isabelle junot y lvaro falc hola 4054© Bibiana Fierro y Equipo

Entramos en exclusiva en el enlace más esperado del año

La romántica, aristocrática y elegante boda de Isabelle Junot y Álvaro Falcó, marqués de Cubas en el histórico palacio familiar de Plasencia

Todos los detalles y las imágenes de la celebración: los dos vestidos de la novia, la espectacular diadema, los momentos más emocionantes y las invitadas más elegantes


6 de abril de 2022 - 8:53 CEST

Cuentan las crónicas que la boda de Fernando Falcó y Fernández de Córdoba con Marta Chávarri, el 2 de junio de 1982, en Plasencia, fue uno de los acontecimientos sociales de la época: a una Misa multitudinaria en la catedral siguió un elegante banquete en el palacio del Marqués de Mirabel que reunió a todos los grandes de España. La celebración terminó con una fiesta flamenca a cargo de Los del Río.

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Portada HOLA 4054© Hola

Cuarenta años después, en la primaveral mañana del sábado 2 de abril, Álvaro Falcó e Isabelle Junot contrajeron matrimonio en el mismo palacio, vinculado a la familia del novio desde hace seis siglos. La boda, aristócrata y cosmopolita, era la más esperada del año y ha unido a dos grandes dinastías: la de los Fernández de Córdoba, un linaje que se remonta hasta el Gran Capitán —militar al servicio de los Reyes Católicos, conocido, entre otras batallas, por la reconquista de Granada—, y los Junot, una familia de empresarios y políticos franceses con antepasados ilustres.

La emoción de los Falcó, unidos en torno a Álvaro, en una celebración de alegría tras los difíciles momentos de la familia

El novio, IV marqués de Cubas, título que heredó tras la muerte de su padre, en octubre de 2020, y la hija de Philippe Junot y Nina Wendelboe-Larsen eligieron este enclave único por su belleza, pero, sobre todo, por su valor sentimental. “Para mí es importante casarme aquí”, nos decía Álvaro hace unos meses. “Se ha convertido en una especie de tradición que comenzó con la boda de mis padres, en los años ochenta”. Era un día muy especial para los novios del año, que rendían homenaje al III marqués de Cubas eligiendo este escenario tan querido para él, y, al mismo tiempo, se reunía la familia por un feliz motivo para todos, tras los duros momentos que han vivido con la pérdida de Fernando y Carlos Falcó y de Jaime Carvajal Hoyos, marido de Xandra, con quien contrajo matrimonio, en este mismo lugar, en 1988. Para los tres hubo un especial recuerdo durante la ceremonia.

© Bibiana Fierro y Equipo
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El sábado 2 de abril, Álvaro Falcó e Isabelle Junot se convertían en marido y mujer, en el palacio del Marqués de Mirabel, en Plasencia, un histórico edificio vinculado a la familia del novio desde hace seis siglos, donde se casaron sus padres hace casi cuatro décadas. Abajo, la primera imagen de los recién casados tras la ceremonia religiosa, celebrada en la capilla del palacio, del siglo XVI, ante sus familiares e íntimos amigos. Arriba, el misal de la ceremonia y el menú nupcial, cuyas ilustraciones hizo una amiga de la novia.

Preparativos de los novios

La mañana del sábado, Plasencia amaneció fría y soleada. La plaza de San Vicente Ferrer era un hervidero de fotógrafos y curiosos, esperando la llegada de los invitados, que, la noche anterior, en otra zona de la casa señorial, el salón de trofeos del VIII duque de Arión, disfrutaron de una fiesta de bienvenida.

Isabelle, como una princesa, coronó su look con una pieza histórica de la familia del novio: una tiara de diamantes y perlas de finales del siglo XIX, cuyo diseño imita los dibujos de los elegantes balcones de hierro de París, y espectacu­lares pendientes de Rabat
© Chesco López
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La novia estuvo acompañada por su madre, Nina Wendelboe-Larsen, que llevó un vestido lápiz de Alicia Rueda de color azul Francia, de largo ‘midi’ con escote en pico y manga francesa, y un tocado con velo ‘vintage’ y plumas del mismo color. Para su gran día, Isabelle lució un diseño de Pronovias, con escote ‘balconet’ y mangas francesas, confeccionado en gazar de seda. El cuerpo del traje lleva corsetería interior trabajada con varillas y da lugar a una falda de gran volumen, con cola de dos metros y medio.

Mientras, en dos estancias diferentes del palacio, los novios se preparaban para su gran día. Álvaro, algo nervioso, vivió esos momentos previos con la complicidad de algunos de sus mejores amigos y testigos: su prima del alma, Tamara Falcó, que estrenaba uno de los vestidos de su nueva colección cápsula, TFP, para Pedro del Hierro; los hermanos Felipe y Carlos Cortina; Curro Caravaca; Jaime Pérez-Pla; Willy Ibáñez; Álvaro Vasco; Nico Masso; Alonso Aznar; Javier Laucirica y Borja Mendivil. Tamara tuvo un papel destacado en el enlace de su primo, junto al que creció. También estuvieron muy cerca los hermanos mayores de esta,  Manuel Falcó , marqués de Castel-Moncayo, y Xandra Falcó, marquesa de Mirabel. Cuando los entonces marqueses de Cubas se separaron, en 1989, Álvaro tenía seis años y Carlos Falcó, marqués de Griñón, y sus hijos formaron un grupo familiar amplio celebrando fiestas navideñas, cumpleaños y aniversarios. Además, también los más jóvenes, Duarte y Aldara, hijos del marqués de Griñón y Fátima de la Cierva, que también asistió.

Tampoco faltaron  los tíos de Álvaro por parte materna , Isabel Chávarri, acompañando a Marta desde su llegada al palacio de Mirabel el día antes del enlace; Gonzalo y María, que llegó con Sol, nacida de su unión con Javier Fitz-James Stuart Soto, y también Carlos y Fernando, del segundo matrimonio de Tomás Chávarri con Carolina Tieu, que guardan una relación muy estrecha con su sobrino.

Philippe Junot, al borde de las lágrimas al ver a su hija de novia, con un diseño de escote balconet y mangas francesas, con cola de dos metros y medio
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En la imagen, Philippe Junot se reúne con su hija en la estancia del palacio en la que se estuvo preparando, y no pudo evitar emocionarse al verla.

Isabelle, con su imborrable sonrisa, era un mar de emociones, que templaba junto a su madre, Nina;  su hermana, Victoria , a quien está muy unida y que ejerció un papel muy especial y destacado, siempre muy cerca de la novia, y algunas de sus íntimas amigas, también testigos: Marina Hevia, Nicolle Brolo, Zeynep Alp, Capucine Touton, Kenza Boileau y Alejandra Canosa. Mientras, se ponía en manos de Gabriel Llano, su estilista y maquillador de cabecera. El asturiano realizó para la novia un recogido de princesa —clásico, para ceder todo el protagonismo a la diadema— y un maquillaje, para Dior, con el que también huyó de artificios, ya que quiso que, en su gran día, Isabelle volviera a hacer gala de la naturalidad y frescura que siempre han caracterizado a la nueva marquesa de Cubas, que preparó su piel, desde meses antes, en Maribel Yébenes. “La he maquillado muy a menudo, con un patrón muy constante, y hoy no iba a ser menos. La idea central era resaltar la mirada y mantener la piel muy natural”.

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Arriba, la novia con su hermana, Victoria, que tuvo un papel destacado en la boda y lució un diseño de Alaïa, muy vaporoso, en seda verde agua. Isabelle, espléndida maquillada por Dior, completó su ‘look’ con una diadema de diamantes y perlas de la familia Falcó, de finales del siglo XIX, de la que partía el velo de tul ilusión con capelina de cuatro metros. Es una joya de los duques de Montellano que procede de París y fue un regalo a Carlota Escandón, de origen mexicano, que se casó con Felipe Falcó y Osorio (VIII duque). Su diseño imita los dibujos de los elegantes balcones de hierro de la ciudad del Sena. Llevó también unos pendientes ‘earcuff’ de oro blanco con diamantes talla brillante, en degradé, de Rabat.

Nina y Victoria confiaron su peinado y maquillaje en las manos de Sonia Marina. La madre de la novia optó por un vestido lápiz de Alicia Rueda, de color azul Francia, de largo midi con escote en pico, manga francesa y detalle de tul drapeado cruzado en el frente, con un tocado con velo vintage y plumas del mismo color que resaltaba su mirada azul. Nina lo complementó, además, con un alfiler de familia procedente de la época napoleónica; originariamente, masculino, se ponía en el fular de uniforme de gala, pero ella lo llevaba prendido en su traje. “La primera vez que Isabelle se fue a probar el vestido, no estaba, me hizo una videollamada y me puse a llorar y dije: “Nunca más”nos cuenta Nina, que vive en Nueva York—, así que estuve varias veces, hicimos juntas el mío, hemos visto los de Victoria… Ha sido una preparación”. “¡Es mi bebé!”, añade mientras abraza a su hija.

Álvaro vivió los momentos previos con la complicidad de algunos de sus mejores amigos y testigos, como su prima del alma, Tamara Falcó, la única mujer entre todos ellos, que le puso los gemelos
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Abajo, el novio y su prima, con Curro Caravaca.

“Mi hermana y yo solo nos llevamos dos años y medio, estamos muy unidas y tenemos los mismos amigos”, nos cuenta Victoria de los invitados, muchos llegados desde Dinamarca, París, Estados Unidos o Marbella, por su herencia cosmopolita. Victoria, una destacada amazona que actualmente vive en Florida, estuvo acompañada por su pareja, Vincent Romelli, y optó por un diseño de Alaïa, muy vaporoso, de seda en verde agua, que combinó con una diadema de parasisal gris con velo vintage azul, de Mimoki.

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El novio, con sus amigos Felipe Cortina, Alonso Aznar, Carlos Cortina y Curro Caravaca.

Pasarela de tendencias y tocados

Alrededor de las doce del mediodía, empezaron a llegar al palacio  los primeros invitados , un auténtico desfile de tendencias, donde primaron los vestidos de estampados florales y los looks de alegres colores primaverales de las invitadas, la mayoría con tocados y sombreros, como marca la etiqueta de una boda de día.

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Tamara Falcó, que fue testigo de su primo, estuvo con él los instantes previos a la ceremonia. Junto a estas líneas, la marquesa de Griñón le coloca los gemelos. Para la ocasión, llevó un vestido largo de estampado floral con escote de pico, drapeado en la cintura y manga abullonada con botones, de su nueva colección cápsula, ‘TFP by Tamara Falcó’, para Pedro del Hierro, con tocado alado de rafia natural con crin y ‘rakis’ de pluma tintados de Mimoki.

Flavia, Cristina y Hubertus de Hohenlohe, junto a su mujer, Simona Gandolfi; Susie Lindberg, Anna Gamazo y Juan Abelló, acompañados de su nuera, Carmen Frühbeck; Amelia Millán y Carla Vega-Penichet, esposas de Felipe y Carlos Cortina. Su madre, Myriam Lapique, no pudo asistir, según nos comentó su hermana Cari, acompañada por Carlos Goyanes, muy buenos amigos de Philippe Junot. Otros dos grandes ausentes fueron Raphael y Natalia Figueroa, tíos abuelos del novio, debido a la covid. “Se encuentra bien, pero tiene que guardar cuarentena y nuestra madre se ha quedado con él”, nos comentaron sus hijos Alejandra y Manuel Martos. Alejandra recordó que, siendo una niña, llevó las arras en la boda de Fernando Falcó y Marta Chávarri junto a su hermano Jacobo.

Álvaro posó junto a su madre y madrina, Marta Chávarri, la aparición más esperada después de años alejada del foco público
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Abajo, Álvaro, junto a su madre y madrina, Marta Chávarri, quien lució un diseño de alta costura de Tot-Hom, en gran crepé de seda azul marino, compuesto por una túnica corta con aplicaciones bordadas de plumas de avestruz en las mangas y pantalón ‘palazzo’. Lo complementó con un sencillo y elegante tocado a modo de diadema. Arriba, Isabelle, con sus padres, Philippe Junot y Nina Wendelboe-Larsen.

Marta Ortega fue la asistente que acaparó todas las miradas. Y no solo por su cuidado estilismo: vestido en color azafrán de cuello redondo, cuerpo de nido de abeja y largo midi; abrigo-capa azul Capri, sandalias-joya de Valentino y ‘mini-Birkin’, de Hermès. La hija de Amancio Ortega, acompañada de su marido, Carlos Torretta, realizó, en la boda de sus amigos, los marqueses de Cubas, su primera aparición como la nueva presidenta de Inditex, la mayor empresa española. A sus treinta y ocho años se ha convertido en la mujer más joven y poderosa del Ibex y en una de las empresarias más influyentes del planeta.

“Estoy muy emocionado, es un momento tan importante de su vida… Estoy muy feliz por ella. Está guapísima, pero la he visto así desde que era pequeña. Tiene mucho encanto, es adorable y tierna”, nos dice Philippe Junot
© Chesco López
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Padre e hija comparten confidencias momentos antes de que diera comienzo la ceremonia. Philippe no podía parar de mirar ensimismado a su hija pequeña

Inés Domecq, acompañada de su marido, Javier Martínez de Irujo, volvió a convertirse  en la invitada perfecta , con un diseño de su propia colección, compuesto por una blusa de satén tableada con hombrera marcada y falda confeccionada en lino rústico, inspirada en los años treinta, con volúmenes laterales. La marquesa de Almenara completó su look con un sombrero de paja de trigo color tabaco con cinta de seda salvaje, de Nana Golmar, y joyas de Roberto Coin.

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Abajo, el novio con algunos de sus testigos. Arriba, de izquierda a derecha: Jaime Pérez-Pla, Nicolás Massó, Gabriel Croissier, Guillermo Ibáñez, Alonso Aznar, Curro Caravaca, Felipe Cortina, Hugo Linares, Pedro Bravo, Miguel Cavero, Carlos Cortina, Nicolás Pérez-Pla y Borja Fraile. Sentados: Álvaro Martínez Anasagasti, Francisco Utrera, Borja Álvarez de Estrada, Tamara Falcó y Javier Laucirica.

 Eugenia Silva , espectacular con un vestido drapeado color mostaza de Alexander Vauthier, cartera de Jimmy Choo, sandalias de Aquazzura y joyas de Rabat, acudió junto a Alfonso de Borbón. A ellos se unió su buen amigo el empresario sevillano Rosauro Varo, al que no pudo acompañar su pareja, la actriz Amaia Salamanca, que se encuentra rodando en Argentina.

La ceremonia

La ceremonia religiosa tuvo lugar en la pequeña capilla del palacio, una joya del siglo XVI decorada con azulejos de la misma época y presidida por un conjunto que representa a Cristo en la cruz acompañado por su madre y San Juan Evangelista. Solo se encontraban en el oratorio los novios; sus padrinos, Philippe Junot y Marta Chávarri, que se conocen desde hace años y protagonizaron un cariñoso reencuentro, y sus familiares más allegados: Nina y Victoria, la madre y la hermana de Isabelle; Tamara Falcó, prima del novio, e Isabel Chávarri y Catherine Junot (Madame Vouillon), tías del novio y de la novia, respectivamente.

Marta Ortega, acompañada por su marido, Carlos Torretta, realizó en la boda de sus amigos, los marqueses de Cubas, su primera aparición como la nueva presidenta de Inditex
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Arrba, a la izquierda, Marta Ortega y su marido, Carlos Torretta. La nueva presidenta de Inditex escogió un vestido en color azafrán de cuello redondo, cuerpo de nido de abeja y largo midi; abrigo-capa azul Capri; sandalias-joya, de Valentino, y ‘mini-Birkin’, de Hermès. Por su parte, su marido se decantó por un clásico chaqué. Abajo, a la izquierda, Xandra Falcó, marquesa de Mirabel y prima del novio, fue otra de las invitadas que llamó la atención gracias a su vestido de aires florales, que combinó con un chal de punto y un original tocado. Junto a ella, su hija Camila, quien tiene diecinueve años. Al lado, abajo, Manuel Falcó y Amparo Corsini, marqueses de Castel-Moncayo, con su hija Manuela. Arriba, derecha, Eugenia Silva, con un diseño de Alexandre Vauthier, y Alfonso de Borbón.

De los aproximadamente doscientos setenta invitados, ciento cincuenta (testigos, familia directa y amigos íntimos) asistieron a la liturgia, situados en las dos salas adyacentes. La mayoría, por ser más grande, en el salón dedicado a Diego Sarmiento y Acuña, primer conde de Gondomar, que fue embajador español en Londres y un personaje clave en la corte de Jaime I. El resto de los asistentes se fue uniendo al cóctel hacia las dos de la tarde, entrando directamente al claustro, donde se sirvió durante dos horas.

A la izquierda, en una pequeña sala, el coro de góspel Black Light Gospel Choir —a Isabelle le encanta y le hacía mucha ilusión que la música de la ceremonia fuera a cargo de un grupo de esta modalidad— entonaba Let the Sunshine y When the Saints Go Marching In mientras llegaban los asistentes.

Inés Domecq se convirtió, una vez más, en la invitada perfecta, con un diseño de su propia firma y una pamela de inspiración sombrero cordobés
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Arriba, Vega Royo-Villanova, de Redondo Brand y sombrero de Mimoki (abajo, izquierda, con su marido, Marcelo Berenstein). Al lado, Ramón Hermosilla, hijo de Silvia Gómez-Cuétara, y Prisca Pérez-Pla. Abajo, en el centro, María Morenés y Juan Hornedo. Al lado, Rosauro Varo, que acudió sin Amaia Salamanca, quien está rodando fuera de España.

Faltaban unos minutos para la una del mediodía cuando Álvaro accedió a la capilla del brazo de  su madre, Marta Chávarri , alejada del foco público hace años. Su aparición era uno de los momentos más esperados. Sin dejar de sonreír, muy cómplice con su hijo y sin soltarse de la mano, la elegante madrina no defraudó, con un diseño de alta costura de Tot-Hom, en gran crepé de seda azul marino, compuesto por una túnica corta con aplicaciones bordadas de plumas de avestruz en las mangas y pantalón palazzo. Lo complementaba con pendientes y collar de perlas de cinco vueltas y un sencillo y elegante tocado a modo de diadema.

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Inés Domecq, impresionante, con un diseño de su nueva colección. La marquesa de Almenara lo combinó con un sombrero de Nana Golmar y joyas de Roberto Coin.

Llega la novia

A los diez minutos y mientras el coro entonaba  Amazing Grace , Isabelle, del brazo de Philippe, desfiló por una de las galerías del patio renacentista del palacio. No había novia ni padrino más felices, dedicándose sonrisas, miradas y palabras de cariño mientras se encaminaban al altar. “Estoy muy emocionado, es un momento tan importante de su vida… Estoy muy feliz por ella. Está guapísima, pero la he visto así desde que era pequeña. Tiene mucho encanto, es adorable y tierna”, nos comentaba minutos antes de recoger a su hija en la habitación donde le esperaba.

Con sus estilismos, invitadas como Mercedes Valdenebro, Amelia Millán y Carla Vega-Penichet convirtieron la llegada al palacio en una pasarela de tendencias
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De arriba abajo y de izquierda a derecha: la interiorista Mercedes Valdenebro, hija de los marqueses de Jódar; María Redón, junto a Amelia Millán y Carla Vega-Penichet, las respectivas mujeres de Felipe y Carlos Cortina, buenos amigos y testigos del novio; Fátima de la Cierva, tercera mujer del fallecido Carlos Falcó, con el que tuvo dos hijos, Aldara y Duarte Falcó; Sol Fitz-James Stuart, con vestido verde estampado; y María Chávarri. Abajo, a la izquierda, Marta Rosillo Chávarri con su pareja, Javier de León; abajo, Carlos Chávarri Tieu, tío del novio, y su novia, Alicia Díaz.

Isabelle era una auténtica princesa, con un vestido de Pronovias creado especialmente para su gran día. De escote balconet y mangas francesas con fantasía en la copa, estaba confeccionado en gazar de seda en color blanco natural. La espalda real­zaba la elegancia de la novia con un cierre de botones centrales forrados del mismo tejido a tono. El cuerpo del vestido da lugar a una falda de gran volumen, con cola de dos metros y medio desde la cintura, donde se producen frunces orgánicos que culminan con un cinturón ancho del mismo tejido. En su confección se emplearon más de doscientas horas. Como joyas, su anillo de pedida y unos pendientes earcuff de oro blanco con diamantes talla brillante en degradé, de Rabat, poniendo un toque moderno.

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De arriba abajo y de izquierda a derecha: la empresaria María Fitz-James, vizcondesa de Jarafe; Sandra García-Sanjuán, fundadora de Starlite, con su marido, Ignacio Maluquer; Carlos Goyanes y Cari Lapique; y Alejandra y Manuel Martos, hijos de Natalia Figueroa, tía abuela del novio, y Raphael, quienes no pudieron asistir debido al positivo en covid del cantante; Fernando Chávarri, tío del novio, y Alejandra Fraile; Javier Segovia, y, por último, Zeynep Alp, buena amiga de la novia, junto a su marido, Michael Lisman. Abajo, Tomás Terry y su hijo, Tomás Terry González de Gregorio; Antonio Romero y Rafael Ruiz, componentes del grupo Los del Río, amenizaron la boda y la preboda, y el chef Mario Sandoval, dos estrellas Michelin, fue el encargado de servir el almuerzo.

Una tiara inspirada en los balcones de París

La novia coronó su look con una pieza histórica: una tiara de diamantes y perlas de la familia Falcó, de finales del siglo XIX, de la que partía el velo de tul ilusión con capelina de cuatro metros. Se trata de la diadema de los duques de Montellano (título con grandeza de España creado por el Rey Felipe V a principios del siglo XVIII). Procedente de París, fue un regalo de boda a Carlota Escandón, de origen mexicano, cuando se casó con Felipe Falcó y Osorio (VIII duque de Montellano). Los bisabuelos del novio vivieron en París, donde en la época estaba de moda la ferronnerie, trabajos de joyería muy apreciados, imitando los dibujos de los elegantes balcones de hierro de la ciudad del Sena.

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De arriba abajo y de izquierda a derecha: el jugador de polo Pascual Sainz de Vicuña con su mujer, la arquitecta de interiores Gabriela Delgado Romero, que presumió de embarazo con un elegante ‘look’ premamá; María Arenzana, prometida de Curro Caravaca, hijo de Charo Vega; y al lado, Mariam Rahmatulla Mukaty (de rosa), que forma parte del círculo íntimo de la ya marquesa de Cubas. En la siguiente tanda de imágenes: Sophia Blaquier y Jorge Domínguez; Mercedes Figueras, con Jorge Pepa; Miguel Llano Romero y Cristina Matossian Falcó, prima de Tamara. Abajo, a la derecha, Alonso Aznar, que ejerció de testigo de boda de su amigo Álvaro Falcó, llegó a la ceremonia en compañía de su novia, la fotógrafa y productora mexicana Renata Collado, que lució un vestido de estampado floral.  A la izquierda, Jaime Pérez-Pla con Verónica Godoy de Ynzenga.

El ramo de novia

Acorde con toda la decoración floral, de Flor Enea, donde primó la naturalidad, el ramo de la novia estaba formado por muguet, la flor preferida de Isabelle; lilas blancas; un toque de jazmín, y otras flores blancas silvestres de temporada.

Alonso Aznar, testigo del novio, asistió acompañado por su novia, la bella mexicana Renata Collado, muy estilosa con un traje largo de volantes y estampado floral

La ceremonia, emotiva y divertida a un tiempo, fue oficiada por el padre Cruz, muy cercano a la familia. “No estamos aquí por un despiste de Isabelle, que te saludó equivocadamente en unas pistas de nieve, no estamos aquí por eso, Dios lo ha ido preparando todo”, indicó el sacerdote mientras todos reían. Victoria Junot realizó la primera lectura, El cantar de los cantares, en inglés. A continuación, Tamara Falcó leyó el salmo responsorial y las peticiones —seis— fueron realizadas todas por testigos. Uno de los momentos más emotivos se produjo cuando se pidió por “todos aquellos que desde el cielo hoy se unen a esta celebración y a la alegría de estos esposos. Recordamos de una manera especial a Fernando, Carlos y Jaime”, en alusión a los recordados marqueses de Cubas y Griñón y al marido de Xandra, Jaime Carvajal, marqués de Almodóvar del Río. Los novios, siempre de la mano, tomaban también de las suyas a sus padrinos (de nuevo, Philippe, emocionado hasta las lágrimas). El coro de góspel entonó el tema de Marvin Gaye Ain’t No Mountain High Enough cuando los novios y los testigos rubricaban el acta matrimonial. Acto seguido, los recién casados, marqueses de Cubas, abandonaron la capilla sonrientes, con gesto triunfal y cogidos de la mano, al son de Oh Happy Day.

© Bibiana Fierro y Equipo
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Isabelle y Álvaro no se soltaron de la mano y también tomaron las de sus padres durante la ceremonia, que estuvo cargada de emotivos recuerdos por los que no están, Fernando y Carlos Falcó y Jaime Carvajal, y también de divertidas anécdotas.

Los testigos

Ejercieron como testigos de Isabelle sus tíos Jean-Louis Vouillon, Stephane Vouillon y Jean-Philippe Vouillon; sus hermanos, Alexis y Victoria Junot, y sus amigas Kenza Boileau, Linda Broberg, Marina Gómez de Baeza, Capucine Touton, Nicolle Brolo, Zeynep Alp, Renata Fernández, Alejandra Canosa, Marie Vouillon, Carlota Muñoz Vargas, Belén Barnechea, Patricia Echegoyen, Paula Martínez, Amanda Smadja, Shariza Baranyanka, Olympia de Dietrich, Katarina y Aleksandra Vrcelj. Por parte del novio firmaron Manuel Falcó, Felipe Matossian, Santiago Matossian, Miguel Rosillo, Gonzalo Chávarri, Tamara Falcó, Hugo Linares, Francisco Caravaca, Álvaro Martínez Anasagasti, Felipe Cortina, Carlos Cortina, Javier Laucirica, Guillermo Ibáñez, Borja Fraile, Emilio Pan de Soraluce, Borja Álvarez de Estrada, Nicolás Massó, Alonso Aznar, José Togores, Santiago Muguiro, Pedro Bravo, Jaime Pérez-Pla, Nicolás Pérez-Pla, Borja Mendivil, Jaime de León, Francisco Utrera, Gabriel Croissier, Miguel Cavero, Carlos Torretta, Pascual Sainz de Vicuña y Bosco Basa.

La complicidad de los novios con sus padres, Marta Chávarri y Philippe Junot, que vivieron la boda con gran emoción
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Las imágenes del ‘sí, quiero’ de los novios. En el oratorio estuvieron los padrinos, Tamara Falcó, Isabel Chávarri, Victo­ria Junot y Nina Wendelboe-Larsen.

Explosión de primavera

El eje central de la celebración fue el espectacular patio renacentista del palacio. En el primer nivel tuvo lugar el cóctel y en el segundo, el almuerzo, toda una degustación gastronómica de alto nivel a cargo de los hermanos Sandoval. El grupo Swingtronics y sus versiones de temas muy populares hizo que algunos se animaran ya a bailar al tiempo que disfrutaban de un aperitivo a base de jamón ibérico puro de bellota, croqueta de leche Ultzama con cecina de león, uva líquida de Sauvignon Blanc, macaron de pimentón con torta del casar y pintalabios de fresa y frambuesa, entre otras exquisiteces.

© Bibiana Fierro y Equipo
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Tamara leyó el salmo responsorial mientras el coro de góspel Black Light Gospel Choir entonaba la canción ‘Halleluyah’. Abajo, Victoria, hermana de la novia, realizó la primera lectura, ‘El cantar de los cantares’, en inglés. Al lado, los novios salieron del oratorio mientras sonaba la canción ‘Oh Happy Day’.

Javier Varela se encargó de que el palacio del Marqués de Mirabel fuera una explosión de primavera con una decoración natural, romántica y bucólica. Un estallido de color blanco y verde, los colores que quería la novia, ejercía un perfecto contraste con los gruesos muros de piedra del histórico escenario: jazmín, flores silvestres (como el ammi majus) y muguet formaban parte de un jardín que parecía nacer de la fuente, del suelo, de las puertas y… de los centros de las mesas. Varias guirnaldas de quince metros cada una caían por las balaustradas de la galería, donde, alrededor del claustro, se dispusieron cuatro mesas imperiales de 44 comensales cada una. El seating plan fue todo un guiño a los grandes protagonistas de la cita. Y es que cada mesa, vestida con manteles de hilo de piedra, tenía el nombre de uno de los lugares que los novios habían visitado juntos, como Ronda, Cannes, Marbella, Gstaad, Copenhague… El sitio de Isabelle y Álvaro fue Lamu. En el salón de Carlos V, el más importante del palacio, donde está el busto del emperador, se dispusieron otras seis mesas redondas para doce comensales cada una y en el comedor original del palacio se colocaron otras dos mesas más. Una exquisita organización en la que colaboró A-Tipica.

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Los novios con los padrinos. Los recién casados posaron con sus padrinos, Philippe Junot y Marta Chávarri, que se conocen desde hace muchos años, y protagonizaron un cariñoso reencuentro.

Un menú de estrella

No hubo discursos ni canción: los recién casados preferían que sus invitados disfrutasen del menú y de la expe­riencia gastronómica que habían organizado para ellos. Un menú dos estrellas Michelin compuesto por huevo poché con trufa; lubina con ajada de piquillo y tomate; cochinillo con su carne jugosa y su piel crujiente —que Isabelle no perdona— y dos postres, Lemon Pie y chocolate con avellanas.

Fue una celebración familiar, emotiva y llena de alegría para los Falcó. “Es muy bonito que el palacio sea escenario de otra boda familiar, estamos muy ilusionados”
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Los novios, ya convertidos en marido y mujer, posan con parte de los primos hermanos de Álvaro en uno de los salones del palacio. A la izquierda, Manolo Falcó con su mujer, Amparo Corsini, marqueses de Castel-Moncayo, junto a Manuela, una de sus tres hijos, que guarda un gran parecido con su madre. Sobre estas líneas, Xandra Falcó con sus dos hijas mayores, Isabela y Camila, y su hermana Tamara. Menos Amparo, que llevó un vestido azul, el resto de la familia apostó por coloridos vestidos con estampado floral.

Los hermanos Sandoval trasladaron su templo gastronómico a Plasencia y ese sábado cerraron Coque, algo que solo habían hecho dos veces en toda su historia, según nos contó Mario. “Querían por todos los medios que fuera una boda donde la gente hablara de la comida. Todo el equipo ha venido. Mis hermanos, cocineros, jefes de cocina, pasteleros… Para una boda al estilo de Luis VI, de estas de vatel”, señala el chef. Un total de 40 personas más otros 20 camareros para una gran celebración. “Va al mínimo detalle, hemos estado tres meses trabajando intensamente en la boda. Este nivel requiere mucho orden, mucha puntualidad en los puentes, en las cocinas, en la comida, y necesitamos tener todo ordenado porque es un día muy especial”, añade Diego, jefe de sala, al pie del cañón para que todo esté perfecto en esta gran y única sala.

Marta Ortega, junto a su marido, Carlos Torretta, que fue testigo del novio, acaparó todas las miradas por su cuidado estilismo
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Arriba, los recién casados posan con los padres de la novia, Phi­lippe Junot y Nina Wendelboe-Larsen, y sus hermanos, Victoria y Alexis, que llegó desde Londres para asistir al gran día. Abajo, con parte de la familia Chávarri, tíos de Álvaro. De izquierda a derecha, Carlos Chávarri Tieu, Gonzalo y María Chávarri Figueroa y Fernando Chávarri Tieu.

El broche final lo puso la vajilla de la Cartuja de Sevilla: azul Ceilán en las mesas imperiales y rosa en los salones que se habilitaron para acoger a otros invitados. “Es una de las colecciones donde resulta más evidente la influencia oriental en los diseños de nuestros decorados clásicos. Los motivos de esta vajilla nos transportan a la exótica isla de Sri Lanka, en el océano Índico, durante la época de la colonización”, nos dice Ana Zapata, CEO de la histórica empresa artesanal, que recuperó en 2016.

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Arriba, Marta Ortega, nueva presidenta de Inditex, con Carlos Torretta. Abajo, Verónica Godoy de Ynzenga, Prisca Pérez-Pla, Amelia Millán, Carla Vega-Penichet, Marta Ortega y Renata Collado.

El vino más especial

Del maridaje se ocupó el tercer hermano, Rafael, sumiller. Se sirvieron vinos Marqués de Riscal blanco y Marqués de Riscal XR, pero hubo uno muy especial. Xandra Falcó obsequió a los recién casados con el rosado XF. “Estoy encantada de regalárselo porque es... rosa, es ilusión y, además, lo comencé a hacer con mi tío Fernando, el padre de Álvaro, en la bodega en la que él era consejero, Sierra de Cantabria”, nos cuenta amablemente la marquesa de Mirabel, muy guapa con un primaveral look y un elegante tocado. “Empezamos juntos, él participó mucho en el inicio; desgraciadamente, no pudo ver la primera cosecha, pero nos acordamos mucho de él cuando salió la primera añada, el pasado año, y para Marcos y Miguel Eguren, propietarios de la bodega, y para Álvaro es muy bonito tenerlo en la boda”. “Creo que es un vino de alegría, así que es perfecto para la boda. Me hace mucha ilusión. Además, se llama XF solo, pero se iba a llamar XF Marquesa de Mirabel, que es mi título y es el palacio de Mirabel… Había muchas cosas”, nos dice. En este palacio se casó y llevó la diadema que hoy luce Isabelle. Muchos recuerdos atrapados entre los muros centenarios de este lugar que hoy se ha convertido en testigo de la añorada alegría en la familia después de haber vivido una época muy triste. “Es muy bonito que el palacio sea esce­nario de otra boda familiar, estamos muy ilusionados”, añade.

Como deseándole que sea la protagonista de la próxima boda de la familia, Isabelle entregó un ramo a Tamara, que lo recibió ilusionada y entre risas junto a Íñigo Onieva
© Bibiana Fierro y Equipo
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Arriba, el momento en que la marquesa de Griñón, camino de celebrar su segundo año de amor con Íñigo Onieva, recibe el ramo de novia de Isabelle, entre aplausos. En el centro, los invitados, que se sentaron en cuatro mesas imperiales, hicieron varias veces la ola. Las mesas del palacio parecían una explosión de primavera con una decoración natural en verde y blanco: jazmín, flores silvestres y mucho muguet, la flor favorita de la novia. Abajo, los marqueses de Cubas camino de la planta baja del patio, donde tuvo lugar el baile.

La tarta, un guiño a Dinamarca

Hubo brindis, risas, aplausos y hasta las cuatro mesas imperiales se levantaron en una ola infinita y divertida. En la de los novios se sentaban Marta Orte­ga y su marido; Tamara e Íñigo Onieva; los hermanos Felipe y Carlos Cortina con sus respectivas mujeres, Amelia Millán y Carla Vega-Peni­chet; Alonso Aznar y su novia, Renata Collado; Ramón Hermosilla, que se casará próximamente, en México, con la chef Karla Covavilla, y Diego Osorio, que no estuvo con su novia, la campeona de esquí olímpico Lindsey Vonn, entre otros comensales.

Xandra Falcó obsequió a los recién casados con el rosado XF, que comenzó a hacer con su tío Fernando. “Desgraciadamente, no pudo ver la primera cosecha. Para Álvaro es muy bonito tenerlo en la boda”, nos confiesa la marquesa de Mirabel
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Arriba, el brindis de los novios tras cortar la tarta nupcial danesa (abajo), decorada con banderas de Estados Unidos y Dinamarca. En el centro, a la izquierda, Manolo Falcó conversa con Álvaro tras la ceremonia. Al lado, Xandra y Tamara lanzaron flores a los novios mientras abrían el baile. Abajo, durante el postre, los invitados de otras mesas se acercaron a la de los novios para felicitarlos.

Realizada también por Mario Sandoval, la tarta nupcial fue un guiño a la madre de Isabelle y a su herencia danesa, ya que se trataba de un kranse kage, un postre tradicional típico de las celebraciones, con forma de anillos con glasa real, puestos uno sobre otro en forma de pirámide y decorado con banderas. Eso sí, el chef dos estrellas Michelin dio su propio toque.

Un ramo muy señalado y el baile

Y después llegó el momento de la sorpresa, cuando la novia, al son de la canción Girls Just Want to Have Fun y acompañada por Álvaro, entregó cuatro réplicas de su ramo de novia a dos buenas amigas; a su hermana, Victoria, y a Tamara, camino de celebrar su segundo año de amor con Íñigo. Las dos parejas se fundieron en abrazos y risas, un instante inolvidable para el álbum familiar. “Estoy feliz. La boda ha sido preciosa, se notaba el cariño puesto en cada detalle por Isa y Álvaro. Me alegro muchísimo por ellos porque son el ejemplo perfecto de cuando una pareja se complementa, y eso les hace flore­cer como individuos”, dice Tama­ra a ¡HOLA!

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La tarta nupcial fue un guiño a la madre de Isabelle y a su herencia danesa, ya que se trataba de un ‘kranse kage’, un postre tradicional típico de las celebraciones, con forma de anillos.

Tras los postres llegó uno de los momentos más esperados. Todos los invitados volvieron a bajar al patio del palacio para dar comienzo al baile, que abrieron Isabelle y Philippe Junot, pasadas las siete de la tarde, con la canción francesa For Me Formidable, de Charles Aznavour. Una vez más, ella y su padre —que demostró ser un gran bailarín— dieron cuenta de su gran complicidad, riendo y compartiendo confidencias sin perder el compás. Mientras, entusiasmadas con la idílica escena, Xandra y Tamara Falcó les lanzaban flores desde el segundo piso del patio.

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Arriba, Álvaro Falcó junto a Alejandra y Manuel Martos, hijos de Natalia Figueroa y Raphael. Abajo, Los del Río junto a la novia y Cari Lapique.

Luego se unieron Álvaro con su madre y, después, llegó el cambio de parejas. Los novios bailaron por primera vez como marido y mujer con el tema These Arms of Mine, de Otis Redding, acompañados por Philippe Junot y Marta Chávarri al ritmo de esta bonita balada, con la que poco a poco se fueron animando más parejas a bailar, como Manolo Falcó y Amparo Corsini. La siguiente canción, Madre Tierra, de Cha­yanne, terminó de animar a todos y así dio comienzo un divertido baile en el que no faltaron desde Bailando, de Enrique Iglesias con Gente de Zona —como guiño a Tamara—, hasta música electrónica, flamenco, pop y La Macarena, de Los del Río, en directo. Rafael Ruiz y Antonio Romero eran amigos íntimos de Fernando Falcó y no podían faltar a la boda de Álvaro en directo. La noche anterior se encargaron, además, de poner el ritmo en la fiesta preboda, un momento único en el que los novios se subieron al escenario a bailar. “Estamos emocionados y recordando a nuestro gran amigo el marqués de Cubas. Hace cuarenta años estuvimos aquí casando al marqués de Cubas y volvemos otra vez a casar a su hijo. Estamos muy contentos de que toda la familia esté unida, es una maravilla”.

La celebración reunió a la aristocracia y la jet set de Marbella, una ciudad en la que Philippe Junot ha vivido durante varios períodos de su vida y a la que regresa cada verano

De la música se encargó el DJ Juan Trullenque, que pincha y toca el piano en una mezcla original e hizo que todos los invitados se lanzaran a la pista. El más bailón fue Philippe Junot y le seguían de cerca Nina, que cambió rápidamente sus tacones por un calzado más cómodo, y Hubertus de Hohenlohe con su mujer, Simona.

Ya entrada la noche, los invitados pudieron reponer fuerzas con un chocolate con churros para seguir bailando.

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Abajo, izquierda, María Redón, Isabelle Junot y Carlota Muñoz Vargas. Al lado, Paloma Argüelles, pareja de Miguel Rosillo Chávarri, junto a Anna Gamazo e Isabel Chávarri, hermana de Martala. Arriba, la princesa Cristina de Hohenlohe, junto a su primo Hubertus de Hohenlohe y la mujer de este, Simona Gandolfi.

Un segundo vestido sorprendente

Si la novia causó sensación abriendo el baile, su reaparición en la pista con el segundo vestido fue una de las grandes sorpresas. Cambió su look de princesa por un estilo más moderno, que también reflejaba su personalidad, y volvió a confiar en Prono­vias para ello. Apostó por un sofisticado traje de dos piezas, que combina tejidos ligeros y vaporosos, para el que se emplearon más de ciento cuarenta horas entre confección y modelaje del patrón. La parte superior la compone un crop top de mangas raglán tres cuartos cuyas costuras estaban cubiertas por una sutil puntilla entredós. La base del cuerpo es de tul plumetti, velado por un placement de encaje francés que realza la belleza de la novia. La parte inferior es una falda midi, con cintura ribeteada en doble puntilla y canesú ajustado hasta la cadera, generando un volumen natural en el resto de la falda gracias a la mágica combinación del tul plumetti con el encaje francés. También cambió su peinado y maquillaje, de nuevo de la mano de Gabriel Llano para Dior. El recogido bajo dejó paso a una coleta de altura media-alta, también peinada con raya al medio; retocó un poco el maquillaje de su piel y centró el protagonismo en sus labios, con un tono un poco más fuerte, en rojo burdeos.

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Arriba, algunas de las invitadas que deslumbraron con sus sombreros y tocados. Entre ellas, Verónica Corsini, Sophia Blaquier, Mercedes Valdenebro y Mercedes Figueras. Abajo, Borja Mendivil, testigo del novio, junto a Álvaro Falcó, Sandra Gutiérrez Herrero, Gonzalo Chávarri y Carlos Torretta.

Álvaro, al verla, se quedó impresionado y siguieron bailando juntos, entre los vítores y aplausos de su familia y amigos. Reguetón, música electrónica (de la que la novia es una apasionada) y flamenco, nada se resistía a los marqueses de Cubas, que, como en un cuento, sellaron su amor en un palacio en el que Isabelle, que asegura que siempre se siente como una princesa al lado de Álvaro, fue más princesa que nunca.

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El marqués de Cubas posa con Marta Ortega, la nueva presidenta de Inditex.

Hablan los novios

—Álvaro, ¿qué has pensado al ver a Isabelle vestida de novia? 

—Cuando la he visto vestida de novia entrando en la iglesia me he emocionado muchísimo. No pensé que me iba a emocionar tanto, de hecho.

—Vista así y en un palacio parecía una auténtica princesa.

—Sí, totalmente.

—¿Cómo ha sido finalmente casarte en este lugar tan importante para ti?

—Pues ha sido un momento muy importante y muy emocionante, ya que hay una larga tradición de bodas de mi familia en el palacio, empezando por la de mis padres.

—¿Qué ha significado tener a tu madre al lado?

—Muy orgulloso de tenerla a mi lado.

“Nuestra boda ha sido aún mejor de lo que nos esperábamos”, confesaron los novios a ¡HOLA! tras una celebración inolvidable, en la que Isabelle sorprendió con un segundo y sofisti­cado vestido

—Habrás recordado mucho a tu padre.

—Sí, por supuesto, ha estado muy presente durante todo el fin de sema­na.

—A pesar de la ausencia de tu padre y con su recuerdo tan presente, ha sido una ceremonia muy alegre y ha habido muchas risas estos días. ¿Cuál ha sido para ti el momento más divertido?

—Ha sido un fin de semana lleno de momentos muy divertidos, pero me quedaría con el flamenco, cuando subimos a cantar y bailar La Macarena con Los del Río.

—¿Y el más emotivo de este día?

—Mi baile con Isabelle.

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“El momento más emotivo del día fue mi baile con Isabelle”, nos dice el marqués de Cubas, aquí, en una romántica imagen con su mujer, al ritmo del tema ‘These Arms of Mine’, de Otis Redding.

—Isabelle, ¿y para ti qué ha sido lo más divertido y lo más emotivo?

—Lo cercana y familiar que ha sido la ceremonia, que se ha convertido en un diálogo y ha habido momentos de carcajadas de risa por unos malentendidos míos (ríe). Y lo más emotivo, encontrarme con Álvaro en la capilla y abrir el baile con mi padre.

—¿Y cómo fue encontrarte con Lito en el altar?

—Me emocionó verlo a él tan emocionado.

—Tu padre no pudo contener las lágrimas, ¿pensabas que se iba a emocionar tanto?

—No, pero me muero de amor con él. Al verme vestida de novia, ¡se quedó sin palabras! Está emocionado y está feliz.

—¿Cómo fue junto a él el paseo hasta la capilla?

—Muy sereno y emocionante, mi padre me ayuda mucho a estar tranquila, me relaja mucho su sentido del humor y hace que todo sea muy natural.

—¡Es un gran bailarín! Y tu madre también lo dio todo en la pista.

—Sí, ahora todos entienden por qué me gusta tanto bailar a mí.

“Para Lito el título es muy importante, ya que es el legado de su padre, y para mí es un honor llevarlo”, nos dice la nueva marquesa de Cubas

—¿Entregar el ramo a Tamara fue algo que teníais pensado? ¿Cómo lo recibió?

—¡Sí, claro! ¡Lo recibió con mucha ilusión!

—Isabelle, tú siempre has conectado muy bien con Tamara, que está muy unida a Álvaro. 

—Sí, es que, además, es muy difícil no conectar con Tamara porque es tan amorosa… Es genial. He entrado en una familia increíble y estoy feliz.

—Álvaro, ¿ha sido la boda tal como la esperabas?

—Ha sido aún mejor de lo que nos esperábamos. ¡Se ha pasado demasiado rápido! Pero, por supuesto, hemos podido disfrutarla al máximo.

—¿Qué ha sido lo mejor?

—Para mí —dice Isa— la comida. El cochinillo y los churros calientes con chocolate a media noche fue un gran toque.

—Y para mí —añade Álvaro— la música en la cueva, donde seguimos la fiesta con disfraces.

—¿Qué tal os visteis abriendo el baile? ¿Habíais ensayado mucho?

—Muy cómodos. Ensayamos una vez treinta segundos —dicen riendo—. Decidimos ir con el flow.

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La novia con el segundo vestido que llevó para la fiesta, también de Pronovias: un sofisticado traje de dos piezas que combina tejidos ligeros y vaporosos.

—¿Qué esperáis del futuro?

—Formar una familia un día, ¡cuando toque!

—¿Vais a ser papás pronto?

—No creo que vaya a ser ahora mismo, pero, obviamente, en un futuro sí —responde Isabelle—.

—¿Cómo habéis vivido vuestros últimos días de ‘novios’?

Separados —ríe Isabelle—. Muy bien, la verdad. Muy cariñosos y muy equipo a la vez. Si faltaban cosas de último momento, detalles, y yo estaba ocupada, pues se ponía él a los mandos y viceversa.

—Nos dijiste hace poco que nunca habías soñado de niña con tu boda, pero esta parece una boda de ensueño… En un palacio, vestida como una princesa...

—Sí, la verdad es que estoy bastante sorprendida —ríe—. No me imaginaba que iba a ser así, pero estoy encantada. ¡Es una boda de verdad y voy vestida de novia de verdad! —Ríe de nuevo—.

—Y llevas esa diadema tan espectacular de la familia Falcó.

—Sí, es preciosa y es mi, como se dice en inglés, something borrowed (algo prestado). Siguiendo la tradición, lo nuevo es el vestido y lo azul, un lacito que lleva el traje con mi nombre grabado.

—¿Qué significa para ti haberte convertido en la nueva marquesa de Cubas?

—Para Lito el título es muy impor­tante, ya que es el legado de su padre, y para mí es un honor llevarlo porque representa sus raíces familiares y nosotros ya estamos unidos. Por eso lo respeto muchísimo, aunque mi vida no va a cambiar realmente.

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Isabelle con su padre, con quien bailó ‘For Me Formidable’, de Charles Aznavour. Abajo, Philippe y Nina, que, a pesar de estar separados desde hace más de veinticinco años, mantienen una excelente relación. “Hemos formado una familia moderna”, nos dice la madre de la novia. Al lado, Xandra Falcó y Mercedes Valdenebro animadas en la pista.

—En vuestra boda habéis podido reunir a familiares y amigos llegados de Francia, Dinamarca, Estados Unidos… Algo impensable hasta hace poco con la pandemia…

—No tengo palabras para describir la ilusión y la felicidad por que todos hayan venido y se hayan desplazado hasta aquí.

—El sacerdote ha recordado la anécdota de que Lito y tú os conocisteis por una divertida confusión tuya en Gstaad. Seis años después de aquel encuentro, te has casado con él. 

—Nunca jamás habría podido imaginarme que acabaríamos casándonos —ríe Isabelle—. Cuando nos conocimos, yo estaba en otro momento y él también, pero cómo son las cosas de la vida… No podría estar más encantada por cómo lo hemos conseguido y estamos juntos.

—¿Qué es lo que más admiras de tu marido?

—Su paciencia, su bondad; está siempre de buen humor, como yo. Es muy detallista, nos pone a todos por delante, a mí, obviamente, a su familia… Es genial. Y nos divertimos mucho juntos, además. ¡No nos aburrimos!

—Álvaro se lleva muy bien con tus padres y tú con su madre, y vuestras familias entre sí.

—Sí, todos se llevan bien con todos, de verdad. Mi familia es maravillosa, igual que la suya, es muy fácil todo.

—¿Y qué os han dicho hoy vuestras familias?

—Que están muy contentos de vernos tan felices.

—En estas horas de casados, ¿os habéis acostumbrado ya a referiros como ‘mi marido’ y ‘mi mujer’?

—¡Todavía no! Pero nos hace mucha gracia.

TEXTOMARTA GORDILLO/SILVIA CASTILLO/CRISTINA OLIVAR
FOTOGRAFÍASBIBIANA FIERRO Y SU EQUIPO
POSADO NOVIACHESCO LÓPEZ
FOTOS ADICIONALESAGENCIAS
MAQUILLAJEGABRIEL LLANO PARA DIOR

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