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EXCLUSIVA: Ágatha posa por primera vez con José Manuel Díaz-Patón en un viaje a Venecia lleno de emociones

La diseñadora nos cuenta su amor con el abogado y su sorprendente reencuentro con Pedro J. Ramírez. ‘Creo que estuvo muy incómodo’, declara a ¡HOLA!


2 de marzo de 2022 - 7:51 CET

Ágatha Ruiz de la Prada se propuso borrar completamente de su vida a Pedro J. Ramírez, después de que el periodista le pidiera la separación después de treinta años de relación y dos hijos en común. Por ello, la diseñadora, también marquesa de Castelldosríus y baronesa de Santa Pau, se enfundó en un burka para acudir a la firma de su divorcio, en noviembre de 2017. “Lo único que yo quería era que él no volviera a verme nunca más”, explicaba entonces a ¡HOLA! Aunque Ágatha ha tratado de evitar al que fue su marido estos cuatro años, el destino quiso que ambos se reencontrasen en Venecia.

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Portada HOLA 4049© Hola

Fue el sábado 26 de febrero, cuando la diseñadora y el periodista asistieron a una de las mejores fiestas de Carnaval que se celebran estos días en la ciudad de los canales. A la cita, Ágatha y Pedro J. fueron acompañados por sus respectivas parejas: el abogado José Manuel Díaz-Patón, socio fundador del despacho Legaltrade, y Cruz Sánchez de Lara, abogada y también vicepresidenta del periódico El Español. Todo ocurrió en ‘Il Ballo del Doge’, la fiesta de época que la diseñadora Antonia Sautter organiza desde hace casi tres décadas. En esta cita, que tuvo lugar en el Palazzo Pisani Moretta, frente al Gran Canal, no hubo burka para Ágatha, aunque tampoco logró que el padre de sus hijos le viera la cara. Tanto ella como Pedro J. llevaban máscaras, siguiendo el dress code fijado: el nuevo Renacimiento. Eso sí, esta sorprendente coincidencia no consiguió aguarle la noche a la creadora, que volvió a poner la nota de color a este baile. “El mío era azul clarito y blanco, con tres corazones. No era tan de noche, ni tan sexi, como el de otras invitadas”, nos cuenta Ágatha, que posa por primera vez con José Manuel Díaz-Patón.

© Javier Salas
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Durante este romántico fin de semana, entre góndolas y mágicos palazzo, la diseñadora también presentó a su novio a algunos de sus grandes amigos, como el escritor Enrique Rúspoli, conde de Bañares, o  la princesa Caroline Murat , descendiente del mariscal Joaquín Murat —cuñado de Napoleón Bonaparte y Rey de Nápoles—. Y es que Venecia ha sido un escenario en el que Ágatha ha forjado importantes amistades, como la que mantiene con la artista portuguesa Joana Vasconcelos o el célebre director de óperas Pier Luigi Pizzi. “Su casa era el estudio de Tiziano. Tiene 12 metros de techo y es alucinante. Es amigo mío y el máximo del buen gusto”, nos explica sobre Pizzi.

“Me he reído una barbaridad con José Manuel, llorando de risa todo el rato. La mala suerte fue encontrarnos al ‘innombrable’”, dice Ágatha sobre Pedro J. Ramírez, su exmarido

Ágatha se siente muy unida a la ciudad italiana, desde que la visitara por primera vez a finales de los setenta. “Debía tener diecisiete años y fui en autobús desde Barcelona”, recuerda a ¡HOLA! Aquella travesía de más de mil dos cientos kilómetros por carretera culminó con la rendición de Ágatha. “La primera vez que estuve allí me dio la sensación de que era el sitio más bonito del mundo, sensación con la que sigo. Venecia es impresionante”, nos afirma la creadora, antes de razonar su amor por este enclave centenario: “Me han pasado muchas cosas increíbles. Un año fui imagen de la mujer trabajadora en Venecia. Otro, realicé una exposición…”. Por eso, ha sido tan especial para la diseñadora compartir esta escapada con José Manuel, su novio desde hace tres meses.

© Javier Salas
Ágatha, de sesenta y un años, posa por primera vez con el abogado José Manuel Díaz-Patón, de sesenta y cinco, en Venecia. “Voy a salir fatal en las fotos, porque no me gusta salir riéndome, pero es que él es muy divertido”, apunta a ¡HOLA! “Me gusta mucho Venecia en invierno. En verano, menos, porque hace muchísimo calor y huele. Si puedo, voy una vez al año… Qué maravilla”, nos afirma la creadora.

—¿Cómo ha sido este viaje con José Manuel?

—Lo hemos pasado fenomenal. Hemos ido a tres fiestas y de muchísimo nivel. El primer día estuvimos en la de Enrique Rúspoli, que tiene una casa maravillosa en el Gran Canal. Fue algo incómodo, porque los únicos que no íbamos disfrazados éramos José Manuel y yo, pero es que acabábamos de llegar a Venecia. Al día siguiente, fuimos a la casa de la princesa Caroline Murat, que se acaba de casar —con Antoine Turzzi—. Caroline tiene una casa muy original. Es un palacio que mezcla lo moderno y lo antiguo, con muchos libros y muchas obras de arte, pero puestos de una forma muy divertida. Ahí José Manuel fue con esmoquin y yo con un traje y con máscara. Luego, ya el sábado, se celebró el baile y nos disfrazamos. Lo pasamos bomba.

—¿Qué tiene el Carnaval de Venecia para que quieras volver cada año?

—Cuanto más lo conoces, más lo disfrutas. No me gusta la idea de disfrazarme porque yo me disfrazo todos los días de mi vida. Es un poco la necesidad que siempre ha tenido el hombre de disfrazarse, pero me lo paso bomba. Ya he ido seis veces y una me nombraron reina de la fiesta.

El reencuentro con Pedro J.

—¿Qué ha sido lo mejor de esta edición de ‘Il Ballo del Doge’?

—Venir con José Manuel, porque ha estado muy divertido. Me he reído una barbaridad, llorando de risa todo el rato. Lo hemos pasado muy bien. La mala suerte fue encontrarnos al ‘innombrable’ —así llama a Pedro J. Ramírez, su exmarido—.

—¿Cómo fue ese reencuentro?

—Estaba sentado a metro y medio de mí. Al principio, ni lo reconocí, porque iba con máscara y con sombrero, achaparrado… Yo estaba en la mesa presidencial, porque era la invitada de honor, pero nos lo pusieron en la mesa de al lado y con esta…

—¿Te refieres a Cruz, su pareja?

—Sí.

—Vaya sorpresa te llevaste…

—Ya sabía que iba, pero fue un shock. Me enteré antes de viajar y llamé a Tristán para ver si era verdad. Allí, ‘el innombrable’ estuvo muy antipático. Ni me saludó. Claro, estaban jorobados de haber pagado todo ese dinero para ir. Les ganamos por goleada, porque me estuve haciendo fotos, bailando y riéndome todo el rato.

“Conocí a José Manuel en noviembre gracias a mi amiga Blanca Entrecanales. Ella pensó que nos podíamos llevar bien… Fue un flechazo”

—¿Pedro J. también estaba al tanto de que tú también acudirías al baile?

Sí, porque se lo contó Tristán. Lo que no pensábamos es que fuésemos a estar tan cerca. Pero fue bueno para mí, porque me di cuenta de que ‘el innombrable’ me da completamente igual. Estuve ‘ja, ja’ toda la noche.

—De firmar el divorcio en burka a verle en máscara. Menudos reencuentros. 

—¡Desde luego! En estos cuatro años, también le vi el cogote en el Teatro Real, que él también sabía que yo estaría allí. Pero en el baile, estuvo horroroso… Encima, estuve con José Manuel, llorando de la risa toda la noche.

—¿Con Cruz ya habías coincidido en alguna otra ocasión?

—Sí. Una vez, me la crucé por la calle y como si nada. Creo que era ella. Pero, en el baile, la pude mirar todo lo que quise. Me pareció… Aunque ellos no duraron mucho en la fiesta. Después de la cena, desaparecieron. Creo que estuvieron incómodos. Pero yo, nada, lo pasé bomba.

—¿Crees que, en algún momento, podréis lograr un trato cordial el padre de tus hijos y tú?

—No. Pero si ni me saludó en la fiesta… Aunque yo pasé mogollón. Estuvo muy feo que fuera allí, porque yo ya había venido otras cinco veces y era lógico que volviera.

—¿Qué otros planes habéis hecho José Manuel y tú en Venecia?

—Ver la Academia, el Palazzo Ducale… Yo hubiera ido a veinte museos más, porque tengo la enfermedad de los museos, pero no creas que es fácil mover a un hombre. Tampoco muchos, porque fuimos poquísimo tiempo.

© Javier Salas
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Arriba, Ágatha y José Manuel posan durante este romántico fin de semana en el hotel Ca Maria Adele. Abajo, disfrutando de paseos por los emblemáticos canales de la ciudad, mientras se inmortalizan con divertidas máscaras.

—Pero él ha vuelto enamorado de Venecia.

—Sí. Además, no conocía la ciudad y ha sido genial podérsela enseñar.

—Un viaje muy distinto al del año pasado…¿También visitaste Venecia con Luismi?

—Sí.

—Entonces, has estado con todos tus ex.

Es que es lo más romántico que hay.

—¿Cómo defines a José Manuel?

—Es un hombre muy de campo, bastante primitivo, pero es muy adorable y entiende mucho de señoras… (ríe).

—¿Eso qué significa?

—Ya te he dicho mucho… (ríe).

—Físicamente, ¿qué es lo que más te atrae?

—Que es muy alto y muy grande. Le encuentro muy atractivo, la verdad.

—¿Te sientes protegida con José Manuel?

—Muy protegida, y eso es muy guay.

“Lo que más me atrae es que sea grande y alto. Me siento muy protegida”, dice Ágatha, que añade sobre el abogado: “Entiende mucho de señoras”

—No sé si es una indiscreción preguntarte qué es lo que más te gusta de su cuerpo…

—Me gusta mucho su piel.

—¿Su piel? ¿Te fijas en la piel?

—Me fijo muchísimo. La piel es muy guay…

—¿Qué distingue a José Manuel de otras parejas tuyas?

No es muy distinto de Luismi (ríe). Es el que más se parece.

—De todos tus ex, Luismi es con quien mejor te llevas, así que eso es bueno.

—Es muy bueno, sí. Hay que pensar en parejas que sean buenas exparejas. Un amigo dice que, cuando te enamoras de una mujer, hay que pensar cómo es como exmujer. Y es verdad que es importante. Fíjate los líos que puedes tener con una expareja equivocada.

—José Manuel se dedica al derecho, un mundo gris y recto para muchos. ¿Se deja ‘agathizar’?

—Poco a poco. Llevamos tan poco tiempo… Me encanta el mundo de los abogados y jueces. Tengo muy buenos amigos abogados, que me han ayudado mucho. Te resuelven la vida.

—¿José Manuel ya te ha ayudado en algo?

—Es que llevamos muy poco juntos…

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El origen de su historia de amor

—Cuéntanos, ¿cuándo le conociste?

—Creo que fue en noviembre, viendo a El Mago Pop. Lo conocí gracias a mi amiga Blanca Entrecanales, que me dijo que me iba a presentar a uno. Ella pensó que nos podíamos llevar bien.

—¿Y hubo flechazo?

—Sí, fue un flechazo.

—¿Quién dio el primer paso?

—Te diría que yo, porque, a los diez o quince días, le invité para vernos de nuevo con Blanca. La primera vez me gustó, la verdad. Me divirtió.

—No esperaste a que te conquistase.

—(Ríe) Ya. Luego, como ya la cosa iba bastante bien, fue bastante fácil.

—En el amor, ¿te gusta llevar la iniciativa?

—No. Me gusta dejarme querer.

“Aunque ya sabía que [Pedro J.] iba a ir a la fiesta, fue un shock. Allí, estuvo muy antipático. Ni me saludó. Después de la cena, desaparecieron”

—Hace un par de semanas, tuvo lugar San Valentín. 

—Para mí, todos los días son San Valentín, porque todos los días salgo y voy a cenar. A este también le gusta mucho salir. En eso, también se parece mucho a Luismi.

—¿José Manuel es romántico?

—Es romántico, sí.

—¿Y tú?

—No. Soy superarisca y no soy nada romántica. Te lo podrá decir todo el mundo.

—De alguna anterior pareja tuya echabas en falta la pasión. ¿Y ahora?

—No. Este es muy pasional. Casi demasiado pasional (ríe).

—Habrá quien opine que nunca es demasiado.

—Sí, puede ser. Pero también me encantaba el que no era tan pasional. Fue una época muy bonita, tranquila, distinta… Estuvo muy bien y guardo buenos recuerdos. He tenido la suerte de vivir toda esta última etapa de mi vida. Menos mal, porque a punto estuve de saltármela. Imagínate si hubiera seguido con [Pedro J.]… Qué desastre.

© Javier Salas
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Arriba, Ágatha, en una góndola, antes de ‘Il Ballo del Doge’, que organiza su amiga Antonia Sautter, en el Palazzo Pisani Moretta. A la derecha, la fachada de este edificio de estilo tardo-gótico, construido en la segunda mitad del siglo XV, en el Gran Canal. Al lado, Ágatha, con José Manuel, vestidos de época.

—Cuando te separaste, no te esperabas todo lo que estás viviendo.

—Ha sido impresionante, la verdad. Ni podía imaginar que esto sería tan guay. Si lo llego a saber… (ríe). ¡Dios mío bendito! Todo esto es magia pura. Sale así, de repente. Dos días antes de empezar esto, fui a una comida de solteros.

—¿Antes de conocer a José Manuel?

—Sí, poco antes. Fue una comida muy divertida. No pasó nada, pero fue la actitud.

—De joven, ¿tenías tanto éxito en el amor? 

—Ahora ligo más que de joven.

—Poca gente puede decir eso.

—(Ríe). Sí, la situación es distinta. Cuando eres joven, piensas en encontrar a la persona adecuada, en tener hijos… Lo bueno es que ya no esperas nada y eso es muy agradable.

—A esta edad, ¿qué valoras más? ¿El físico, la inteligencia, el humor o lo carnal?

—Ni idea. Unas veces, una cosa; otras veces, otra. Es una magia.

© Javier Salas
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Arriba, la pareja posa muy divertida para ¡HOLA! Debajo, Pedro J. Ramírez y su pareja, Cruz Sánchez de Lara, en la fiesta. Al lado, Ágatha, con la periodista Maribel Martínez, también invitada, y la diseñadora Antonia Sautter, la anfitriona.

Lo que opinan Tristán y Cósima de su novio

—Tus hijos ya conocen a José Manuel.

—Sí, pero muy poco. Tristán me dijo que no sabía por qué me gustaba alguien tan rural. Pero yo estoy feliz.

—¿Y la respuesta de Cósima?

—Le gustó mucho, porque José Manuel halaga mucho a las mujeres. Ya te he dicho que entiende mucho de mujeres.

—Él también tiene dos hijos.

—Oh, los chicos son espectaculares y qué adorables. Son gemelos y uno de ellos hizo un trabajo sobre mí en el colegio. Le pidieron hacer una biografía y me eligió a mí. Qué mono. En la última página del trabajo, puso: ‘Para vuestra información, es la novia de mi padre’.

—¿Qué dijeron en el colegio?

—Le pusieron un diez. Además, el niño es que te mueres de guapo, como su hermano gemelo. Los quiero llevar a mi desfile.

Ágatha afirma sobre su reencuentro con su exmarido: “Fue bueno para mí, porque me di cuenta de que me da completamente igual. Me lo pasé bomba”

—¿Qué te aporta José Manuel?

—De momento, diversión. Lo paso muy bien con él.

—¿Qué planes soléis hacer?

—A él le encanta el campo y a mí también. Además, sabe conducir y cocinar muy bien… Y yo soy muy dependiente de esas cosas. José Manuel es muy útil. Estar con una persona que sepa hacer todo bien es una gozada.

—Le estás poniendo demasiado bien. Te lo van a quitar.

—Le estoy dando demasiada publicidad. No pongas esto último en la entrevista (bromea).

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La diseñadora, tras el baile. “Con muy buen criterio, José Manuel se empeñó en llevarnos unas bambas a la fiesta, además de los zapatos. Cuando terminó, nos volvimos andando. Fue muy guay”, cuenta a ¡HOLA!

Su relación con Luismi

—Antes hablabas de Luis Miguel Rodríguez. ¿Mantenéis el contacto?

—Sí, somos muy amigos. Estoy deseando verle. Además, ahora está muy contento por que está a punto de salir de la suspensión de pagos. Es una cosa dificilísima. De cien empresas que entran en concurso de acreedores, salen dos o tres. Luismi ha luchado muchísimo y me alegra mucho. Es un gran amigo.

—Por cierto, ha vuelto a ser noticia por problemas legales. Al parecer, ha realizado unas obras sin licencia.

—Sí, le llamé por teléfono para que me contara. No está tan preocupado como lo que ponen.

—¿Qué te ha dicho Luis Miguel de José Manuel?

—Nada, tonterías… No se las tomo en cuenta.

—¿Se pone celoso?

—Él está encantado con tanta… Tiene una vida…

—¿Una vida alegre?

—Le gusta la vida alegre y hay muy pocas mujeres, por decir alguna, que puedan aguantarla. Ninguna. Por eso, qué bien poder ser amigos, aunque intento no verle nunca. Es una amistad fantástica en la distancia.

“José Manuel sabe conducir y cocinar muy bien… Y yo soy muy dependiente de esas cosas. Es una gozada estar con una persona que sepa hacer todo bien”

—¿Qué te han parecido las imágenes de tu primo Joaquín Güell con Blanca Suelves?

—Casualidad, Blanca fue modelo mía y me parece una de las mujeres más guapas de España. Creo que hacen una pareja sensacional.

—Dentro de poco, presentas nueva colección en Madrid.

—Sí. El anterior desfile, con Omar Montes, fue tan guay… Bueno, todos los últimos han sido tan mágicos. Qué bien salió el que hice con ¡HOLA! Ahora tengo miedo de que el próximo no me salga tan bien.

—¿Ya tienes terminada la colección?

—Sí, pero los últimos días pueden pasar muchas cosas.

—¿Por qué crees que doña Letizia se resiste a llevar tus diseños?

—Es que tendría que hacer talla de niños, porque creo que tiene una talla ocho o así…

© Javier Salas
Con el abogado, socio fundador del despacho Legaltrade, con máscaras.

—¿Ves factible el poder ‘agathizar’ a la Reina?

—Me acuerdo de que, en mi estudio, había una persona que se llama Leticia. Un día, me llamaron para decirme que Letizia estaba en la tienda y contesté qué pasaba, pensando que era la mía… ¡Qué falta de respeto! Podían haberme dicho que era doña Letizia…

—¿Compró algo en tu tienda?

—Sí, compró.

—Hablando de tiendas, ¿qué ha pasado con la tuya de la Milla de Oro de Madrid?

—La vendí el dieciséis de diciembre y la tengo que entregar el treinta de marzo, pero nadie está haciendo nada… El veintinueve de marzo diremos: “¿Qué hacemos? Que mañana tenemos que entregar la tienda”. Ahora estamos buscando un sitio como locos y he mirado tres. Tengo muchas ganas de empezar una nueva etapa.

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