Era la aparición más esperada. Tras años alejada del foco público, el pasado fin de semana, Marta Chávarri volvió al palacio Marqués de Mirabel, en Plasencia, un lugar lleno de recuerdos: allí fue donde celebró su boda con Fernando Falcó , marqués de Cubas. Ahora, cuatro décadas después de su ‘sí, quiero’, la novia se había convertido en una elegante madrina en el enlace de su único hijo, Álvaro Falcó, IV marqués de Cubas, con Isabelle Junot.
Marta no podía faltar en este día tan especial, en el que también se convirtió, en cierto modo, en protagonista. Sin dejar de sonreír, muy cómplice con su hijo y sin soltarse de la mano, acompañó a Álvaro en su camino hacia el altar, situado en la pequeña capilla del palacio, una joya del siglo XVI decorada con azulejos de la misma época y presidida por un conjunto que representa a Cristo en la cruz junto a su madre y San Juan Evangelista.
La elección estilística de la madrina tampoco defraudó, y sorprendió a todos con un diseño de alta costura de Tot-Hom en gran crepé de seda azul marino, compuesto por una túnica corta con aplicaciones bordadas en plumas de avestruz en las mangas y pantalón palazzo. Un look que complementó con unos pendientes, un collar de perlas de cinco vueltas y un sencillo y elegante tocado a modo de diadema.
Pero, más allá de su destacado papel, este día lleno de emociones también estuvo marcado por su cariñoso reencuentro con Philippe Junot , padre de Isabelle y padrino de la boda, al que conoce desde hace años. Ambos se sentaron al lado de sus hijos -Marta junto a Álvaro y Philippe junto a Isabelle-, que mostraron en todo momento su gran complicidad con sus padres.
Tras el ‘sí, quiero’ y el banquete, llegó el baile en el fabuloso patio central del palacio, que abrieron Isabelle y Philippe Junot, pasadas las siete de la tarde con la canción francesa For Me Formidable, de Charles Aznavour. Una vez más, ella y su padre -que demostró ser un gran bailarín- dieron cuenta de su gran relación, riendo y compartiendo confidencias sin perder el compás. Mientras, entusiasmadas con la idílica escena, Xandra y Tamara Falcó les lanzaban flores desde el segundo piso del patio.
Luego se unieron Álvaro con su madre y, después, llegó el cambio de parejas. Los novios bailaron por primera vez como marido y mujer con el tema These Arms of Mine, de Otis Redding, acompañados por Philippe Junot y Marta Chávarri al ritmo de esta bonita balada, con la que poco a poco se fueron animando más parejas a bailar, como Manolo Falcó y Amparo Corsini. La siguiente canción, Madre Tierra, de Cha¬yanne, terminó de animar a todos y así dio comienzo un divertido baile en el que no faltaron desde Bailando, de Enrique Iglesias con Gente de Zona —como guiño a Tamara—, hasta música electrónica, flamenco, pop y La Macarena, de Los del Río, en directo. Rafael Ruiz y Antonio Romero eran amigos íntimos de Fernando Falcó y no podían faltar a la boda de Álvaro en directo. La noche anterior se encargaron, además, de poner el ritmo en la fiesta preboda, un momento único en el que los novios se subieron al escenario a bailar. “Estamos emocionados y recordando a nuestro gran amigo el marqués de Cubas. Hace cuarenta años estuvimos aquí casando al marqués de Cubas y volvemos otra vez a casar a su hijo. Estamos muy contentos de que toda la familia esté unida, es una maravilla”.