Esta es la primera vez en la que Michael Bublé y Luisana Lopilato posan juntos en una sesión de fotos y conceden una entrevista conjunta. Lo hacen para ¡HOLA! en la víspera del lanzamiento de Higher , el último álbum del artista canadiense, de cuarenta y seis años, en el que habla de algunos momentos claves de su vida, como cuando conoció a su esposa, y que, según sus palabras, es “una carta de amor a mi familia”. Una familia de la que, además de Mike y Lu, como ambos se refieren el uno al otro, forman parte sus hijos: Noah, de ocho años, ya recuperado del cáncer que le fue diagnosticado cuando tenía tres años; Elías, de seis, y Vida, de tres años. En unos meses, se unirá un nuevo miembro, ya que la actriz argentina está embarazada por cuarta vez . Ahora, la pareja comparte con ¡HOLA! su mágica, divertida y, en ocasiones, triste historia de amor. Entrelazando sus manos, reflexionan sobre el viaje para redescubrir la felicidad tras haber superado juntos la enfermedad de su primogénito.
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—¡Enhorabuena por el cuarto bebé! ¿Ha sido planeado o un ‘accidente’?
Luisana.—Ambos [ríe]. No, estoy bromeando. Le dije a Michael: “Si no sucede en este periodo de tiempo concreto, entonces…, eso será todo”. Tengo treinta y cuatro años y he pasado por tres cesáreas. “Oh, en dos meses no va a suceder”, pensamos. Con los otros, tardamos seis y ocho meses. No es fácil quedarse embarazada, pero ocurrió al primer intento y fue una gran sorpresa.
Michael.—En los últimos dos años, le pedí muchas veces: “Me encantaría tener uno más, ¿te gustaría?”. Y ella me contestó: “No, estoy bien, creo que así tenemos una buena familia”. Yo insistía: “¿Tal vez uno más?”. “No, no”. Y, entonces, un día…, ¿cuándo fue, cariño?, ¿hace nueve, diez meses?, de repente, me dijo: “¿Sabes qué? Tal vez, uno más”. ¡Me emocioné!
“No quería volver a cantar nunca más. Y mi mujer, literalmente, me levantó y me devolvió a la vida”, confiesa el artista al recordar la enfermedad de su hijo Noah
—¿Cómo se lo contasteis a vuestra familia?
L.—Se lo dijimos a la familia de Mike y a la mía en Navidad. Y lo grabamos. Traté de hacer una oración en español y en inglés…
M.—Esto es lo que pasó. Estábamos en Vancouver, celebrando nuestra maravillosa cena de Navidad. Todos los niños, toda la familia. Y mi esposa dijo: “¿Está bien dar las gracias antes de la cena?”. Entonces, en español, ella empezó a orar… Y, antes de terminar, ya estaba llorando a mares: “Vamos a tener un bebé”, dijo. Todo el mundo estaba llorando, pero mi familia, que no entendía nada de lo que decía en español, pensaba: “¿Qué demonios está pasando?”. Fue un momento grandioso, hermoso y mágico para nuestras familias, que han estado junto a nosotros en las buenas y en las malas. Puedes imaginarte, hemos pasado por mucho. Así que entiendo por qué mi chica estaba tan emocionada. ¿Y sabes qué es lo gracioso? Fue mejor así: el vídeo es tan bonito por cómo todo el mundo termina enterándose por su cuenta [risas].
—Michael, esta primavera y verano, estarás de gira por Reino Unido con tu disco. Además, tienes un show fijo en Las Vegas, ¿cambiará tu agenda la paternidad? ¿Cómo sueles gestionar la distancia?
L.—La verdad es que la gente piensa que estamos separados durante mucho tiempo, pero trabajamos mucho, especialmente Mike, para poder estar juntos. Su prioridad siempre fue la familia, desde el día uno, cuando nos casamos. Y nos lo demuestra cada día. Veo su agenda, que es una locura, y lloro porque trabaja arduamente para poder tener más tiempo libre y estar con nosotros. Yo hago dos películas al año. Así que puedo elegir cuándo quiero rodar.
M.—Lo hago, probablemente, de forma irresponsable desde el punto de vista financiero, porque no suelo ir más de tres semanas de gira… Lo que definitivamente no quiero es mirar atrás y decir: “Me lo perdí”. No solamente los niños, sino el embarazo. Me encanta. No quiero perderme esto. Quiero estar muy presente. ¿Cuántas veces te lo digo, Lu?
—La familia crece. ¿A quién de los dos se parecen más vuestros tres hijos, Noah, Elías y Vida?
L.—Noah es como Mike. Hace todo lo que dice su padre. A veces, está comiendo brócoli y Mike suelta: “Oh, no me gusta esto”. Y yo: “¡Shhh!”. Entonces, Mike dice: “¡Oh, me encanta este brócoli!”. Entonces, Noah: “¡Oh, sí! ¡Papi, es increíble!”. Es decir, cualquier cosa que diga Mike es increíble.
M.—Noah es como yo. Una persona a la que le gusta la gente. Es un niño muy sensible y empático. Habla mucho, es muy extrovertido. Y Elías es frío, tranquilo y muy inteligente, igual que mamá. Puede ser bastante serio, como lo era Lu de joven. ¡Él es Lu! Es tan centrado y reflexivo… Y Vida es la reina.
L.—Es una mezcla de nosotros dos.
M.—Cada vez que me tengo que ausentar, me siento con los niños y hablamos… Anoche le dije a Vida: “¿Puedes ser mi niña grande y cuidar de tus hermanos y de mamá por mí?”. Y ella me respondió (muy seriamente): “No, no puedo”.
—Habéis pasado juntos por algo que la mayoría de las parejas nunca tienen que atravesar cuando vuestro hijo Noah fue diagnosticado con cáncer. Ese tipo de estrés puede afectar a un matrimonio. ¿Cómo conseguisteis salir fortalecidos?
M.—Dicen que el noventa y tres por ciento de las parejas que pasan por algo tan traumático se rompen. Y lo entiendo perfectamente.
L.—No fue un buen momento. Estaba hecha un lío, perdida. Mike era mi roca. Era tan fuerte. Me dijo: “No importa lo que pase, vamos a salir adelante. Y tenemos que pensar en nuestro otro hijo, Eli”. Ese fue el día uno, y durante los siguientes seis meses estuve muerta. Era una muerta viviente.
M.—Yo tenía cuarenta años; tú, Lu, veintiocho. Todavía eras una niña.
L.—Y, entonces, cambió. Cuando los tratamientos de Noah terminaron, me hice fuerte, y entonces Mike se asustó.
M.—Me derrumbé. Estaba destrozado… Creo que nunca lo dije públicamente. ¡Solo tú sabes esto sobre mí, Luisana! No creí que fuera a volver a la música. No quería volver a cantar nunca más. Simplemente ya no me importaba. No quería nada de eso. Y mi mujer, literalmente, me levantó y me devolvió a la vida. De alguna manera, me llevó hasta un punto en el que no solo pude estar bien, sino que volví mejor de lo que había sido antes.
L.—La mayoría de las parejas dicen: “Es mi mejor amigo, es mi familia”. Pero cuando yo digo esas cosas, vienen desde lo más profundo de mi ser. Tengo tal conexión con Mike que, pase lo que pase entre nosotros, somos una familia. Por lo demás, somos una pareja y una familia normal. Nos peleamos y tenemos días en los que estamos superenamorados. Sí, la mayoría de las veces es increíble, pero hay días en los que no lo estamos y… ¡quiero matarlo!
M.—A pesar de que me encuentra muy sexy [risas].
“Noah es como yo. Una persona a la que le gusta la gente. Elías es frío, tranquilo y muy inteligente, igual que mamá. Y Vida es la reina”, declara Bublé, un padre orgulloso de su familia numerosa
—Noah aparece en los créditos de tu próximo single, Higher, ¿cómo surgió esa idea?
M.—Estaba dándoles un baño a los niños y mi Noah me dice: “Papi, escribí una canción”. Me la cantó con todo. El hook —parte pegadiza antes del estribillo— era realmente bueno. Entonces le dije: “¡Guau, es increíble, amigo!”. Y la cantábamos en la ducha y en el coche. Meses después, cuando estaba escribiendo con Ryan Tedder, le dije: “Ryan, vas a pensar que estoy loco, pero a mi hijo de ocho años se le ocurrió este gancho tan chulo”. Y Ryan, que es un músico increíble, se giró y dijo: “¡Vaya!, qué cosa, es realmente genial”. En treinta y cinco minutos lo teníamos. Una de las cosas que más agradezco es que mis hijos se hayan enamorado de la música. Y no es porque yo me dedique a ello. Se les ha dado como algo natural. Lo viven y lo respiran. Y es una gran alegría ver cómo se enamoran. Para mí, es uno de los dones más hermosos que puede tener un ser humano, porque ese romance con la música nunca te abandona.
De repente, Noah aparece al lado de su madre y aprovechamos para hacerle unas preguntas.
—Noah, ¿cuál es tu estilo de música favorita?
Noah.—Rocanrol.
—¿Cuál es tu canción favorita del nuevo álbum de papá?
N.—I’ll Never Not Love You [Nunca dejaré de amarte, en español].
M.—Esa es una muy buena.
—¿Has cantado en alguno de sus discos?
N.—No.
“He conocido a muchas mujeres, pero me voy a casar contigo”, le dijo Michael a Luisana, entonces “una estrella del rock” en Argentina, el primer día que la conoció
—Michael, ¿vas a grabar algún día un álbum en familia?
M.—No [risas]. Creo que les encantaría salir con papá y estar conmigo. A mí me encantaría. Eso sería increíble. Sinceramente, sería un sueño.
—Tu álbum Higher también habla de tu relación con Luisana. ¿Cómo os conocisteis?
L.—Antes, hace mucho tiempo, era una estrella del rock, así que conocía a gente de la compañía discográfica. [Luisana fue miembro de la banda juvenil argentina Erreway]. Estaba esperando fuera mi coche y uno de ellos se acercó a mí y me dijo: “Hola, Lu, ¿cómo estás?¿Te gustaría venir a saludar a Mike?”. Dije que no porque no quería que los paparazzi dijeran: “oh, estaban en una cita”. Entonces veo que viene un amigo que también estaba en el concierto, y mi hermana le dijo: “Acaban de invitarla a hacerse una foto con Michael Bublé y ha dicho que no, ¿te lo puedes creer?”. Y él me dijo: “Ven conmigo”. Así que fuimos y Mike se estaba haciendo una foto de grupo con algunas personas y me invitaron a cenar. Él estaba con su abuelo y el amigo de su abuelo…
M.—Era el hermano pequeño del abuelo, el tío Butch…
L.—Estaban sentados en una mesa enorme, tipo familiar. Y yo no hablaba ni una palabra de inglés, nada. Fui al baño y, cuando volví, Mike estaba sentado en mi silla, y estaba on fire con mi amigo [risas]. Estaba hablando de lo guapo que era y de sus músculos, y tocando sus abdominales…
M.—[Risas]. ¡Estaba tratando de averiguar si estabas saliendo con él! ¿Quieres ver a este chico? [Sostiene su teléfono con una foto de un actor argentino extremadamente guapo].
L.—Se dio cuenta de que no estábamos juntos. Ya cuando se iba, me dijo: “He conocido a muchas mujeres, pero me voy a casar contigo”. Alguien tradujo sus palabras. Y yo le dije: “¡Dile que todos los hombres quieren casarse conmigo!”. Nos reímos, me fui, y entonces alguien del show me mandó un mensaje y me dijo: “Quiere que vayas al segundo concierto”. Y, al segundo día, él ya sabía algunas palabras en español.
—¿Cómo es ahora el español de Michael?
L.—¡Muy bueno! Le gusta mucho hablar cuando estamos en familia, siempre habla, incluso cuando está solo. Sabe encontrar las palabras para charlar y comunicarse. Tiene este talento. No solo en español, también lo hace en diferentes idiomas. Pero su español es bueno, puede mantener una conversación. Puedo dejarlo solo.
M.—El ‘gringo’ aprendió a hablar español. Aunque todavía me llama ‘el gringo’.
L.—Sí, lo llamo ‘mi gringo’.
—¿Y cómo te llama él?
M.—’¡La jefa!’ [en castellano]. No siento en absoluto amenazada mi masculinidad al reconocer que mi esposa es nuestra intrépida líder.
“No siento amenazada mi masculinidad al reconocer que mi esposa es nuestra intrépida líder”, declara Bublé, que se refiere en español a su mujer como ‘la jefa’
—¿Cómo se logra establecer una conexión hablando idiomas completamente diferentes?
M.—Pasé mucho tiempo con su familia. A todos los lugares a los que iba [en Argentina], llevaba una tableta. Y pulsaba F1 y traducíamos. O nos acompañaba su hermana en las citas dobles, o mi chico de seguridad, José, de Venezuela. Eso fue una gran ayuda, pero yo seguía diciéndole: “Vaya, tenemos tanto en común, venimos de la misma familia, una familia muy cálida y hermosa”. Y ella seguía diciendo [con escepticismo]: “Mmm”.
L.—Pero cuando conocí a su madre y a sus hermanas enseguida pensé: “Esta es mi familia”. Me sentí muy cómoda.
M.—La familia de Luisana es mi familia. No quiero decir que sean como mi familia. Digo que su madre y su padre son mi madre y mi padre. Los quiero profundamente. Y Lu lo sabe. Es gracioso, hice que se mudaran conmigo. Ellos querían irse y yo decía [voz de niño]: “Por favor, no te vayas”. Es que los quiero mucho.
L.—[Sonríe]. Recuerdo que la primera noche que vino a casa de mi madre, yo no hablaba inglés, él no hablaba español, y mi madre le dijo: “Puedes dormir aquí, pero tú duermes aquí abajo y ella subirá a su habitación”. Así que tuvo que dormir abajo con todos los gatos, y él es alérgico a los gatos [risas].
M.—Y no podía respirar. Estaba tan enfermo y estaba tan loco por ella que tenía ronchas por todas partes.
L.—Así que se despertó con asma. ¡Eso es amor verdadero!
M.—Todos estos años después, Luisana, dile cómo son nuestras familias juntas.
L.—Cuando estamos todos juntos somos ruidosos, nos reímos, gritamos. Mi madre y mi padre todavía no hablan inglés; la familia de Mike no habla español. Pero se quieren. Sé que no es lo habitual. Tengo amigos que odian a su suegra. Yo quiero más a mi suegra que a Mike.
M.—No es por volver a ponerme dramático, pero, ya sabes, cuando nos enteramos de la noticia de Noah, la familia de Luisana dejó sus trabajos y se mudó a Los Ángeles y se instaló con nosotros. Y cuando mi familia se enteró, dejaron sus trabajos y se mudaron con nosotros. Y todos vivimos en la misma casa cerca del hospital durante casi dos años. Es demasiado duro para mí hablar de esto… Pero fuimos a Hawái de vacaciones esta Navidad. Mi padre no paraba de acercarse a mí para decirme: “Vaya, esto es una locura, Mike. Dos familias de diferentes lados del mundo, y nos amamos”. Es la cosa más hermosa.