Juan Alfonso Baptista,de 43 años, también conocido como Gato, nos robó el corazón hace ya 18 años gracias a su papel como el pícaro Óscar Reyes en Pasión de gavilanes, un personaje que acaba de volver a nuestras vidas en la segunda temporada de la mítica serie. Su existencia cambió de manera radical con su participación en esta producion, una ironía de la vida puesto que no había sido convocado para ese casting, pero eso no le desanimó, viajó de EEUU hasta Colombia, consiguió un hueco e hizo la prueba para interpretar a Franco Reyes. Al final, el director le vio y le pidió que probara dando vida al mediano de los hermanos Reyes, los astros se alinearon y, tal y como el actor venezolano cuenta: "Lo que está pa ti ni que te quites, lo que no, ni que te pongas". De este modo logró el rol que le lanzó al estrellato a nivel mundial. Ese trabajo le ha dado la oportunidad para desarrollar otras facetas artísticas como la música o la pintura. Además, se ha lanzado a la aventura empresarial en el mundo de la hostelería. Y aunque las cosas para él han cambiado mucho durante este tiempo, sí hay algunas que han permanecido invariables: su pasión por el fútbol, su talento, el amor por lo que hace y su humildad.
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- ¿Cómo ha sido la experiencia de interpretar de nuevo a Óscar Reyes?
Darle vida a Óscar, después de 20 años, es meterse en la piel de un personaje totalmente diferente. Sigue la evolución de uno mismo, que ya no tiene esa edad sino una más adulta, piensa diferente y es consciente de cosas de las que anteriormente no lo era. Fue un proceso muy fuerte. Acabo de terminar hace unos días este proyecto y este personaje y, cambiar de piel para rescatarse a uno y volver a tener la esencia de Juan Alfonso, requiere de un proceso de tiempo.
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- Ante el gran cambio que ha sufrido Óscar en estos años, ¿qué es lo que más te ha costado abordar del papel?
Este personaje conlleva un gran esfuerzo, tanto físico como mental, no voy negarlo. Por un lado, tiene la carga emocional de ocultar a un hijo nacido fuera del matrimonio, un secreto con el que lleva cargando ocho años. Se siente orgulloso de haber podido procrear ya que con Jimena no lo pudo hacer porque ellos decidieron vivir de otra manera, en la actualidad muchas parejas no quieren tener hijos para vivir la vida de otra forma. Pero esto es un gran peso para él y vive ese amor secreto, no por otra mujer, sino por su hijo, de una manera atormentada. Por otro lado, está el tema del crimen en el que han incriminado a sus sobrinos y ese compromiso de tener que hacerse cargo de los hijos de su hermano mayor que, por lo tosco que era, no tenía esa comunicación tan directa con ellos. Este personaje es uno de los de más complejidad emocional que he tenido en mucho tiempo.
- ¿Qué te llevas de Óscar Reyes y qué le dejas de ti a tu personaje?
Después de veinte años interpreto este papel desde otra perspectiva. Uno siempre aporta su punto de vista al personaje y creo que es un buen conciliador, en eso me parezco, siempre trato de mediar en situaciones o desencuentros emocionales de amigos o personas cercanas. Es muy directo, trata de hablar con la verdad y la honestidad. Darle vida a este Óscar, tantos años después, es un privilegio. Me hubiera gustado que fuera el personaje pícaro de la primera temporada, pero por líneas dramáticas se le puso esta carga, no me gustaría vivir con el peso que él arrastra porque está bastante atormentado. Sin embargo, el acto de gallardía de afrontarlo por medio del amor, de hacer entender que son errores que a veces comete el ser humano... Yo rescataría a mi personaje de ese lastre, pero le dejaría la gallardía, el amor con el que enfrentó las cosas y el modo en que lo consiguió.
- ¿Has mantenido relación con los actores de la primera temporada de Pasión de Gavilanes? ¿Cómo fue el reencuentro?
Había muchos a los que no veía y con los que tenía una gran desconexión. Soy un gran amigo de Michel Brown desde hace 25 años, antes de grabar la serie, y con él tengo una relación constante. Con Paola Rey (Jimena Elizondo), Natasha (Sarita Elizondo) y Kristina Lilley (Gabriela Elizondo) también tenía comunicación. Nosotros nos buscamos cuando surgió la posibilidad de esta vuelta, hemos estado ocho años esperando a que sucediera y, al final, se dio. Al resto de compañeros les tengo mucho respeto también. A Danna (Norma Elizondo) la quiero mucho, no había compartido tanto con ella como lo he hecho en esta temporada. Yo creo que cada uno rescató de alguna forma la oportunidad que se nos dio, cada quien con su despertar de conciencia y su tiempo de entender esta situación, pero ha sido un reencuentro maravilloso.
- ¿Nos podrías desvelar alguna anécdota que se produjera en el set de rodaje?
Una de las que rescato es en la escena en la que Franco, interpretado por Michel, aparece en la historia de Pasión de gavilanes. Fue una secuencia que se grabó en el momento, sin ensayarla, le pedimos al director que se grabara de una vez. Ese encuentro de los tres hermanos después de veinte años trabajando en nuestras diferentes carreras, encontrarnos en un set juntos… cuando estamos los tres y nos abrazamos, es una escena muy puntual del desenlace de la historia de Franco, fue algo orgánico, un encuentro muy genuino. ¡Fue hermoso!
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- ¿Fue fácil de gestionar emocionalmente el éxito tan arrollador que supuso para los actores protagonistas la primera temporada?
Fue algo intenso. Se trató de un fenómeno que, definitivamente, nos cambió la vida a todos los que participamos. Nos abrió las puertas a nivel mundial y nos dio a conocer por ese trabajo, que ha sido un gran referente para nuevos proyectos y oportunidades. Todo lo que vino gracias a eso ha sido un privilegio. Es un regalo reiterar la oportunidad profesional porque estás haciendo un trabajo con el amor con el que se debe hacer, reforzando el compromiso que tienes con los televidentes y con los fans. Como artistas podemos desarrollar diferentes personajes y diferentes facetas y, gracias a Pasión de gavilanes, y a esa primera historia que se vendió en tantos países, se le merece un respeto y un compromiso a esta nueva temporada. Hay que dar las gracias a los seguidores ya que son ellos los que han permitido que esto sea posible. De ahora en adelante, ya todo es ganar porque seguimos en el circuito y en la industria.
- ¿Le has dado algún consejo al respecto a la nueva generación de “Gavilanes” para que sepan a lo que pueden enfrentarse?
Sí, claro, he tenido la oportunidad de expresarles la experiencia vivida con este fenómeno y el compromiso con esta segunda temporada, donde hay un cargo importante también de las nuevas generaciones. Hubo conversaciones con los que estuvimos en la primera temporada y también hubo un feedback interesante porque es una retroalimentación tanto de unos como de otros. Ellos vienen con otro chip, con otra línea de trabajo, fue un win win (ganamos todos), y eso viene demostrado y se va a ver en la serie. Hay matices distintos, son otros tiempos, pero de eso se trata, de retroalimentar.
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- Comentábamos el éxito tan increíble que tuvo la serie, en un medio que consume tan rápido los contenidos como es la televisión, ¿notasteis ese “olvido” en algún momento?
Es ley de vida, todo lo que sube, baja, es una constante. Puedo hacer una metáfora referente a eso: Cuando comenzaba a trabajar en el entretenimiento, yo lo veía como llegar a un parque de atracciones y montarte en una montaña rusa. Quieres llegar al pico más alto de todos, quieres subir hasta ahí y, cuando lo haces, esa montaña rusa tiene una bajada, curvas y tirabuzones, y sube y baja y vuelve a subir y baja.. y, de alguna forma, así veo esta carrera. Lo importante no es subir y llegar ahí porque eso vuelve a bajar, lo interesante es mantenerte en esos rieles, en las vías de ese parque de diversiones. Y disfrutar haciendo el trabajo con la profesionalidad necesaria que la experiencia otorga.
- En la serie te has convertido en padre, ¿te gustaría serlo en la vida real?
Sí, es un privilegio que Dios le concede a uno. Me gustaría, pero no es un tema que me mate la cabeza. Para eso tienes que tener una compañera, porque el amor es lo que nos mueve a todos. Se debe tener una cómplice, la complicidad es lo que busca uno en una pareja; una persona que te acompañe en unas cosas y en otras. Y eso, en estos momentos de mi vida, no tengo momento para pensarlo porque acabo de trabajar y mi enfoque es seguir creciendo profesionalmente. Pero bueno, es cuestión de tiempo, el amor, la poesía y el romanticismo siempre tienen que existir, es cuestión de tiempo, claro que sí.
Estuviste un tiempo viviendo en España, ¿qué recuerdas de tu estancia en nuestro país?
Sí. Estuve trabajando en la serie Sin tetas no hay paraíso y luego tuve la oportunidad de hacer Mira quien baila y ayudar a una ONG. Tengo la fortuna de tener la nacionalidad española y de sentirme muy cercano a casa con ese abrigo tan lindo con el que me recibieron. Algo que se ha mantenido en el tiempo y me ha permitido estar conectado con las personas que creen en mi profesional y humanamente, ha sido una locura. De hecho, tengo muy claras las intenciones de irme a vivir a España, tocar de nuevo puertas, trabajar y establecerme un tiempo allí. Porque, si bien es cierto que lo único constante es el cambio, aquí no ha cambiado la energía y el amor con el que me han tratado durante tantos años y viceversa.
Por tu abuelo tienes la nacionalidad española, ¿vienes mucho por aquí?
No, he estado allá por cuestiones laborales, pero tengo muchos familiares allí: mi abuela es valenciana, mi tía es mallorquina, tengo primos de diferentes lugares… Mucha familia de Venezuela que se fue España debido a la situación que se vive en mi país. Gracias a eso tengo el privilegio de formar parte de la madre patria y de tener esa sangre vibrante.
- ¿Qué proyectos te gustaría llevar a cabo en España?
Ya tuve la suerte de estar en esos dos proyectos y de formar parte del gremio artístico porque, una cosa es ir de vacaciones, estar invitado, hacer entrevistas.. y otra tener el privilegio de levantarte con la cultura, con el día a día, trabajando porque creyeron en ti. Óscar Reyes es ahora un personaje totalmente diferente que me va a permitir la oportunidad de reafirmar mi labor profesional como actor. Me gustaría hacer papeles que realmente sean distintos y que tengan algo que contar, sobre todo humano. Interpretar personajes históricos que han marcado a la humanidad con sus actos. Me encanta la historia, me encantan los documentales y poder imeterme en la piel de personajes que ya han sido interpretados o que, en la actualidad, son históricos, me parece un gran reto y sería un privilegio.
- Además de actor, eres cantante, compositor… ¿cuándo podremos descubrir tu faceta musical? Aunque ya hemos podido descubrir un adelanto con Alebrije y Volcán, dos temas tuyos que se han incluído en la serie.
Tuve la oportunidad de trabajar con Servando Primera y Jasmil Marrufo, son productoresde grandes como Marc Anthony, Jlo o Enrique Iglesias, entre otros, fue hace unos seis años, tuve la oportunidad de expresar mi música, mis composiciones y les gustó. Y como bien dices, incluí esas dos canciones. Volcán la compuse hace 6 años y Alebrije específicamente para Pasión de gavilanes. Claro que se me va a escuchar. Voy a a desarrollar esa faceta, ver porqué canales y ya hay una disquera pendiente. Cuento con el apoyo de gente conocedora de la industria a los que les han parecido interesantes mis composiciones y la manera en la que hago mi música. Tengo varias canciones escritas y no hay un género claro porque es fusión.
- ¿Quiénes son tus referentes?
Rubén Blades, Jorge Drexler y René, Residente, de Calle 13, cuyas composiciones te hacen pensar sobre algunas cosas, una reflexión bonita desde la parte humana. Alebrije, es una canción con un mensaje muy positivo para la humanidad de que el amor es lo que nos mueve, de que el presente hay que vivirlo. Un impulso a todas esas personas que se levantan en la mañana a echarle ganas, a avanzar, a trabajar con buena actitud, que miran de frente sonriendo a la gente. Estoy esperando que se desarrollen en Pasión de gavilanes, pero eso es algo que viene con mucho amor.
- Has abierto en Bogotá varios restaurantes, ¿por qué te decantaste por ese sector?
Vi una oportunidad de negocio en un sector que me llamaba mucho la atención, como es la hostelería, y, además, de hacer un lugar de recepción y de encuentro para la gente, es un lugar interesante. Vito es un restaurante de comida italiana que creé con un socio que es originario de ese país. Nos fue bien y después montamos León Mozzarella Bar. Luego vino Llorente, con otro socio,diferente y, de alguna manera el negocio fue creciendo en estos 6 años. Afortunadamente contamos con un gran equipo y nos ganamos muchos premios importantes en Bogotá en el ámbito de la coctelería y la gastronomía.
- Ya que tiene donde aprender... ¿sabes cocinar? ¿Cuál es tu especialidad?
Cuando cocino, cocino rico. No lo hago mucho, pero mi plato estrella es un ravioli de plátano con ragout de cordero.
- Si por algo se caracteriza Óscar Reyes es por su carácter pasional, ¿cómo eres tú? ¿qué te enamora de una mujer?
Yo creo que la magia del amor, no es la ejecución como tal, sino la antesala de ese flirteo, de esa conquista... Es una cosa que es energía, y ahí juega lo que yo reitero, que el amor es lo que mueve a la humanidad. Esa es la magia y lo que debería movernos en todos los ámbitos y qué mejor incentivo que el amor, que la mujer, que la poesía, que el romanticismo.
- Eres un actor que levanta pasiones, ¿qué imagen te devuelve a ti el espejo? ¿qué o a quién ves cuando te miras?
Es algo personal el cómo uno ve a otra persona, hay un dicho muy lindo que dice: "Nadie sabe con la sed que el otro bebe". Yo veo a un tipo muy inquieto, con mucha creatividad, con una mente que no para, muy frontal, muy directo… Veo a Juan Alfonso, que es quien me ha traído hasta aquí. Soy una persona muy comprometida, cuando hago algo, o lo hago a tope o no lo hago, pero no soy de medias tintas. Y si a alguna chica le perezco guapo o atractivo pues… ¡qué bonito sea! En el espejo veo que hay un poco más de madurez. Veo cosas que sé que ya no me gustan, per otambién veo que hay un poquito más de confianza interna, personal, espiritual, profesional, sexual… y que los años años van pasando y que el tiempo es ahora.
- Sigues manteniendo y practicando algunas aficiones de cuando eras niño ,como jugar al fútbol, ¿que otras cosas te gusta hacer en tu tiempo libre?
Sí, me apasiona el fútbol y sigo practicándolo. La música siempre estuvo acompañándome y sigo componiendo. Algo nuevo de este Juan Alfonso es que me puse a escribir mucho más que antes, no sabía que escribía... aunque tengo rato ya escribiendo, unos 6 años. También desarrollando la pintura, he hecho cuadros, los puedes ver en Katretroart, utilizando una técnica sobre madera con acrílicos fluorescentes con relieve.
- ¿Cómo eras de niño y qué sueños tenías?
Cuando era niño soñaba con ser futbolista profesional, llevo jugando desde que tenía cuatro años. También estaba todo el día con un cuatro en la mano, es como una guitarrita venezolana, siempre me ponía mi familia a cantar y todo esto… el medio artístico siempre me llamó la atención, sobre todo la música. El fútbol y la música, eso es lo que soñaba.
- ¿Cuántos de esos sueños has cumplido?
Jugué al fútbol y tuve la oportunidad de representar a mi país, luego ya, profesionalmente, no pude lograrlo por una lesión. En la música estoy cumpliendo un sueño ahora, de alguna forma es algo por desarrollar y la oportunidad de estar vigente en el medio y seguir formando parte artística con la creatividad y la oportunidad otorgada... (se emociona). Me he puesto sentimental pero... ¡es una maravilla! La música es un sueño por cumplir, seguiré escribiendo y seguiré teniendo un incentivo (dice con la voz entrecortada).
- Cuando se apagan los focos y estás en tu casa, ¿cómo eres?
Soy una persona reservada que no para de crear. Cada vez me doy cuenta de que soy más selectivo con el tiempo, con mi tiempo. Que esto no significa que el mío valga más que el de otros, pero quiero invertirlo lo que a mi guste hacerlo y eso es intransferible. Me gusta estar guardadito, poder disfrutar del espacio y de la libertad de moverte que, a veces, es complejo para los que nos dedicamos al mundo del entretenimiento porque se considera que nuestra vida privada debe ser pública y eso te limita mucho. Yo trato de hacer lo que me gusta, intento no planificar tanto y vivir el presente, el día a día, disfrutar de la mañana, estar con mi gato, hacer mis ejercicios… Ahora vengo de una paliza de casi cinco meses y pico trabajando doce horas diarias, de lunes a sábado, metido en la piel de Óscar y estoy empezando a reencontrar a ese Juan Alfonso de fuera de focos, que no están apagados nunca porque siempre hay algo que contar a tu seguidores, pero me gusta poder proyectar un mensaje positivo de amor.
- De no ser actor, ¿con quién estaría hablando en este momento?
Estarías hablando conmigo igual porque aquí estás hablando con Juan Alfonso. Con un ser humano al que le dicen Gato o con un gato al que le dicen ser humano. Con una persona que cree en las buenas acciones, en que las palabras valen mucho pero son los actos las que las avalan. Soy un hombre de energías, hay muchas: buenas, malas, intermitentes... ¡todas son respetables!. Pero la que a mí me mueve es la de la buena onda, la del amor, porque habla con verdad, tratando de ser alegre aunque te quieran quitar la sonrisa... sin duda, estarías hablando con el mismo que te está respondiendo.
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