Nació en Italia y sus padres la bautizaron Rebecca Virginia Bettarini, pero ahora se llama Victoria Romanovna y se siente tan rusa como su marido, el zarévich Jorge Mijáilovich Romanov. La princesa y el gran duque de Rusia están consternados por la guerra ruso-ucraniana que estalló hace una semana y que, según la ONU, ya ha obligado a más de medio millón de ucranianos a huir de su país. Hace unos días, la pareja real organizó una misa por la paz en la Iglesia de la Trinidad, cerca del Puente Saltykov, en Moscú. “La paz es un valor universal”, dice Victoria en conversación con ¡HOLA!. “Estamos llenos de dolor porque Ucrania y Rusia son hermanos”, reconoce la princesa, que ha comenzado a ayudar a miles de refugiados.
Victoria Romanovna trabaja como directora de relaciones institucionales de FoodbankRus, uno de los principales bancos de alimentos de Rusia, y ahora está volcada en proporcionar víveres a los ucranianos que están escapando del horror de la guerra. “Estamos incrementando nuestros esfuerzos a través del banco de alimentos, unos esfuerzos que llevamos haciendo desde hace dos años”, explica. “Sesenta toneladas de comida y bienes de primera necesidad ya han sido donados y distribuidos en nombre de la fundación a todos nuestros hermanos que están en las zonas de conflicto. También estamos colaborando con otras ONG en este proyecto. De momento, ya han recibido nuestra ayuda seis mil refugiados y dos mil niños”, apunta. ¿Refugiados y niños ucranianos? “Sí, por supuesto”, responde.
“Todo sufrimiento que se produzca en el mundo, sea por guerras, por carestías, por enfermedades, por pandemia o por desigualdades, me duele profundamente. Los problemas que se han manifestado en los últimos años nos llenan de dolor, sobre todo porque Ucrania y Rusia son hermanos”, dice Victoria Romanovna. “La familia imperial siente la obligación moral de ayudar allí donde se necesite. Y, de manera más general, de mantener la memoria histórica de Rusia”.
Hace unos días, la gran duquesa María Vladímirovna Romanova, suegra de la princesa y pretendiente al trono ruso, emitió un comunicado esclareciendo la posición de la familia imperial respecto al conflicto entre Rusia y Ucrania. “Reconocemos completamente la independencia y soberanía de todos los Estados que se formaron después de la caída de la Unión Soviética”, escribió la jefa de la Casa Imperial, dos veces tataranieta del zar Alejandro II, el antepenúltimo emperador ruso. “Y al mismo tiempo estoy convencida de que todas las personas que históricamente pertenecieron al espacio de civilización del antiguo Imperio Ruso estamos unidos por el concepto de patria en el sentido espiritual y cultural más elevado de la palabra”, añadió la gran duquesa, hija de Vladimiro Kirílovich de Rusia y de la princesa Leonida Gueórguievna Bagratión, descendiente de los antiguos reyes de Georgia. El imperio de los Romanov incluía territorios de los Estados bálticos, Ucrania, Bielorrusia, Polonia, Finlandia, Rumania, el Cáucaso y Asia Central, un parte de Turquía e incluso Alaska.
“Es espantoso y doloroso ver cómo hermanos y hermanas, cuyos padres, abuelos y bisabuelos defendieron juntos una patria común, están luchando entre sí y derramando su sangre; cómo ciudadanos pacíficos están muriendo y sufriendo; cómo padres están soltando lágrimas inconsolables sobre los ataúdes de sus hijos”, dijo Maria Romanova en su comunicado. “Ahora, el curso de los hechos ha culminado en un cataclismo mucho más grande”, añadió, refiriéndose a la incursión militar rusa en territorio ucraniano.
Aunque la casa imperial no ha querido hacer declaraciones políticas o criticar explícitamente los actos del gobierno de Vladímir Putin, la gran duquesa ha sido contundente en sus palabras: “Rusia y Ucrania, todos sus pueblos, nunca deben ser enemigos. Esto es algo tan monstruoso y antinatural como que miembros de una misma familia se maten entre sí. Yo, mi hijo y heredero, el gran duque Jorge, y su esposa, la princesa Victoria Romanovna, rezamos por la inmediata instauración de la paz”.
La princesa y el gran duque tienen previsto seguir celebrando misas en Moscú, hasta que vuelva la paz.