El pasado miércoles 30 de marzo, Angelina Jolie visitó por sorpresa a los niños ucranianos ingresados en el hospital Bambino Gesù, propiedad del Vaticano y ubicado en Roma. La actriz se mostró preocupada por la evolución de los más de treinta pequeños allí acogidos. “Rezo por el final de esta guerra. Ese es el único modo de detener el sufrimiento y las huidas de la zona del conflicto. Es horrible ver que los niños pagan el precio con vidas perdidas, una salud herida y traumas”, declaró la actriz, enviada especial del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados desde 2012.
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Jolie aprovechó su estancia en la capital italiana, donde había viajado para buscar localizaciones para su nueva película como directora, Without Blood (Sin sangre, en español), basada en la novela de Alessandro Baricco. La activista no estuvo acompañada por sus seis hijos, fruto de su matrimonio con Brad Pitt. Sin embargo, los tuvo muy presente. Especialmente a Zahara, de diecisiete años, a la que adoptó, en 2005, en Etiopía. ¿La razón? Estos días ha reaparecido Mentewab Dawit Lebiso, quien dice ser su madre biológica: “Me gustaría tener algún tipo de contacto, me gustaría ver su cara… Le pediría a Angelina que me deje hablar con ella”. Por ello, son días de emociones encontradas para la actriz.