Muy lejos de la idea de que pudiera librar una batalla con su mujer, tras hacerse públicas las comprometidas imágenes de Ainhoa junto a Iñaki Urdangarin, Manuel, el otro protagonista de esta historia, responde a la situación con cercanía, unión y entendimiento.En lo que respecta al futuro del matrimonio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin faltan algunas respuestas, pero en la vida de Armentia y su todavía marido todo parece más claro. Al menos, en apariencia y, además, desde el primer momento. Según diferentes personas de su entorno, Manuel Ruiz se enteró de la relación un día antes de que las imágenes salieran publicadas… Casi al mismo tiempo que la infanta Cristina y todo le pilló tan de sorpresa que no se vio con fuerzas de ir al trabajo. En shock, veía cómo su mundo se venía abajo, aunque son varios los testimonios que apuntan a que su matrimonio hacía aguas y que la separación estaba en el horizonte. Entonces, pidió unos días de baja, se refugió en sus hijos y en el que había sido su hogar conyugal, mientras su mujer “abandonaba” el domicilio para alejar a las cámaras del portal de la casa familiar. El piso que adquirieron en 2016 y que es casi el doble de grande que el de ochenta metros donde comenzaron su vida en 2003, después de casarse el 24 de mayo en la basílica de San Prudencio.Era viernes, 21 de enero, y nada más salir del trabajo y con todo el operativo organizado, Ainhoa Armentia dejaba atrás su vida haciendo una media mudanza en tiempo récord. Después de convivir dos días en familia - tras las fotografías de su escapada con Urdangarin al País vasco francés-, y dar seguramente todas las explicaciones, se iba a la casa de su padre. No necesitaba más tiempo para “contar” que su matrimonio estaba roto y no había vuelta atrás.No serían fáciles para Manuel las primeras semanas, pero las últimas imágenes publicadas en exclusiva por ¡Hola! vuelven a demostrar que no sólo no ha roto su relación con Armentia, sino que le habría perdonado y que la vida también continúa para él.Acude con toda la normalidad a la fábrica de Mercedes-Benz, donde trabaja, ha recuperado su rutina y queda con sus amigos que lo definen como leal, trabajador y un hombre muy querido… Y, por supuesto, no tiene problema en citarse con su mujer.Por un lado, están los planes de familia junto a sus hijos, que los sigue habiendo. El más comentado, recogido por ¡Hola!, fue el verlos asistiendo a un partido de fútbol en el que jugaba el más pequeño, de 13 años, el sábado 12 de febrero. Las imágenes mostraban a familia unida viendo el encuentro, felicitando al otro deportista de la casa y dando un agradable paseo de camino a casa, aunque eso sí, cada uno a la suya. Al menos según lo estipulado, ya que no se sabe si Manuel ocupa la casa de manera temporal o definitiva; o lo que es lo mismo, quién se quedará a vivir, una vez se calmen las aguas, en el domicilio conyugal.Pero más allá de los planes familiares, Manuel y Ainhoa también nos sorprendían estos días dejándose ver juntos en pleno centro de su ciudad. Relajados y charlando con normalidad mientras hacían gestiones y sacaban dinero de un cajero como si no hubiera pasado nada.
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Muy lejos de la idea de que pudiera librar una batalla con su mujer, tras hacerse públicas las comprometidas imágenes de Ainhoa junto a Iñaki Urdangarin, Manuel, el otro protagonista de esta historia, responde a la situación con cercanía, unión y entendimiento.
En lo que respecta al futuro del matrimonio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin faltan algunas respuestas, pero en la vida de Armentia y su todavía marido todo parece más claro. Al menos, en apariencia y, además, desde el primer momento.
Según diferentes personas de su entorno, Manuel Ruiz se enteró de la relación un día antes de que las imágenes salieran publicadas… Casi al mismo tiempo que la infanta Cristina y todo le pilló tan de sorpresa que no se vio con fuerzas de ir al trabajo. En shock, veía cómo su mundo se venía abajo, aunque son varios los testimonios que apuntan a que su matrimonio hacía aguas y que la separación estaba en el horizonte.
Entonces, pidió unos días de baja, se refugió en sus hijos y en el que había sido su hogar conyugal, mientras su mujer “abandonaba” el domicilio para alejar a las cámaras del portal de la casa familiar. El piso que adquirieron en 2016 y que es casi el doble de grande que el de ochenta metros donde comenzaron su vida en 2003, después de casarse el 24 de mayo en la basílica de San Prudencio.
Era viernes, 21 de enero, y nada más salir del trabajo y con todo el operativo organizado, Ainhoa Armentia dejaba atrás su vida haciendo una media mudanza en tiempo récord. Después de convivir dos días en familia - tras las fotografías de su escapada con Urdangarin al País vasco francés-, y dar seguramente todas las explicaciones, se iba a la casa de su padre. No necesitaba más tiempo para “contar” que su matrimonio estaba roto y no había vuelta atrás.
No serían fáciles para Manuel las primeras semanas, pero las últimas imágenes publicadas en exclusiva por ¡HOLA! vuelven a demostrar que no sólo no ha roto su relación con Armentia, sino que le habría perdonado y que la vida también continúa para él.
Acude con toda la normalidad a la fábrica de Mercedes-Benz, donde trabaja, ha recuperado su rutina y queda con sus amigos que lo definen como leal, trabajador y un hombre muy querido… Y, por supuesto, no tiene problema en citarse con su mujer.
Por un lado, están los planes de familia junto a sus hijos, que los sigue habiendo. El más comentado, recogido por ¡HOLA!, fue el verlos asistiendo a un partido de fútbol en el que jugaba el más pequeño, de 13 años, el sábado 12 de febrero. Las imágenes mostraban a la familia unida viendo el encuentro, felicitando al otro deportista de la casa y dando un agradable paseo de camino a casa, aunque eso sí, cada uno a la suya. Al menos según lo estipulado, ya que no se sabe si Manuel ocupa la casa de manera temporal o definitiva; o lo que es lo mismo, quién se quedará a vivir, una vez se calmen las aguas, en el domicilio conyugal.
Pero más allá de los planes familiares, Manuel y Ainhoa también nos sorprendían estos días dejándose ver juntos en pleno centro de su ciudad. Relajados y charlando con normalidad mientras hacían gestiones y sacaban dinero de un cajero como si no hubiera pasado nada.
En el escenario de Iñaki sigue habiendo muchas preguntas en el aire. ¿Qué sucederá ahora que ha conseguido la libertad condicional ¿Permanecerá en casa de su madre? ¿se comunicará el divorcio? ¿Se habrá planteado irse a vivir con Ainhoa? Pero, en el mundo de Armentia, todo parece más fácil. Su relación con su marido es excelente, tiene todo su apoyo, además de dos hijos en común, lo más importante; y seguirán haciendo su vida, ahora por separado, en la capital alavesa.