George Donald Johnston III llegó a la vida de Nuria March hace cuatro años. Entonces, el banquero de inversiones estadounidense con una dilatada experiencia profesional, que había vivido en numerosos lugares del mundo, ya se había mudado a Madrid. “Siempre ha estado vinculado a España profesionalmente, además adora nuestro país y le apasionan nuestras costumbres”, nos dice la empresaria, mientras ultima los detalles de su boda en Londres.
Don, como lo llama su familia, es licenciado en Ciencias Políticas y en Español por el Middlebury College, en Vermont, una de las universidades más antiguas de Estados Unidos, y tiene el máster en Economía internacional y América Latina de la Johns Hopkins University, en Baltimore (Maryland), la primera universidad dedicada a la investigación en Estados Unidos y una de las más prestigiosas del mundo en este ámbito. Es consejero de tres empresas del Ibex 35: Banco Sabadell, Acerinox (grupo fabricante de acero inoxidable) y la compañía inmobiliaria Merlin Properties; y tiene una larga trayectoria en el mundo de las finanzas.
Será en junio cuando la pareja, que se conoció gracias a unos amigos comunes, se case en la capital británica. “Es una boda de dos días” nos cuenta. El día 10 tendrá lugar la íntima ceremonia civil reservada a los más allegados y una celebración en familia; también está prevista una fiesta de bienvenida para los invitados, aproximadamente un centenar llegados de varias partes del mundo. Al día siguiente, el 11, tendrá lugar la gran celebración. “Hemos decidido separar estos momentos para disfrutar de la boda con la familia”, asegura a ¡HOLA!
Poco se conoce, salvo su reseñable currículo, del hombre junto al que ha vuelto a encontrar la felicidad Nuria March, una de las empresarias de la comunicación en el sector del lujo más destacadas y una de las mujeres más elegantes de nuestro país. Ella misma nos acerca a la personalidad de su prometido y nos cuenta sus gustos y aficiones. “Es un hombre lleno de vida y muy disfrutón. Lo más importante para él es su familia y sus amigos. Tiene una carrera profesional brillante, pero sabe disfrutar de su tiempo libre. Ha vivido por todo el mundo”, nos desvela y añade: “Don me ha contagiado su vitalidad y me ha dado la energía para afrontar nuevos retos profesionales y potenciar mis aficiones”.
“Me ha contagiado su amor por esos paisajes ¡espectaculares en otoño! Pasamos ahí lo veranos, a mi me encanta tocar la guitarra y a Don montar sus barbacoas todos los días (¡es un plan muy americano!)”
Aficiones comunes son, por ejemplo, la música y el baile: “Nos encanta bailar y tenemos una gran sorpresa para nuestros invitados”. También los deportes como “esquí, tenis, bicicleta… Lo único que no compartimos, de momento, es su gran afición por la pesca con mosca, es un gran aficionado y yo no he pescado jamás”, nos cuenta Nuria. “Aunque trabaja en España, viaja a menudo para ver a su madre en Florida o para ir a sus viajes de pesca”, asegura.
La pareja tenía previsto casarse en la finca que el financiero posee en Vermont, al noreste de Estados Unidos, pero “está lejos y la logística se estaba complicando demasiado para muchos de nuestros invitados… Es una lástima porque a nuestros amigos les hacía mucha ilusión visitar ese Estado precioso y poco conocido”.
De ahí procede la familia de Don, y “él siempre dice que su corazón está en Vermont. Me ha contagiado su amor por esos paisajes ¡espectaculares en otoño!”. Tanto es así que “pasamos ahí lo veranos, y aprovechamos para desconectar y hacer deporte en familia. A mí me encanta tocar la guitarra y a Don montar sus barbacoas todos los días (¡es un plan muy americano!)”.
“Lo único que no compartimos, de momento, es su gran afición por la pesca con mosca. Es un gran aficionado y yo no he pescado jamás”, nos dice Nuria
Aunque no pueda celebrarse la boda en Vermont, Londres es una ciudad muy especial para ambos: “Don ha vivido ahí una gran parte de su vida y yo he viajado mucho por trabajo. Nos encanta la ciudad y ahora que nuestros hijos están ahí ¡todavía más!”. En la capital británica estudia el hijo de Nuria, Jaime Martínez-Bordiú, un brillante universitario de Economía, Historia y Relaciones Internacionales de veintidós años. “A Don y Jaime les une un interés por la Historia y por la Economía, ya que los dos han estudiado carreras parecidas. Se admiran mutuamente y tienen una relación buenísima. Don le aconseja mucho sobre su futuro profesional”.
En la ciudad del Támesis viven también los hijos del financiero. “Tiene 3 hijos maravillosos con los cuales me llevo muy bien. He podido conocer muy bien a Alex, que dejó Madrid el año pasado para lanzar Glorify, una plataforma digital que promueve la espiritualidad cristiana. Su hijo mayor Kyle trabaja en ‘private equity’ y su hija Pamela es paramédica y madre de dos preciosos niños a los que adoro”, nos descubre la empresaria, quien añade “Es magnífico padre y solo ver lo maravillosos que son sus hijos ya dice mucho de él”.