El romance clandestino, que no era flor de un día, se ha convertido en una gran historia de amor. Tres meses después (a falta de unos días) de salir a la luz las imágenes de la traición, Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia han dado el salto a la libertad, van a su aire y hacen su vida. En el ámbito que les importa, el de sus familias, todo se ha aclarado. Los matrimonios están rotos y terminarán en divorcio, y, en su ámbito común, a golpe de encuentros secretos, el camino se ha ido despejando muchísimo, aunque, según ha podido confirmar ¡HOLA!, no habrían dado todavía el paso de irse a vivir juntos.
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Todo llegará… Mientras tanto, afianzan su relación intentando sortear a las cámaras con la ayuda de sus amigos —su red de apoyo— que les abren sus casas para protegerlos.
El día a día de la pareja
Ya no comparten las ocho horas que pasaban juntos entre las paredes de Imaz & Asociados, pero, igualmente, se ven la mayoría de los días. Algunas tardes, Iñaki la espera, sin bajarse del coche, en las calles aledañas a la asesoría y, desde ahí, hacen su plan. Otras, quedan en la escuela de yoga Sanatana Dharma o en Ciudad Jardín, en el piso familiar. Las visitas de Ainhoa a la casa de la madre de Iñaki, donde la infanta Cristina y sus hijos siempre encontraron un hogar, son una constante y, a estas alturas, y yendo todo tan rápido, se podría dar por hecho que muchas de las presentaciones familiares ya han tenido lugar. Además, Ainhoa no solo es la novia de Iñaki, también viene de lejos su amistad con alguno de sus cuñados.
Rutas de senderismo abrazados
Más allá del asfalto, y como apasionados que son de la Naturaleza y del deporte al aire libre, Urdangarin y Ainhoa también se escapan a los bosques de Álava para hacer rutas de senderismo por los parajes singulares que ofrece la provincia vasca.
Entre ellos, el parque natural de Garaio, a 25 kilómetros de Vitoria. El mismo al que se escapó Iñaki con su familia días después de publicarse las fotos que destaparon su infidelidad.
Tal y como se pudo ver en el reportaje publicado por ¡HOLA! en exclusiva, todos —su madre, sus hermanos, incluso algunos sobrinos— se volcaron con él haciendo piña a su alrededor.
Aunque no habrían dado todavía el paso de irse a vivir juntos, el amor triunfa, a la espera de sus divorcios
A Urdangarin y Ainhoa les encanta la zona del embalse Ullibarri-Gamboa y perderse por el parque de 116 hectáreas. Un espacio en el que se les ha podido fotografiar paseando entre arces y fresnos, charlando y viviendo su historia de amor con la mayor naturalidad y casi siempre abrazados.
Pero no todo se reduce a la ciudad o a los alrededores, la pareja también se sigue escapando a Francia. Cuando hay más tiempo de por medio, y coincidiendo casi siempre con los fines de semana, cruzan la frontera para esconderse en otro refugio secreto, que se presupone que está cerca de Bidart, donde pasa el verano la familia Urdangarin. Allí, donde los fotografiaron por primera vez paseando de la mano por una playa casi desierta.
Planes de futuro
El futuro de la pareja pasa por Vitoria, al menos de momento. Es posible que Ainhoa, que podría haber firmado ya su divorcio, abandone el hogar de su padre, donde se refugió tras hacerse pública su relación con su compañero de trabajo, pero no está tan claro que Iñaki deje de manera inmediata el domicilio de su madre, Claire Liebaert, con la que vive desde hace algo más de un año.
A sus ochenta y seis años, para la matriarca de los Urdangarin tampoco ha debido ser fácil. Por un lado, su relación con la infanta Cristina, a la que quiere de verdad; por otro, verse de nuevo en el foco y con un divorcio de por medio. El primero en su casa. Los seis hermanos del exdeportista están todos casados y, en su mayoría, son familias numerosas, que suman 24 nietos para Claire.
Han dado el salto a la libertad, van a su aire y hacen su vida, afianzando su relación con la ayuda de sus amigos, que les abren sus casas para protegerlos
Cuatro de ellos, los hijos de doña Cristina, sufren nuevamente una situación triste e inesperada, por mucho que Pablo haya ‘puesto paz’ y haya hecho declaraciones, como las que quedaron registradas tras su debut en la Champions: “Le deseamos lo mejor” y “estamos apoyándolo”, semanas después de ser el primero en aclarar el escenario de las polémicas imágenes con un “son cosas que pasan”.
Y es que, más allá de todas las especulaciones, nadie de la familia se lo esperaba. La hermana del Rey creía que su matrimonio era indestructible y que habían dejado atrás lo peor cuando la traición de su marido la arrolló como un tsunami. Por supuesto, Iñaki no le había hablado de Armentia y doña Cristina no tenía la más mínima sospecha de que le fuera infiel. Esa es la verdad. No solo no habían tocado en ningún momento el tema de una posible separación, sino que había planes firmes para retomar su vida en común, incluso alguno muy especial para celebrar sus bodas de plata (las cumplirían en septiembre), pero no fue posible.
El siguiente paso: el divorcio
Después de interrumpir su relación matrimonial en enero y de sus últimos encuentros en Barcelona y Ginebra, el siguiente paso ya está dado. La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin tomaron la decisión de divorciarse hace ya algunas semanas, aunque todavía no hay constancia de que hayan iniciado los trámites oficiales. Dado que la hermana del Rey reside en Ginebra y a fin de buscar la mayor privacidad posible, la demanda podría presentarse en la ciudad suiza —sería un divorcio internacional— en las próximas semanas.
Urdangarin viajaba estos días a Madrid para una reunión de trabajo, mientras que la infanta Cristina estaría preparando otra visita a Abu Dabi para ver de nuevo al Rey Juan Carlos
De momento, y según fuentes cercanas a doña Cristina, están preparando los papeles para la disolución del matrimonio y, además, con mucho adelantado gracias a los pactos que firmaron en previsión de ruptura antes de casarse, el 4 de octubre de 1997.
Las capitulaciones matrimoniales regulan justo eso: las condiciones, consecuencias jurídicas y el régimen económico —se casaron con separación de bienes—, además de otras disposiciones. Entre ellas, así fue en el caso de los ahora Reyes de España, la donación propter nuptias —regalos de familia—, pensiones, un posible acuerdo de confidencialidad, así como otro tipo de consideraciones personales en el caso de que su vínculo matrimonial terminara disolviéndose, como ha sucedido, de la manera más inesperada.
La Infanta es la tutora
La infanta es la tutora en estos momentos y en lo que respecta a sus cuatro hijos no habrá grandes cambios y seguirá haciéndose cargo de todo, como ha hecho en la última década. Aunque el convenio regulador deberá establecer cómo se distribuyen los gastos, las aportaciones nunca podrían ser igualitarias.
La hermana del Rey tiene dos sueldos como cargo de alta dirección en la Fundación La Caixa y en la Fundación Aga Khan, mientras que Iñaki acaba de adentrarse en una nueva etapa profesional como coach y gestor deportivo, tras abandonar el bufete donde trabajaba.
Las visitas de Ainhoa a la casa de la madre de Iñaki, donde la infanta Cristina siempre encontró un hogar, son una constante, y también se siguen escapando a Francia, donde fueron fotografiados de la mano
El exjugador de balonmano —olímpico en Atlanta 1996— cuenta con el apoyo de sus amigos de siempre, los que nunca le dieron la espalda y quieren ayudarlo a encaminar su vida, pero, al cierre de esta edición, no tendría solucionado su futuro laboral, a menos que las llamadas de los últimos días o los recientes viajes a Barcelona y a Madrid, donde estuvo la pasada semana en una visita relámpago, hayan dado algún resultado fructífero.
Por otra parte, y de acuerdo con el artículo 97 del Código Civil, Iñaki podría solicitar una pensión compensatoria, aunque, según los expertos consultados, difícilmente se la otorgaría un juez, ya que la pérdida de ingresos no vino determinada por haberse separado de doña Cristina.
La Infanta lo tiene claro
La infanta quiere a su todavía marido lo más lejos posible de su vida, pero otro tema es la familia que han construido, y en este punto sí tiene muy claro que hará lo posible para no perjudicarlo. Por lo que han vivido y por lo que tendrán que compartir en el futuro, todo fluirá de la mejor manera posible, porque, como señala su entorno, “no tiene ninguna ansia de venganza”. No lo hizo cuando saltó el escándalo e Iñaki estaba esperando la libertad condicional y no lo hará ahora, porque, ante todo, es el padre de sus hijos, y estos han estado siempre en el centro de todas sus decisiones. Juan, de veintidós años vive entre Inglaterra, España y Ginebra; Pablo, de veintiuno, concilia el deporte con sus estudios de Gestión Empresarial en la escuela de negocios European University, de Barcelona; Miguel, que celebrará los veinte a finales de mes, cursa Ciencias del Mar, en Londres, e Irene, que cumplirá diecisiete el próximo 5 de junio, estudia bachillerato en Ginebra. De los cuatro, es la única menor de edad y, por lo tanto, el acuerdo deberá determinar expresamente su custodia.
Unidos como una piña
Doña Cristina, que desde horas antes de que el reportaje saliera publicado (su marido de la mano de otra mujer) ya sabía que no había sido un desliz ni una relación fugaz, ha empezado a rehacer su vida y su mundo. Está mucho mejor de ánimo y pensando en viajar de nuevo a Abu Dabi para ver a su padre. Tiene una fuerza inquebrantable (según sus amigos), fe en el futuro y, lo más importante, sus hijos siguen unidos como una piña y sienten por ella un amor incondicional.
En cuanto a Iñaki, que ya solo “mira hacia adelante”, buscando la “oportunidad de reinventarme”, como contó en El partidazo, de COPE, tendrá que salvar algunos escollos. Su vida ha cambiado radicalmente y no será tan fácil. De entrada, tendrá que tomar decisiones muy importantes —si no las ha tomado ya— y todo va a afectar directamente a sus cuatro hijos.
Si finalmente la nueva pareja diera el paso de irse a vivir juntos, antes o después los cuatro tendrían que poner un pie en el nuevo mundo de Iñaki, porque es un gran padre y también lo quieren muchísimo.
De momento, los espacios están acotados. Ni los hijos de Urdangarin conocen a Ainhoa ni los dos de Ainhoa han visto a Iñaki personalmente. Pero, antes o después, tendrán que llegar las presentaciones familiares… El verano está a la vuelta de la esquina, habrá más cambios, viajes y encuentros. La tormenta ya ha pasado, pero la historia continúa.