Hace unos días, Linda Evangelista sorprendía a todos al protagonizar la portada de la revista People. La supermodelo, de cincuenta y seis años, mostraba por primera vez el resultado de un tratamiento estético al que se sometió entre 2015 y 2016 y que, en sus palabras, la dejó “ brutalmente desfigurada ”.
Las secuelas del procedimiento —alternativo a la liposucción y que, en su caso, disparó la grasa en vez de reducirla— no fueron solo físicas. Como consecuencia, la canadiense, que en su día fue una de las tops más famosas, se recluyó de la vida pública durante casi cinco años. Pero ahora se ha propuesto no esconderse más.
Tal y como muestran las fotografías que acompañan a este reportaje, en el Chelsea Market, de Manhattan, Linda recupera su vida con planes cotidianos, donde, ataviada de negro por completo, adquirió comida y flores. Una manera de ponerle, al fin, color a la vida.