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mykita© Hospital Niño Jesús

Mykita, el niño ucraniano con leucemia cuya madre pedía ayuda desde un refugio, ya está en Madrid

La mujer explicaba con gran angustia que el pequeño, de dos años, estaba en la fase final del tratamiento y necesitaba terminarlo para salvar su vida


Actualizado 17 de marzo de 2022 - 16:41 CET

El llamamiento desesperado de Yana pidiendo ayuda hace unos días desde un refugio en Ucrania para su hijo Mykita, de dos años y medio y con leucemia linfoblástica aguda, ponía los pelos de punta. "Probablemente me ponga a vomitar si me vuelven a decir que aguante", decía en unas declaraciones recogidas por Informativos Telecinco. "Necesitamos ir a un lugar seguro, estamos en la fase final del tratamiento y necesitamos terminarlo", explicaba con angustia. Afortunadamente, el milagro que esta mujer ansiaba se ha producido gracias a dos ángeles de la guarda muy especiales.

Se trata de Gema e Iván, un matrimonio que vio a Yana por televisión y de inmediato comenzaron a mover hilos para traer a madre e hijo a España. Lo primero que hicieron fue llamar a unos amigos ucranianos que residen en nuestro país y ellos, a través de otros contactos, consiguieron localizarla junto a su pequeño en el Hospital de Chernígov.

Mykita y su madre, Yana© Hospital Niño Jesús
Mykita mira, contento, a su madre en su habitación del Hospital Niño Jesús

-El sobrecogedor vídeo de una mujer ucraniana tocando el piano entre los escombros de su hogar

Estas personas los ayudaron a salir de Ucrania y el miércoles madre e hijo llegaban a Varsovia. Tan solo dos días después, volaban a Madrid, donde los esperaban Gema e Iván, con sus hijos, en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Una vez en tierra, los trasladaron directamente al Hospital Niño Jesús, con el que ya habían hecho las gestiones pertinentes para que el niño pudiera recibir el tratamiento.

De este modo, por fin el pequeño ya recibe ese tratamiento, imprescindible para su curación, por lo que Yana puede respirar un poco, si bien está psicológicamente muy afectada porque ha tenido que dejar en su país a su madre. Ajeno a toda preocupación, Mykita corre feliz por los pasillos del hospital madrileño en compañía de otros niños y se abre para él el camino a la recuperación.