Nos vamos a tomar un tiempo como pareja, como matrimonio, que no a divorciar. Lo hacemos con la esperanza de terminar nuestra vida juntos, como siempre hemos querido”. A comienzos de este año, Tamara Gorro anunciaba con estas palabras su separación del jugador de fútbol Ezequiel Garay, tras una década de matrimonio y dos hijos en común. Dos meses después del anuncio, la influencer y el defensor central viven en casas distintas, pero hacen vida juntos.
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“Estamos viviendo separados desde hace muy poco tiempo, pero muchos días él sigue durmiendo en casa. Seguimos viendo series juntos, cenamos juntos… No es una relación de pareja, pero hay mucho amor”, explica Tamara a ¡HOLA!. “Estamos intentando echarnos de menos para volver con más fuerza. Todo esto está sirviendo para algo. Ahora Ezequiel se ha dado cuenta de que mi enfermedad es realmente grave”, reconoce la influencer, que está pasando por una depresión y luchando contra un trastorno de ansiedad.
Ezequiel está siendo un gran apoyo para Tamara en estos momentos tan difíciles. “Hace unos días, bajé de acostar a los niños y él estaba preparando la cena, dos bocadillos de tortilla francesa, que me fascinan. Me dijo: ‘Lo hago porque no has comido y porque sé que estás mal’. Eso me hizo la mujer más feliz del mundo. ‘Mi novio me está haciendo la cena’, pensé. Fui tan feliz con algo tan pequeño…”, revela la extertuliana televisiva.
Tienen una relación excelente por el bien de sus hijos, Shaila y Antonio. Pero también por el bien de ellos mismos y por su futuro como pareja. “Nos faltaba la chispa. Lo hablamos y decidimos tomarnos un tiempo. Pero es muy difícil, porque nos amamos”, admite Tamara. “El amor es magia, y si esa magia se va apagando, hay que recuperarla. Tenemos que echarnos de menos. Tenemos que recuperar la ilusión”.
Tamara reconoce que se ha sentido muy sola en los últimos meses, pero no por culpa de Ezequiel. “Soy inaccesible y eso es culpa mía. Me he sentido sola porque me encierro en mí misma. Ezequiel y mi familia siempre han estado a mi lado”, aclara.
Este verano, la pareja cumplirá diez años de casados. “Nos íbamos a volver a casar el 24 de junio. Teníamos casi todo preparado, pero lo hemos cancelado. Seguramente hagamos una fiesta, pero no habrá boda. No sé qué pasará. Yo estoy muy inestable, tengo que curarme”, dice Tamara.