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La familia Falcó ha conseguido superar unida un tiempo complicado. El domingo, 20 de marzo, hará dos años desde que despediesen al marqués de Griñón, que falleció a causa del coronavirus. Su hija mayor, Xandra, enviudaba tan solo unos meses después, y antes de que finalizase el aciago año 2020, la familia daba el último adiós también a Fernando Falcó, hermano de Carlos, y padre de Alvaró Falcó, actual marqués de Cubas que contraerá matrimonio el 2 de abril con Isabelle Junot. Al dolor por tantas pérdidas, se unía el frío proceso burocrático que suele suceder a un fallecimiento: el reparto de la herencia. Un trámite que a veces no hace más que abrir brechas insalvables en las familias y otras, como es el caso, sirve para permitir abrir una nueva etapa que perpetue el legado y el recuerdo del fallecido.
© GtresonlineMucho se ha hablado sobre la relación entre Esther Doña, la marquesa viuda de Griñón, y los hijos de Carlos Falcó. La distancia que se apreciaba entre ellos hacía augurar que tal vez no sería fácil llegar a un acuerdo. Nada más lejos de la realidad. Su buena disposición fue apreciada por todos los herederos que no han dudado en agradecerle que haya puesto las cosas tan fáciles. “Creo que Esther se ha portado divinamente. Ha sido una transición y una testamentaria ejemplar, donde los cinco hermanos lo hemos hecho muy bien y hemos llegado a un acuerdo con ella”, aseguró Xandra tras acordar el reparto del patrimonio de su padre.
El Palacio del Rincón, donde el marqués de Griñón vivió feliz hasta el final con su esposa, era uno de los puntos clave de la negociación. Sin embargo, Esther Doña, que ya se había mudado en julio de 2020, aceptó la llamada cuota viudal usufructuaria en contraprestación por renunciar a disfrutar de todas las propiedades de su marido a pesar de no ser su dueña, un derecho previsto en el Código Civil y que el propio Carlos dejó escrito, según ella misma había explicado. Así, el inmueble, de 30 habitaciónes y con un terreno de más de 120 hectáreas, ha acabado en manos del primogénito Manolo Falcó, marqués de Castel-Moncayo, y su hermana Tamara, actual marquesa de Griñón, quienes han comprado su parte a sus hermanos y el usufructo a Esther con la intención de revitalizar el que fuera refugio de su padre.
Así es por dentro el palacio de la familia Falcó
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Así, los dos se convierte en socios de un proyecto empresarial con el que mantener vivo el legado del marqués de Griñón, en un lugar tan significativo para él . Aunque aún está por concretar la forma en la que se va a desarrollar esta nueva iniciativa, los hijos de Carlos Falcó también continúan con el negocio vinícola, una de las grandes pasiones de su padre. Actualmente lo gestiona su hijo mayor, pero Xandra, que preside el círculo Fortuny, también está vinculada a él. Además, la marquesa de Mirabel ha pasado a ostentar la propiedad del 33 % del palacio del mismo nombre, el impresionante enclave de Plasencia (Cáceres) que próximamente reunirá a la familia para el 'sí, quiero' de Álvaro Falcó e Isabelle Junnot. Los benjamines de la famlia, Duarte y Aldara, fruto del matrimonio del marqués con Fátima de la Cierva, son, de momento, los únicos que se mantienen al margen de las empresas familiares. Él es pintor y ella, después de formarse en Viena, estudia filosofía y matemáticas puras en Madrid.
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