A sus cincuenta y siete años, Anabel Alonso acaba de recoger el premio MiM Series por su contribución a la ficción televisiva en España gracias a sus emblemáticos papeles en Los ladrones van a la oficina, Siete vidas o Amar es para siempre. Este galardón no sólo reconoce una carrera de más de tres décadas, sino que también anima a la actriz a seguir trabajando. Así nos lo asegura la propia Anabel, antes de compartir su experiencia como madre primeriza. En la primavera de 2020, ¡HOLA! ya adelantó el nacimiento de su primer hijo, el pequeño Igor, que tuvo con su pareja, la dramaturga argentina Heidi Steinhardt. Además, la actriz vasca tiene unas sentidas palabras hacia su amiga Verónica Forqué, con quien compartió pantalla en la película Kika, de Pedro Almodóvar.
- Enhorabuena por este premio a toda tu carrera. ¿Cómo se recibe que te den un galardón así?
- Cuando me llamaron, dije: “¿Ya?”. Pero es maravilloso.
- ¿Este reconocimiento a toda tu trayectoria no suena casi a jubilación?
- Pero llevo tantos años y he hecho tantas cosas… Es muy bueno que me den un premio así en este momento, cuando todavía, y toco madera, me quedan muchos años de trabajo. No es que diga que me llevan en volandas porque voy a caducar. No. Es como: “Lo has hecho muy bien y queda mucho tiempo por delante”. Por eso, me parece un momento precioso.
- Ya tienes unos cuantos premios… ¿Dónde los guardas?
- Tengo unos cuantos, sí. Los pongo en unos huequecillos con mis libros.
- De todos los momentos que has pasado en tus treinta y cinco años de carrera, ¿con cuál te quedas?
- Si me tengo que quedar con uno, diría el momento en el que me dijeron que me habían cogido para la serie Los ladrones van a la oficina .
- ¡Qué papel tan recordado!
- ¡Y con ese reparto! Ahí yo ya… Si no hubiera hecho nada más, me hubiera quedado contenta. Ahí habría dicho: “Ya he llegado”. Y mucho más de lo que pensaba. Me quedé sin palabras cuando me dijeron que Tito Fernández, el director de la serie, me quería a mí. Evidentemente, hubo un antes y un después. Los ladrones van a la oficina fue un despegue tremebundo para mí.
- Es difícil el llegar, pero más mantenerse, como ha sido tu caso.
- Sí, porque la novedad y a ver cómo lo hace esta chica… Vale. Pero que te sigan llamando y seguir después de tanto tiempo es lo más importante. ¿Cuánta gente llega y desaparece? Desgraciadamente, hemos visto muchos casos.
- Y en estos treinta y cinco años de carrera tuya, has visto unos cuantos.
- Claro. Entonces, la suerte no es llegar, sino llevar treinta y cinco años trabajando. Ese es el premio.
- ¿Cómo has vivido la pandemia?
- La verdad que muy bien. Me pilló en la recta final del embarazo. Luego vino el parto y los primeros meses con el enano. Entonces, la situación la viví como una burbuja. Egoístamente hablando, he de reconocer que lo he disfrutado. Y mucho.
- ¿Cómo es el pequeño?
- Es maravilloso.
- ¿Es guerrero?
- No especialmente. Es inquieto… Es ruidoso, pero es lo que es. No es llorón ni esas cosas. Lo que pasa es que requiere atención, claro.
- ¿Y cómo eres como madre?
- Soy un poco… A mí me va a llevar de calle, ya lo sé yo. Estoy entregada, estoy entregada.
- ¿Eres consentidora?
- Sí. Estoy entregada y hago mucho el payaso con él. Conmigo, el enano se ahoga de risa. Espero hacerme respetar un poco más adelante.
- ¿Te gustaría repetir experiencia y aumentar la familia?
- A mí sí.
- En estos últimos meses se ha hablado mucho de la salud mental. Desgraciadamente, también del caso de Verónica Forqué. ¿Cómo lo has vivido tú?
- Ay, fue muy duro. Mucho.
- Además, trabajaste con ella.
- Sí, trabajé con ella varias veces y, además, tenía vínculo con ella. Nunca pensé que se iría de esta manera. Hay que hacer caso a las llamadas. Aunque no se dejen o no quieran, hay que estar. El cerebro es el órgano más poderoso. Puede acabar con el resto, como así ha sido. Hay que prestarle atención.