Cuando Valeria Ros dio la bienvenida a su primera hija, Federica, en noviembre 2020, su mundo cambió por completo. Lo que quizá no podía imaginar es que ocho meses después de convertirse en madre, su vida volvería a tomar un nuevo rumbo al romper su relación con su pareja y padre de su pequeña. Ahora, la popular humorista de Zapeando, es, como ella misma asegura, una ‘madre soltera’, que, aunque imaginó que su “vida iba a ser como Sexo en Nueva York”, “por lo que sea, va camino más de parecerse a Padres forzosos”.
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Del amor, la maternidad y el reto de ser una mujer profesional en pleno siglo XXI habla en su primer libro, Ponerme a parir (Editorial Planeta), en el que esta monologuista y cómica vasca nos muestra su lado más íntimo, ese que no vemos en los escenarios ni en la pequeña pantalla.
- Valeria, ¿cómo surgió la idea de escribir este libro?
- Me llamó la editorial directamente. Cuando me quedé embarazada en el confinamiento me puse a escribir un monólogo que me apetecía autoproducirme mientras estaba embarazada. Cuando la editorial se puso en contacto conmigo mi hija ya había nacido (tendría un mes). Me pareció buenísima idea y me puse con ello. Mi situación fue bastante extraordinaria porque me quedé embarazada en una pandemia, un poco sin pensarlo. Así que esto resume todo lo que me fue pasando. Aunque hay cosas que son del monólogo, también hay otras que suceden con la niña en presente, y eso fue muy interesante.
- Fuiste mostrando a tus espectadores y seguidores cómo evolucionaba tu embarazo, pero, ¿cómo consideras que te ha cambiado la maternidad?
- En primer lugar he dejado de ser yo la prioridad. Soy un personaje secundario, por no decir que estoy de figuración. Al final mi mente ya piensa constantemente en mi hija. La prioridad es ella. También existe un sentimiento de culpabilidad, que yo relaciono con las mujeres: en general todas tenemos un sentimiento de culpa, y en mi caso pudo verse acentuado por el hecho de trabajar mucho. Es verdad que cuando voy a trabajar me siento menos culpable porque eso le beneficia a ella, pero, en momentos de ocio, esa culpabilidad se incrementa. Es verdad que yo soy madre soltera y siento toda la responsabilidad sobre mí.
- Ser madre es complicado, claro, pero imagino que siendo madre soltera lo será todavía más el intentar conciliar el trabajo con la maternidad…
- Es verdad que tengo la suerte de que económicamente estoy bien y puedo contratar a una niñera que la cuide perfectamente. De hecho, cuento en el libro todas las niñeras que han pasado por casa, ¡y la niña sólo tenía dos meses! Si fuera una madre soltera que no tiene medios para compaginarlo con el trabajo, entonces me resultaría prácticamente imposible. Cuento con una niñera que me ayuda, que cuando yo estoy trabajando, está con la niña. Me ha costado mucho encontrar una con la que me sienta tranquila cuando me voy. Es cierto, también, que cuando vuelvo a casa tengo un trabajo más: ocuparme de ella. A veces me disperso mucho a nivel laboral porque tengo una niña que me reclama, y eso que tengo la suerte de tener unos trabajos en los que puedo improvisar… Sin embargo, sí que siento que antes podía trabajar más las secciones. Sólo trabajaba para la comedia, y ahora no tengo tiempo suficiente para hacer esa calidad que antes conseguía. Eso también me frustra un poco. Pero bueno, aun así, no me puedo quejar porque, a nivel laboral, no me puede ir mejor.
- Y, en el fondo, sin idealizar la maternidad, pensarás que tu hija lo compensa todo…
- Por supuesto, teniendo un hijo te quieres pegar un tiro a veces, pero cuando se ríe te compensa todo. No es fácil, y más con esta edad, en la que la niña requiere toda tu atención. Arrastras un cansancio que no puedes más, pero, al final, ya te has hecho a ser madre. Creo que es algo muy visceral, muy animal. En mi caso, quiero ser la mejor madre del mundo, aunque a veces me quiera morir de la cantidad de trabajo y el estrés que tengo.
- ¿Y a quién se parece? ¿Crees que ha sacado cosas de ti?
- Bueno… Es muy cómica, muy divertida, muy extrovertida… Ahora bien, es hiperactiva como el padre porque no para ni un segundo hasta que duerme, pero es verdad que es súper graciosa. Gesticula muchísimo, y eso es mío al cien por cien. Se parece bastante a mí cuando era bebé, aunque tiene muchas cosas del padre físicamente. Pero bueno, es una maravilla… Lo que sí veo, por su personalidad, es que fijo que va a ser cómica.
- Así que tendrás un montón de anécdotas con ella…
- Bueno, baila… ¡Me quita el móvil todo el rato! Baila hasta con el sonido de la cámara. A veces para dormir, le pongo una canción del estilo ‘dormir bebés en un minuto’, y hasta con esa música baila. Es emocionante, no he visto a nadie que con el mínimo sonido se eche a bailar. Nada más se baja de la cama, de la cuna… quiere guerra. Tengo la sensación de que no quiere dormir porque no quiere perderse nada. Es súper sociable, bailarina, alegre… y tiene una mamitis brutal y eso me rompe cada vez que voy a trabajar.
- A lo mejor más que cómica te sale bailarina…
- También, aunque si baila como yo, entonces por mucho que baile la pobre, lo veo imposible.
- Antes nos has dicho que eres madre soltera, y en el libro hablas de la relación con el padre de tu hija. Dejas entrever algunos de los motivos por los que terminasteis vuestra relación (habla de “lo frustrante que es estar con un hombre que no tiene iniciativa en cambiar un pañal o en dar de comer al bebé”)…
- Sí, más que nada lo dejo entrever por respeto a ella. Creo que no había que dar más detalles porque puede que en un futuro… Él no deja de ser el padre de mi hija, y eso también la involucra a ella, no sólo me involucra a mí. Por eso lo he dejado un poco abierto. He dado detalles no muy concretos, por respeto hacia él y hacia ella, sobre todo. Era muy complicado para mí contar una historia sin contarla del todo, pero es algo que… Yo me desnudo completamente y no tengo ningún problema por eso porque soy yo misma. Ahora bien, cuando empieza a tener trascendencia en los demás, me pesa y no quiero que pase. Eso es por lo que he luchado, por que nadie se sienta ofendido por lo que cuento.
- Y ahora que eres madre, ¿ves más complicado encontrar de nuevo el amor?
- A mí me encanta el amor, ligar, enamorarme… Es algo que tengo dentro de mí y, si me lo quitas, me pego un tiro. Es verdad que fue bastante fuerte para mí la situación del posparto, no porque yo me encontrase mal, sino porque la niña tenía reflujo y yo me obsesioné con el tema. Tuve una época como muy… No tenía ganas de conocer a nadie. Sólo vivía para trabajar y para la niña. Después de un tiempo, me abrí, empecé a salir… y ahora que estoy haciendo un proyecto fuera me siento en esa paz y en esa tranquilidad. Me coges en un momento en el que no quiero mendigar amor, sino alguien que realmente me guste y que vaya poco a poco. Es verdad que esto lo digo ahora y después pasa todo lo contrario. A día de hoy estoy centrada en mi hija, pero si tengo la oportunidad de volver a enamorarme… Lo que no voy a hacer es meterme en aplicaciones ni forzar las cosas. A parte de que, al ser un personaje conocido, es más complicado. No tengo la necesidad de tener a un hombre a un lado, y espero que no se me pase porque es una pena pero, a veces, tengo esa obsesión de creer que voy a estar mejor acompañada. No porque tenga idealizada la pareja. Cuando vives en un estrés continuo de trabajar y cuidar una niña sola, es una vía escape. Al estar con otro chico es como que vuelvo a ser yo, que de repente respiro, que escapo de una realidad que no deja de ser bastante estresante aunque mi hija sea lo mejor del mundo y mi trabajo me apasione.
- El prólogo lo escribe Susi Caramelo. ¿Podría decirse que las mujeres cómicas estáis reclamando vuestro sitio?
- Antes de la pandemia, cuando iba a open mics (‘micrófonos abiertos’) a probar texto ya veía que había bastante paridad. Creo que se está notando mucho y a veces hay una discriminación positiva. Las mujeres cómicas lo están haciendo de forma excepcional porque se lo están currando mucho. Al final, esto es cuestión de trabajárselo mucho, de ser constante… Susi y yo llevamos mucho tiempo, realmente ella más que yo… Éramos uña y carne porque éramos las únicas que estábamos en micrófonos abiertos. La verdad es que sí que había otras humoristas que estaban trabajando, como Eva Cabezas, pero en los open mics nos encontrábamos con más chicos No era una cuestión de que no pudieran subir al escenario… Creo que al final lo que ha pasado todos estos años es que la mujer, ella misma, no se consideraba capaz de subirse a ese escenario y abrirse porque era una manera de ser obscena, quizá también de miedo al fracaso… Así que todo ha cambiado cuando ya hemos empezado a tener mujeres como referentes. Estoy muy contenta de que Susi esté teniendo tanto éxito, ya era hora. Nos íbamos juntas a pueblos a hacer bolos, a cafeterías… Hemos hecho carretera también y esto nos ha dado muchas tablas para poder adaptarnos a cualquier tipo de formato. Ahora veo que hay una barbaridad de mujeres haciendo comedia y me alegro por ello. Sin embargo, he de decir que nunca he visto un problema porque vaya una mujer a un ‘open mic’. Otra cosa es los juicios que se pueden hacer. Yo sólo sé que si tú querías subirte a un escenario y hablar, lo podías hacer.
- Estudiaste fuera de España, y alguna vez has dicho que todo ese impulso y ganas de ver mundo se debe a que vienes de una familia de mujeres…
- Mi madre es una madre soltera también, ha sido muy trabajadora y siempre me ha inculcado esa independencia económica. Vengo de una familia en la que sólo somos mujeres, y creo que esas ganas de comerme el mundo es fruto de esa educación que he recibido. Siempre me he puesto retos profesionales. Yo creo que tanto en la comedia como antes de dedicarme a esto (yo quería ser actriz, estudié comunicación, trabajé en productoras…), siempre he sido ambiciosa a nivel laboral. La comedia para mí era una gozada porque me dejaba ser yo misma. Yo sola en un escenario frente a un público e intentando ganármelo.
- ¿Qué nuevos retos te gustaría asumir? ¿Qué te queda por hacer?
- Yo estoy orgullosísima de todo lo que estoy metida. Estoy en formatos muy diferentes… En unas tengo que trabajarme más las secciones, en otras improvisar más.. Aunque, desde luego, los bolos son la base de mi comedia porque puedo estar con el público. Creo que soy una afortunada, no me puede ir mejor. Sí me gustaría empezar a presentar formatos… Sobre todo por subir el escalón, por verme en otro registro dentro de la comedia. Creo que llegará, pero no puedo evitar pensar que estoy criando una niña de un año y medio. No quiero meterme prisa, pero no tengo hueco. Me llegan ofertas, las tengo que ver bien, no puedo decir a todo que sí… Tengo que empezar ya a diversificar, ver qué es lo que me conviene… Ahora lo que más me interesa es hacer comedia de calidad donde pueda. Estoy en Lengua moderna con Quequé, y esa sección siempre me la he trabajado mucho. Aun así, tengo la sensación de que no la puedo trabajar mucho y eso me frustra una barbaridad. Pero tampoco me quiero fustigar porque no soy la misma que hace dos años sin ningún tipo de responsabilidad. Mi prioridad es que mi hija esté bien, ya crecerá. Mi ambición sigue ahí y estoy educando a una niña para que sea lo más feliz posible.
- Has hecho radio, televisión… ¿Dónde te sientes más cómoda?
- Es complicado. Me gustan todos los formatos y lo llevo todo mucho a mi terreno. Es verdad que yo cuando entré a Zapeando, era un formato bastante encasillado, pero con Dani Mateo ha ido cambiando más hacia la improvisación porque es verdad que él viene de monólogos, es muy rápido mentalmente y le gusta improvisar. Creo que me he llevado al programa a mi terreno y he tenido la suerte de que me lo acepten. Me siento bien siendo natural, cómica, yo misma… Creo que me falta el escalón de presentadora conduciendo y a la vez yéndome igual al chiste, pero que se vea una seriedad y una empatía que igual no he podido mostrar en ningún formato anterior. Es complicado porque la gente ya me ve como me ve, y quizá no existe la posibilidad de eso porque la gente me pide locura. También me gustaría presentar desde mi personalidad, sin tener que meter chistes constantemente y es que me lo piden. Presentar siendo yo misma y sin tener que preocuparme por ser cómica. Mi forma de hablar ya tiene ese punto cómico, así que tampoco quiero forzar mucho para que la gente no piense que estoy ‘como una cabra’.
- Tú siempre has querido ser actriz, ¿sueñas con conseguir un papel?
- Por supuesto que me he planteado cumplir ese sueño. Hace poco hice un personaje en una serie y me sentí súper cómoda, me encantó la experiencia. Cuando llegue, me llegará. Siempre digo que soy mejor actriz que cómica. Sería un sueño para mí estar en una película, pero estoy bien porque esa rama me la cubre la comedia. Si me llaman, yo encantada. Pero si no, no pasa nada, no voy a forzarlo. Cuando llegue, será una gran ilusión.