En 1914, un grupo de intrépidos exploradores, capitaneados por Sir Ernest Shackleton, emprendía un peligroso viaje al reino de hielo a bordo del buque rompehielos Endurance . Querían atravesar la Antártida y hacer historia y lograrían esto último, pero no por lograr su objetivo, sino por el trágico final de su aventura . Todo iba bien hasta que, al llegar al mar de Weddell, el barco quedó encallado y no consiguieron sacarlo.
Allí permanecieron diez meses intentando liberarlo, pero sus esfuerzos fueron en vano, los bloques de hielo comenzaron a aplastar la embarcación, que terminó hundiéndose en noviembre de 1915. Parte de la tripulación viajó a pie para buscar ayuda y, después de una larga travesía, lo lograron y, por suerte, no hubo que lamentar víctimas. Ahora, ciento seis años después, el Endurance ha sido encontrado bajo el hielo, a tres mil metros de profundidad, en un increíble estado de conservación. “Hemos completado con éxito la búsqueda del naufragio más difícil del mundo”, decía el jefe de la expedición, John Shears.