De un despiste a un ‘sí, quiero’. La historia de amor de Isabelle Junot y Álvaro Falcó parece salida de una película romántica y su primer encuentro, obra del destino. Se conocieron casualmente, hace cinco años, en la estación de esquí de Gstaad. Ella se acercó a saludar a Álvaro, al que había confundido con otra persona. Más tarde, al caer en el error, volvió para disculparse. A él le pareció muy divertida. Pero ahí quedó, hasta dos años después... cuando volvieron a cruzarse, esta vez, en Madrid. Y todo cambió. Esta primavera, el cuarto marqués de Cubas (título otorgado por la Reina Isabel II), hijo del recordado Fernando Falcó y Marta Chávarri, de treinta y ocho años, y la hija de Philippe Junot y Nina Wendelboe-Larsen, de treinta, se han casado poniendo el colofón a su discreto noviazgo. Su relación se conoció en septiembre de 2018, cuando estuvieron juntos en Ronda. Ahora, su boda ha reunido a numerosos rostros conocidos de la aristocracia y la sociedad, ya que Álvaro es primo de Tamara Falcó, marquesa de Griñón, a quien está muy unido, y amigo de Carlos Torretta y Marta Ortega, Alonso Aznar y Felipe y Carlos Cortina, entre otros. En un excepcional reportaje, luciendo joyas de Rabat, la pareja posó por primera vez, en ‘El Jaral de la Mira’, la espectacular finca de los hermanos Sandoval; nos hablaron de su historia de amor, y nos anunciaron la fecha de su enlace y el sitio que eligieron, un lugar muy especial, ligado a la familia de Álvaro Falcó desde hace seis siglos.
—Por fin hay fecha de boda, Isabelle.
—¡Sí, nos casamos el dos de abril de dos mil veintidós!
—Siempre tuvisteis claro que sería en primavera, ¿por algún motivo en especial?
—Nos gusta mucho la primavera, es una estación del año preciosa, y queríamos dejar pasar el máximo tiempo posible para estar tranquilos con la situación actual.
—Durante estos meses, habéis valorado muchas cosas y barajado varios lugares donde casaros, ¿está ya decidido?
—Hemos decidido casarnos en Plasencia, en la casa familiar de Álvaro, porque nos parece muy especial y allí se casaron sus padres. Me hace ilusión, es un sitio precioso que tiene mucho significado para nosotros.
“Nos casamos el 2 de abril, en el palacio del marqués de Mirabel, en Plasencia”
—La elección del palacio del marqués de Mirabel tiene un gran componente sentimental. ¿Es importante para ti, Álvaro, que finalmente la boda sea allí?
—Sí, para mí es importante. Se ha convertido en una especie de tradición que comenzó con la boda de mis padres, en los años ochenta. El palacio fue construido, en el siglo XV, por los primeros duques de Plasencia y siempre se ha mantenido dentro de mi familia.
—Casándote en un palacio te sentirás como una princesa, Isabelle.
—Palacio o no, con Álvaro siempre me siento así —ríe—.
—¿Qué es lo que más te gusta del lugar?
—El palacio es una maravilla, el patio es una pasada y todo el interior… espectacular.
—¿Qué es lo que más estás disfrutando de los preparativos y qué es lo que más te estresa?
—Me divierte mucho buscar ideas para el vestido. Aunque, a la vez, me está empezando a estresar ¡porque no me decido!
—Habéis pasado este verano de boda en boda, alguna idea habrás apuntado.
—¡Claro que sí, hemos ido cogiendo notas todo el verano! (Ríe).
“Para mí es importante casarnos allí —asegura Álvaro—. Se ha convertido en una especie de tradición que comenzó con la boda de mis padres, en los años ochenta”
—Álvaro, ¿te estás implicando en los preparativos o le has dejado ese ‘arduo cometido’ a Isabelle?
—Las decisiones que hemos tomado hasta el momento las hemos tomado juntos, pero yo confío plenamente en los gustos y el criterio de Isabelle.
—¿La música corre de tu parte? A ti te apasiona…
—¡Para mí es algo fundamental en una boda, es algo que hay que elegir muy bien!
—¿Os estáis poniendo de acuerdo o hay muchas ‘diferencias’ entre lo que quiere cada uno?
—Somos muy fáciles, tanto el uno como el otro. En cuanto a las decisiones, somos un equipo, cada uno aporta lo suyo y encajamos.
—En la primera lista salieron doscientos invitados... ¿Han salido más en las siguientes?
—Más o menos hemos acertado con el número, nos salen alrededor de doscientos, queremos que sea íntimo.
“Mi historia de amor con Álvaro es como la que siempre quise tener: con mucho amor y muchas risas. ¡No hay un día en que me aburra!”
—¿Teníais claro desde el principio que tu padre, Isabelle, sería el padrino y tu madre, Álvaro, la madrina?
—¡Sí, claro!
—Dicen que, cuando te casas, lo haces también con la familia de tu pareja. ¿Qué ha aportado a tu vida tu familia política?
—Son cada uno más encantador que el otro —responde Isabelle—. ¡No podría pedir una familia política mejor!
—¿Cómo es tu relación con tu suegra, Marta Chávarri?
—Genial. Nos llevamos fenomenal.
—Y tú, Álvaro, ¿qué tal te llevas con tu suegro, Philippe Junot, y con el resto de la familia?
—De maravilla, son fantásticos.
—¿Habrá en la ceremonia algo especial en recuerdo a tu padre?
—Por supuesto, es una fecha en la que tiene que estar muy presente.
—¿Qué significa para ti llevar el título de marqués de Cubas?
—Un orgullo enorme.
“Llevar el título de marqués de Cubas es un orgullo enorme para mí. Por supuesto, habrá algo muy especial en nuestra boda, es una fecha en la que mi padre tiene que estar muy presente”
—Estás muy unido a tu prima Tamara, ¿participará de alguna manera especial?
—Tamara siempre está cerca de mí, el día de mi boda seguro que tendrá un protagonismo especial.
—Isabelle, tú tienes a tu familia fuera. Hace poco estuvieron en Madrid tu padre y tu hermana, ¿cómo fueron esos días?
—Fue genial, hacía casi dos años que no estábamos los tres juntos. Aprovechamos para ir al campo y hacer turismo visitando Segovia. ¡Y me ayudaron a tomar varias decisiones!
—Tu madre aún no ha podido venir.
—Todavía no, pero vendrá muy pronto. Y estoy deseando verla. ¡Hablamos casi todos los días!
—¿Y te dejas aconsejar por ella o lo tienes todo muy claro?
—No tengo claro mucho, pero cualquier cosa que se me ocurre le parece fenomenal a mi madre… Básicamente, me apoya en todo y le gusta ver lo que se me va ocurriendo.
Solo cinco meses
—Quedan solo cinco meses para la boda y se pasan volando. ¿Qué tenéis decidido que se pueda adelantar?
—Estamos en ello. ¡Tenemos ya fecha, sitio...! El vestido será de Pronovias y lo diseñaré con su directora artística, Alessandra Rinaudo, y también diseñaré con Rabat una joya especial para ese día. El maquillador será Gabriel Llano, que me está cuidando el pelo desde hace un tiempo y me encanta cómo maquilla, y la piel me la está cuidando The Red Beauty Club, de la mano de Paola Martínez Ledesma. Con ella veré los tratamientos ideales para tener una piel perfecta ese día. ¡El resto lo estamos cerrando poco a poco!
—La última colección de Rabat se llama ‘Three Wishes’… Isabelle, ¿qué tres deseos pides?
—Mucha salud y felicidad, tanto para mi familia como para la de Álvaro; ver a mi familia más a menudo, y formar un día la mía propia con Álvaro.
“La historia con Isa es bastante divertida. Cuando nos conocimos, nunca pensamos que acabaríamos juntos, pero cuando nos reencontramos, en España, dos años después, todo fue distinto”
—¿Ya has ido a la primera prueba del vestido?
—Todavía no, pero fui a probarme vestidos con mi hermana, Victoria, a Pronovias para ver cómo me sentía de novia e ir descartando estilos.
—No parece que te hayas decidido todavía.
—Estoy dándole muchas vueltas. Al principio, me imaginaba con un diseño, pero ha ido cambiando radicalmente según pasa el tiempo… ¡Creo que va a ser una sorpresa hasta para mí misma!
—Álvaro, ¿y cómo te la imaginas vestida de novia?
—Me la imagino espectacular, como siempre.
—De un despiste (os conocisteis cuando lo saludaste por error en Suiza) a un ‘sí, quiero’... ¿Cómo definirías tu historia de amor con Álvaro?
—Definiría mi historia de amor con Álvaro como la que siempre quise tener: con mucho amor y muchas risas. ¡No hay un día que me aburra!
—Álvaro, una mujer te confunde Gstaad y, dos años después, te la reencuentras. Parece el guion de una película romántica, ¿eres un hombre romántico?
—La verdad es que no demasiado. La historia con Isa es bastante divertida. Cuando nos conocimos por primera vez nunca pensamos que acabaríamos juntos, pero cuando nos reencontramos, en España, dos años después, todo fue distinto.
—¿Qué admiras de Isabelle?
—Admiro muchas cosas de ella, pero, sobre todo, su naturalidad, lo positiva que es y su sentido del humor; te hace la vida más fácil.
“Me ayudó muchísimo”
—Dos mil veinte fue un año muy duro para tu familia, ¿sentiste en Isabelle un pilar indispensable?
—Por supuesto, ella me ayudó muchísimo en esos momentos tan difíciles.
—¿Qué aficiones compartís y cuáles suelen ser vuestros planes favoritos?
—Nos encanta viajar y, sobre todo, comer.
—La anécdota más divertida que hayas vivido con ella.
—Hay muchas, pero recuerdo unas Navidades, hace como tres años, que fuimos a Londres, nos quedamos parados durante doce minutos en la parte más alta del recorrido de una montaña rusa y tuvimos que sincronizar nuestros movimientos para hacer que avanzara el coche. ¡Tiene gracia ahora, pero en el momento no tanto!
“No creo que la boda cambie nuestra vida. Lo que marcará un antes y un después será cuando formemos nuestra propia familia”, nos dice Isabelle
—Si tuvieras que elegir tres rasgos de Álvaro que te hayan enamorado, ¿cuáles serían?
—Su humor, su seguridad en sí mismo y lo fácil que es.
—¿Qué pareja de tu entorno te inspira a creer en un amor para siempre?
—Mi propia relación con Álvaro.
—Por cierto, ¿ya te ha regalado el anillo de compromiso?
—¡No, todavía no! Me regaló un detalle el día que me pidió que me casara con él.
—¿Crees que la boda marcará un antes y un después en vuestra relación?
—No mucho, creo que lo que marcará un antes y un después será cuando formemos nuestra familia.
—¿Y os gustaría ser padres pronto?
—Pronto no sé, ¡me gustaría disfrutar de mi vida de recién casada primero!
—Por último, Álvaro, ¿cómo te gustaría que fuera el día de tu boda?
—Quiero que sea un día especial tanto para nosotros como para todos los amigos y familia que nos acompañen.