Fernando Verdasco se ha visto obligado a abandonar el Open de la Comunidad de Madrid tras perder en segunda ronda contra el francés Manuel Guinard por 7-6(4) y 7-5. El tenista ha tenido que decir adiós al campeonato sin llegar a los cuartos de final y se ha refugiado en la familia tras la derrota. Su mujer Ana Boyer y sus hijos se han convertido en el apoyo más fiel del tenista de 38 años, juntos en la victoria y en la derrota, son ya habituales hinchas de cada una de sus citas, dentro y fuera de nuestras fronteras. Ahora en Madrid a ellos se ha podido unir el resto de la familia, demostrando que siguen tan unidos como siempre, a pesar de la distancia. Su padre, su tío, sus hermanas, su cuñado y sus sobrinas han sufrido cada punto como suyo desde la grada en esta cita tan especial para el tenista, que regresaba a casa.
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Tras proclamarse el mes pasado ganador de la ATP Challenge de Monterrrey, en México, el tenista vino a Madrid con la familia para participar en la primera edición del Open de la Comunidad de Madrid y aunque no ha podido finalmente proclamarse campeón, se ha dejado la piel en el torneo que se está celebrando por primera vez en la capital desde el 11 al 17 de abril. Competición y reencuentro familiar se han dado la mano tras su marcha a Doha junto a su mujer y sus hijos.
Han sido unos intensos días en los que ha contado con el apoyo de la familia al completo, no sólo su mujer y sus hijos. En el Club de Campo Villa de Madrid se han reunido todos, también sus hermanas Ana y Sara, su cuñado Juan Carmona, su padre José Verdasco y sus sobrinas, que han querido estar a su lado en este campeonato disfrutando de cada etapa. Son momentos cruciales para el deportista, ilusionado con su recuperación tras dos lesiones, de rodilla y codo, había vuelto con gran éxito a la competición a sus treinta y ocho años y este revés no ha debido ser fácil para él, que partía como cuarto favorito del campeonato y no ha podido llegar a cuartos de final. La familia, que ha estado desde niño apoyando su carrera, no le deja nunca de lado
Aprovechando los días de sol que se están disfrutando en la capital, Ana no se ha separado ni un momento del tenista, siguiendo con atenta mirada cada encuentro y arropándole en los momentos de descanso. Esta Semana Santa la familia se ha volcado con el tenista. La pareja está muy unida, se apoyan mutuamente y han sabido incluir a la perfección a sus hijos Miguel y Mateo en todos sus planes profesionales. La hija de Isabel Preysler, cuya máxima prioridad ahora son sus hijos, mantiene una estupenda relación con su familia política, Miguel y Mateo congenian muy bien con sus primas y se juntan a jugar en los momentos más relajados de la competición. La Semana Santa la han vivido todos pendientes del marcador.
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