La pandemia se ha llevado dos años de Coachella, pero por fin vuelve el 15 de abril el festival más famoso del mundo, y sobre todo el favorito de las celebs, que llenan el valle que le da su nombre durante 9 días de música, fiesta y camaradería. Amistades y romances han comenzado durante esta cita que hasta que el covid llegó a nuestras vidas se había convertido en el evento imperdible del año que además daba comienzo al verano por todo lo alto. Pero, ¿qué tiene Coachella que no tienen otros espectáculos centrados en la música como por ejemplo Burning Man o Tomorrow Land? Sigue leyendo para descubrirlo.
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La historia que explica su éxito más temprano
Desde el comienzo de su trayectoria, el Festival de Música y Artes de Coachella Valley tenía una ventaja única, se enfrentaba a Woodstock al centrarse en el arte en vez de los músicos más populares por la radio. Su organizadora era Goldenvoice, subsidiaria de la empresa de eventos AEG Presents, por lo que su influencia para atraer artistas siempre fue importante: en la primera edición, la de 1999, estuvieron Beck, Tool, Rage Against the Machine, los Chemical Brothers, Morrissey, A Perfect Circle, Jurassic 5 y Underworld, entre otros. Fueron solo tres días de música pero las críticas fueron buenísimas. Al año siguiente no se celebró y en 2001 se pasó a la que pasaría a ser su fecha definitiva, de octubre a abril, lo cual facilitaba las cosas al estar localizado en el desierto de Colorado, que tiene una temperatura media de ambiente de 32ºC.
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Desde aquel primer año, los mejores músicos han pasado por el festival, los más icónicos y representativos de las últimas décadas, como son Prince, Oasis, Björk, Red Hot Chili Peppers, Iggy Pop, Radiohead, Depeche Mode, Coldplay, Eminem, Madonna, Drake, Guns N Roses, Lady Gaga o Beyoncé, entre muchos otros.
Las superestrellas
Glastonbury fue el primero de los festivales que descubrió el poder de convocatoria que tenían las fotografías de modelos disfrutando de la música como personas "normales" y no como celebrities, pero nadie lo había hecho tan bien como lo hizo Coachella en los últimos años de los 2000 y los primeros de la década siguiente. Si Kate Moss era fiel a la versión británica de la cita, otras artistas y modelos de la época como Alessandra Ambrossio, Agyness Deyn, Kate Bosworth, Kirsten Dunst o Drew Barrymore, las más buscadas de la época, ya estaban disfrutando del festival en 2009. Aquel fue el año en el que tocaron artistas de la talla de Paul McCartney, The Killers, The Cure, Framz Ferdinand, MIA o Leonard Cohen, que habían conseguido atraer a más de 150.000 personas. La presencia de tantos rostros conocidos hizo que los anónimos quisieran también compartir la oportunidad, y sumado a una nueva política que impedía la compra de entrada de un solo día, el valle superó sus récords un año más tarde.
En 2010 se juntaron leyendas de Hollywood como Melanie Griffith y David Hasselhoff con estrellas adolescentes que ya habían entrado en la veintena, como Vanessa Hudgens, Paris Hilton y Lindsay Lohan. Un antes y un después, que empezó a significar que las entradas se acababan en cuestión de minutos. Con semejantes ejemplos a seguir, Coachella ya se había convertido en una cita interesante para los círculos de Hollywood, por lo que era cuestión de tiempo que llegaran las supermodelos de Instagram en ciernes, hijas de rostros conocidos y futuras influencers como Kendall Jenner, Gigi Hadid o Hailey Bieber (entonces Baldwin) comenzaron a destacar con sus apariciones en el valle de California.
La seña de identidad
En 2010 ya empezaba a notarse en Coachella que la asistencia de las celebs para ser vistas era imprescindible, lo que dio lugar a una pasarela de estilismos que rápidamente dio lugar a un estilo en particular. Botas de cowboy con vestidos veraniegos en tonos claros, minishorts con bolsillos a la vista, estampados con la bandera americana, muñecas llenas de pulseras, sombreros floppy y boho chic, entre muchas otras tendencias que se convirtieron en las más deseadas durante varios años.
Siempre en boca de todos
La mezcla de todos estos factores: los mejores músicos, las celebs y la pasarela de moda podrían haber sido suficientes para que el festival continuara teniendo éxito, pero no para ser el favorito año tras año y no perder la popularidad. Lo definitivo fue su capacidad constante de sorprender, y de darle a los artistas el espacio para probar nuevos espectáculos. Como cuando en 2012 Snoop Dogg utilizó una proyección del rapero fallecido Tupac Shakur, como si estuviera formando parte del concierto desde el más allá, una tecnología que sorprendió a todos los presentes y que copó todos los titulares. Lo mismo ocurrió con el show de Beyoncé en 2017 o con la aparición sorpresa de Madonna en 2015. También fue el primer gran festival internacional en incluir a los grandes artistas del trap y reguetón, lo que supuso la aparición de J Balvin y Rosalía en 2019, evidenciando y también propiciando, como la pescadilla que se muerde la cola, el abrumador éxito de la música en español en Estados Unidos.