimo más aprendido. Esperemos.
- Has cumplido tu sueño de ser escritora, ¿te queda algún otro por cumplir?
Me quedan muchísimos. El alma de uno se muere cuando se queda sin sueños. Tengo un montón de sitios a los que viajar por trabajo, que aún no he visitado y me gustaría, porque significaría que mis libros llegan allí. Personalmente también tengo muchos sitios a los que ir y disfrutar. Y me encantaría aprender guion, sentir que puedo, que soy capaz de escribir un guion. Hay un montón de cosas que quiero hacer y que son las que me mueven, sobre todo, a aprender.
- Cuando no trabajas, ¿qué sueles hacer?
Suelo estar con mis amigos. Mi madre siempre dice que si se cae el techo en mi casa que no me busquen entre los escombros. Soy una persona que le gusta mucho andar de aquí para allá, pasear, tengo unos amigos muy paseantes... Si me he perdido y no me encuentran que me busquen o en El amor hermoso, que es un bar de Madrid donde tengo muchos amigos, o en casa de cualquiera de mis amigos, por allí estaré.
- Tienes el reconocimiento de tus lectores, pero... ¿echas en falta algún reconocimiento literario?
No soy una persona que eche en falta medallas. El género romántico es un género muy denostado que genera mucha mirada de suspicacia. Tenemos siempre ligado a nosotros el término de literatura chica, de género menor. A mi me viene importando lo que es poco. Que me hablen siempre con respeto cuando me hablen a mí, eso sí, pero como cuando se habla de cualquier persona. A mí lo que me importa es el respeto de mis lectores. Creo que el público es soberano. Decide lo que lee y lo que tenemos que pensar es que cada persona que decide leer un libro está donando horas, que es una cosa que no va a poder devolverle nadie, así que eso es el mejor regalo del mundo. Luego que me miren o no me miren con más o menos condescendencia en eventos literarios... pues bueno, es lo que hay, no es cosa mía, no está en mi poder cambiarlo.