Cumbre de royals, aristócratas y socialites en St. Moritz. La exclusiva estación invernal suiza, que lleva más de siglo y medio siendo el destino de nieve predilecto de la realeza y la jet set internacional, congregó, el pasado fin de semana, a una nutrida lista de ilustres apellidos para celebrar una fecha que todos tenían marcada en rojo en el calendario: el noventa aniversario del Corviglia Club .
Se trata del club de esquí más antiguo, exclusivo y elitista del mundo. Tal es así que los habituales de St. Moritz tienen una broma recurrente al respecto. Según ellos, la lista de personas que no logran formar parte de esta institución es casi tan impresionante como la de aquellos que sí pertenecen a ella.
Creado en los años treinta del siglo pasado, el Corviglia se ha ganado la fama de ser la ‘hermandad’ de esquiadores más elitista por una buena razón: solo cuenta con 130 socios. El príncipe Augusto Ruffo di Calabria, sobrino de la Reina Paola de los Belgas, es el presidente de este club, al que solo se accede por invitación personal. Mientras que el área circundante ofrece docenas de pistas y áreas de esquí, Corviglia ofrece la más amplia gama de pistas para diferentes niveles de habilidad, así como deportes de invierno como trineos y eventos deportivos que incluyen el skijoring (una carrera en la que un caballo tira de un esquiador sobre un lago helado), críquet sobre hielo o polo sobre nieve. Entre los miembros del club hay príncipes de las casas reales de Liechtenstein, Yugoslavia y Grecia, y miembros de las grandes sagas industriales de Europa, como los Agnelli, los Heineken o los Niarchos.
Una exclusiva fiesta a la italiana en los Alpes suizos
Tras una intensa jornada de esquí, cuando cayó la noche, la estación suiza se convirtió, por un día, en Nápoles. A los invitados les esperaba una exclusiva fiesta, que, bajo el título ‘Bella Napoli’ -‘Bella Nápoles’-, recreó el ambiente de la ciudad italiana. No faltó detalle. De las mesas redondas, cubiertas por manteles de cuadros, a las guirnaldas que cruzaban el techo del local.
Si, como ya comentamos en líneas anteriores, la competición congregó durante el día a importantes socialites, el plan nocturno no se quedó atrás. Por St. Moritz desfilaron numerosos aristócratas y royals . Algunos de la misma familia, como fue el caso de la Casa Real griega o la monaguesca.
El príncipe Pablo de Grecia acudió junto a su hija, Olympia (quien compartió a través de sus redes sociales una entrañable foto de la velada); mientras que los príncipes Philippos y Nina de Grecia reaparecieron cinco meses después de su gran boda, por el rito ortodoxo, en la Catedral de la Anunciación de Santa María, en Atenas. El hijo pequeño de los Reyes Constantino y Ana María de Grecia y la heredera suiza regresaron, así, a un lugar con mucho significado para ellos, puesto que fue precisamente en St. Moritz donde, antes de darse el ‘sí, quiero’ religioso, contrajeron matrimonio civil, en diciembre de 2020.
El matrimonio no sólo tuvo oportunidad de encontrarse con parte de la familia helena, sino con el padre de Nina, Thomas Flohr. El magnate de los jets privados asistió al evento acompañado de su pareja, con la que posó, muy sonriente, antes de entrar en el local.
El glamour de Mónaco llegó de la mano de Andrea Casiraghi y su esposa, Tatiana Santo Domingo, que sorprendió con un divertido vestido de llamativos corazones rojos. Aunque había estado esquiando con ellos en las pistas suizas, Pierre Casiraghi no se sumó finalmente a la fiesta. Quien sí lo hizo fue la hermana de Tatiana, Matilde Borromeo, junto a su esposo, el príncipe Antonius von Fürstenberg.
Fernando Martínez de Irujo, el ‘rey’ de la pista junto a Scillia di Calabria
Pese a inspirarse en Italia, la fiesta tuvo su propio sabor español gracias a Fernando Martínez de Irujo. Esquiar en la estación suiza también ha sido una tradición para una de las familias más importantes de la aristocracia en nuestro país, los Alba. De hecho, el abuelo del marqués de San Vicente del Barco, Jacobo Fitz-James Stuart, 17º Duque de Alba, fue uno de los primeros aristócratas que vio nacer el prestigioso Corviglia Club -de ahí que su hija, Cayetana Fitz-James Stuart, la recordada Duquesa de Alba, esquiase, desde pequeña en St. Moritz-.
Fernando, además, se convirtió en uno de los inesperados protagonistas de la velada, junto a la conocida como la ‘princesa dj’, Scillia Ruffo di Calabria , hija del príncipe Augusto Ruffo di Calabria. Ambos demostraron que eran los reyes de la pista, bailando al compás de la música que tocó un grupo de música tradicional italiana.
De Sir Norman Foster y Lady Elena Ochoa a Eugenie Niarchos
De Eugenie Niarchos y su hermano, Stavros -que asistió con su esposa, Dasha Zhukova, heredera de una de las grandes fortunas rusas- al príncipe Alejandro de Schaumburg-Lippe -que el pasado mes de octubre protagonizó una boda de cuento con su mujer, Mahkameh Navabi, en el castillo Bückeburg-. La ‘Bella Nápoles’ fue un auténtico desfile de ilustres apellidos, entre los que también se encontraba el matrimonio formado por el arquitecto Sir Norman Foster y Lady Elena Ochoa. Juntos forman una de las parejas más importantes del mundo del arte -hace tan sólo unos meses celebraron 25 años de casados-, y, tras pasar las navidades en St. Moritz, regresaron a Suiza para disfrutar de unos días de descanso, al igual que Valeria Mazza, que celebró allí su 50 cumpleaños.
Eva Herzigova y su marido, Gregorio Marsiaj; y Bianca Brandolini d’Adda, gran amiga de Tatiana Santo Domingo, fueron otros de los invitados a esta exclusiva e inolvidable fiesta.