Tras casi cuatro años de noviazgo, Álvaro Falcó e Isabelle Junot ya son ‘marido y mujer’. El pasado sábado, dos de abril, la pareja se dio el ‘sí, quiero’ en una emotiva boda donde se cuidó al máximo cada detalle: desde la decoración de las mesas hasta el menú.
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El palacio del marqués de Mirabel, testigo de tantos siglos de historia de la familia Fernández de Córdoba, se vistió de gala para la ocasión, y ¡HOLA! conoce todos los secretos del enlace más esperado del año.
Un entorno romántico y bucólico
“Nos gusta mucho la primavera, es una estación del año preciosa”, nos comentaba la novia a unos meses de su boda. Y, en efecto, toda la decoración floral, a cargo de Enea, inundó de un aire primaveral cada rincón del palacio del marqués de Mirabel, incluso la capilla -del siglo XVI- donde Isabelle y Álvaro sellaron su bonita historia de amor.
Tal y como nos explica Javier Varela, en esta boda el objetivo era la naturalidad, “que sea todo un poco romántico y bucólico”. Una explosión de color blanco y verde que ejercía un perfecto contraste con los gruesos muros de piedra del histórico escenario.
Todas las mesas del banquete fueron decoradas con ammi majus y flores silvestres, que, parecía, nacían de la propia mesa, puesto que la idea era recrear que, de ellas, brotaba la primavera.
Los manteles, de color blanco (a juego con las flores silvestres) eran de hilo de piedra; y las sillas de forja negra.
El seating plan fue todo un guiño a los grandes protagonistas de la cita. Y es que, cada mesa tenía el nombre de uno de los lugares que los novios habían visitado juntos, como Ronda, Cannes, Marbella, Gstaad, Copenhague… El sitio de Isabelle y Álvaro, que confiaron la logística de su boda a A-Tipica, fue Lamu.
Vajilla de la Cartuja de Sevilla y un menú con dos Estrellas Michelin
Los recién casados no hicieron una espectacular entrada en el banquete. No hubo discursos ni canción: preferían que sus invitados disfrutasen del menú y de la experiencia gastronómica que habían organizado para ellos. Tres platos y un postre que llevaban el sello de Mario Sandoval.
Este fin de semana los hermanos Sandoval cerraron su popular restaurante, Coque, algo que sólo habían hecho dos veces antes en toda su historia: una con motivo de la boda de los Reyes de España, y otra para la de Ana Patricia Botín.
Trasladaron sus dos Estrellas Michelin a Plasencia. “Las cuarenta personas que estamos trabajando en Coque hemos viajado hasta Palencia, y, además, vienen otros veinte camareros más. Somos alrededor de unos sesenta en la cocina, en sala… para doscientas setenta personas. Ha venido un restaurante entero aquí”, nos desvela Diego Sandoval.
Mario, por su parte, nos cuenta que los novios habían apostado porque esta fuese una boda gastronómica. “Querían por todos los medios que fuera una boda donde la gente hablara de la comida. Todo el equipo de Coque vino a Plasencia. Mis hermanos, cocineros, jefes de cocina, pasteleros… para una boda al estilo de Luis VI, de estas de Vatel”.
El broche final lo puso la vajilla de la Cartuja de Sevilla: azul Ceilán y en los salones que se habilitaron para acoger a todos los invitados de color rosa.
“Es una de las colecciones donde resulta más evidente la influencia oriental en los diseños de nuestros decorados clásicos. Los motivos de esta vajilla nos transportan a la exótica isla de Sri Lanka en el Océano Índico, durante la época de la colonización”, nos dice Ana Zapata, CEO de la histórica empresa artesanal que recuperó en 2016.
Tras la comida, llegó el baile, que los novios inauguraron mientras Xandra y Tamara, primas de Álvaro, lanzaban flores a los enamorados.