El palacio del marqués de Mirabel es el escenario de la gran boda. En 1982, el marqués de Cubas y Marta Chávarri también elegían este histórico edificio del siglo XV, en Plasencia, como el corazón de las celebraciones, aunque con algunas diferencias. Los padres del novio se casaron en la Catedral construida entre los siglos XII Y XIV; y Álvaro e Isabelle lo harán en la capilla familiar.
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Es una boda del siglo XXI, pero han decidido que su gran día quede enmarcado en la historia y la tradición de la casa. Además, en otro guiño importante a las raíces familiares, la novia también ha elegido casarse con una joya de la familia paterna de Álvaro.
Isabelle se corona con una espectacular diadema de diamantes y perlas, de finales del siglo XIX, como marquesa de Cubas . La misma que llevó Xandra Falcó, marquesa de Mirabel, prima de Álvaro, el día de su boda -se celebró en la misma propiedad familiar- con Jaime Carvajal Hoyos. La histórica tiara se remonta a los bisabuelos del novio y procede de París, donde residieron los duques de Montellano.
Isabelle también podría haber pedido a su madre, Nina Wendelboe, la mini coronet -las llevaron en versión XXL reinas como Victoria de Inglaterra e Isabel II de España- con la que se casó en octubre de 1987.
La boda de Nina y Philippe Junot, exmarido de la princesa Carolina de Mónaco -ésta también optó por un tocado floral para el enlace- se celebró en Tihirke, cerca de Copenhague, Dinamarca- y la novia contaría a ¡HOLA!, ese mismo día, la historia de la pieza que había elegido a juego con los pendientes. Dos joyas en platino que “pertenecen a mi familia y han llevado, desde hace muchos años, todas las novias de mi casa”. Asimismo, y en un gesto de cariño hacia la familia de Philippe Junot, complementaría el ajuar con una pulsera de perlas de la madre de su entonces marido, Lydie Chassin.
Para completar su look nupcial, la novia ha confiado a la firma Rabat la creación de los pendientes junto con las alianzas matrimoniales. Una colección de joyas nupciales que potencian el vestido de ensueño -con más de 200 horas de trabajo- que la firma Pronovias especialmente para ella en su ‘sí quiero’.