Una de las parejas que ha despertado más expectación en l a boda de Isabelle Junot y Álvaro Falcó ha sido la de Tamara Falcó e Íñigo Onieva. Dicen que de una boda sale otra y todas las apuestas apuntan a ellos. Camino de cumplir dos años de amor, la relación de la marquesa de Griñón y el empresario está cada día más consolidada y él ha encajado muy bien tanto en el círculo de amigos de Tamara como en su familia, como quedó de manifiesto el pasado fin de semana en la boda.
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Íñigo no pudo asistir a la fiesta de bienvenida que ofrecieron el viernes en el palacio del marqués de Mirabel, pero al día siguiente, hicieron su esperada aparición juntos en el enlace. Durante la ceremonia estuvieron separados, ya que Tamara estaba en el pequeño oratorio junto a Philippe Junot, Marta Chávarri, Nina Wendelboe-Larsen, Victoria Junto, Isabel Chávarri y Catherine Junot (Madame Vouillon); e Íñigo se quedó con el resto de los invitados. Una vez terminada la liturgia, se reencontraron con un romántico beso y juntos disfrutaron del cóctel y compartieron mesa imperial junto a los novios, a los que están muy unidos… Pero su gran sorpresa llegó con los postres.
Comenzó a sonar al canción Girls Just Want To Have Fun y la marquesa de Cubas se puso en pie para entregar cuatro réplicas de su ramo, compuesto por muguet -flor favorita de Isabelle-, lilas blancas, un toque de jazmín y otras flores blancas silvestres de temporada-, en medio de una gran expectación. El primero de ellos fue para Victoria, hermana de Isabelle, que estuco acompañada por su pareja, Vincent Romelli, y el hijo de este; y el segundo, como era de esperar, para Tamara, que lo recibió entusiasmada, mientras Álvaro abrazaba con complicidad a Íñigo y el resto de los invitados aplaudían la escena. “¡Claro que lo tenía pensado! Y Tamara lo recibió con mucha ilusión”, nos contaba después Isabelle sobre este momento. El broche de oro a un día inolvidable para Tamara, quien confesaba a ¡HOLA!: “Estoy feliz. La boda ha sido preciosa, se notaba el cariño puesto en cada detalle por Isa y Álvaro. Me alegro muchísimo por ellos porque son el ejemplo perfecto de cuando una pareja se complementa, y eso les hace florecer como individuos”.
Días antes de poner rumbo a Plasencia para ser testigo del enlace de su primo, la hija de Isabel Preysler ya nos respondía a la pregunta de si de esta boda saldría la suya: “Seguro que de esta boda salen muchas. Poco a poco, estoy viviendo un momento del noviazgo precioso, estamos encantados los dos, creo que si todo va bien terminará en boda”. Por ahora disfruta así, como novia de Álvaro, viviendo el presente a su lado, aunque tiene claro que le gustaría casarse en el futuro.
Íñigo ocupa un lugar muy importante en su vida, a la que llegó meses después de enfrentarse al duro golpe de la muerte de su padre, el marqués de Griñón. “Es una suerte encontrar a alguien con quien te diviertes y que, además, comparte contigo los mismos valores familiares”, nos decía recientemente.