Óscar Casas está de celebración. En este 2022 se cumplen quince años de su debut en el cine con El Orfanato , que rodó junto a Belén Rueda cuando tenía ocho. Desde entonces, el intérprete, al que siguen más de tres millones en las redes, ha protagonizado un ascenso imparable y ha demostrado que es mucho más que el hermano de Mario Casas . Ahora, está inmerso en su película número catorce. Se trata de Últimas voluntades, de Joaquín Carmona Hidalgo. Entre escena y escena, Óscar descubre a ¡HOLA! por qué, tres lustros después de seducir por primera vez a la cámara, se ha convertido en el actor del momento.
—¿Qué tal va la grabación?
—¡Muy bien! Estoy contento porque está siendo bonito. Es una película especial.
—¿Cómo recibiste el proyecto?
—Llegó el guion, escrito de una forma única, lo leímos en casa y me enamoré del personaje, Andrés.
—¿De qué modo te preparas?
—Con ensayos con el director y los productores… y con mi coach. He tenido un mes para hacerlo.
—¿Siempre trabajas con coach?
—Sí, desde los últimos tres proyectos. Se llama Gerard Oms y es el mismo que el de mi hermano Mario. Trabajamos para construir al personaje: cómo habla, cómo siente, cómo mira, cuáles son sus monstruos… e incluso lo sacamos a la calle. Como, en esta película, Andrés va de fiesta, tuvimos que salir, emborracharlo un poco… Lo divertido es que nadie puede advertir que estás actuando.
—Emborracharse es una curiosa exigencia…
—Sí, sí, un poco. ¡Es por trabajo!
—Últimas voluntades cuenta la historia de un padre que quiere recuperar el amor de su hijo. ¿Qué relación tienes con Ramón, el tuyo?
—Mi personaje procede de una familia desestructurada. No se asemeja a ningún posible sentimiento que yo pueda tener. Con mi padre, me ha tocado la lotería de la vida. Tanto él como mi madre son los mejores. Son personas humildes, de una familia obrera, con muchos valores. Son unos luchadores… y los más bondadosos que he conocido.
—¿Todavía les pides consejos?
—Cada día, sobre todo a mi madre. ¡Tengo que hablar con ella una hora al día! Si tengo un problema y se lo cuento, ese problema ya no existe a los diez minutos. ¡Tiene ese poder!
—¿Sigues viviendo con ellos?
—Sí. No pienso en independizarme. Estoy muy bien así. Me siento a salvo en casa. Después de tanto trabajo y viajes, necesito quedarme allí.
—Tu hermano Mario, ¿también está con vosotros?
—Mario tiene una casa muy cerca, pero pasa el ochenta por ciento del tiempo allí.
“Hay que rodearse de gente que te quiera. Tener tanta presión de tantas personas puede ser complicado de gestionar”
—¿Tu padre sigue dedicándose a la construcción?
—Él no tiene nada que ver con este mundo, pero también es un artista. Hace maravillas con sus manos. Puede venir de ahí el que hayamos terminado dedicándonos a esto. ¡Lo disfruta mucho! Pero lo hace para él, para las casas de mis hermanos, Sheila, Mario y Christian. Ahora no tiene un trabajo convencional de constructor.
—¿Quién te pone los pies en el suelo?
—¡Uno puede liarla!, tanto por este trabajo como por la vida en general. Tienes que tener a tu familia cerca.
—La fama tiene un reverso oscuro. ¿Te ha costado confiar en la gente?
—No, hay personas preciosas. Es verdad que yo no salgo mucho y, cuando lo hago, voy con mis hermanos.
—¿Te ha pasado factura psicológica el éxito?
—No ha sido mi caso, pero hay que rodearse de gente que te quiera. Tener tanta presión de tantas personas puede ser complicado de gestionar.
—¿Cómo llevas la fama de seductor?
—No leo muchas de las cosas que publican sobre mí, pero esto no es nada malo. Mientras sea bueno…
—¿Cuán importante es para ti el amor?
—Es lo que guía la vida y a las personas. Para mí, ¡es lo más importante que hay!
—¿Has sufrido mucho por amor?
—Claro. Son cosas de la vida que a todo el mundo le pasa y que son bonitas, porque te hacen aprender.
—¿Tienes pareja?
—No. Ahora tengo mucho trabajo como para pensar en eso. ¡No me da tiempo!
—Entre tus aficiones, está el coleccionar tatuajes. ¿Alguna idea nueva?
—No sé cuántos tengo. Ahora me voy a hacer uno con mi hermano Christian sobre una viñeta de One Piece [serie de manga japonés].
—¿Dónde te ves dentro de diez años?
—Espero seguir creciendo personal y profesionalmente y continuar cerca de los míos. Hacer las cosas que me gustan… ¡de la mejor manera posible!