ana cristina portillo© GTres

El gran cambio de vida de Ana Cristina Portillo: de empleada en una empresa de mercancías a diseñadora y artista

Descubrimos la nueva faceta de la pequeña de las Domecq, que está muy unida a sus hermanas Alejandra, Eugenia y Claudia


27 de febrero de 2022 - 12:32 CET

Mi hermana Claudia un día me preguntó a qué me dedicaría si supiera que iba a hacerme rica y le contesté que me dedicaría a pintar. Ella me volvió a preguntar: ‘¿Pero pintas?’, y le dije: ‘No, ni sé, ¡pero me encantaría!’. No me veía capaz, pensaba que no sabía ni cómo coger un lápiz y tampoco encontraba el tiempo para intentarlo. El año pasado, durante el confinamiento, fue cuando encontré el tiempo para empezar”, nos contaba, en febrero de 2021, Ana Cristina Portillo, hija de la recordada Sandra Domecq y el empresario y fotógrafo Fernando Portillo. Ahora, un año después, esa vena artística la está llevando por otro camino, ligado a la moda , otra gran pasión, y que nada tiene que ver con su profesión inicial.

Para ti que te gusta

Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte

Navega de forma ilimitada con nuestra oferta

1 año por 49€ 9,80€

Este contenido es solo para suscriptores.

Celebramoscon un 80% de descuento.

Suscríbete 1 año por 49€ 9,80€

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

© GTres

La pequeña de las Domecq es la nueva artista de la familia.

Ana Cristina estudió ADE en Madrid y durante la carrera decidió marcharse un año a Nueva York para llevar a cabo allí un curso en el prestigioso Berkeley College, una universidad privada especializada en negocios, que le ayudó, además, a encaminar sus primeros pasos laborales a su regreso. Su trayectoria profesional comenzó en 2015 trabajando en el sector de la banca privada, y en septiembre de 2018 cambió al sector marítimo al entrar a trabajar en el departamento comercial del Grupo Ership, un gran conglomerado de empresas dedicadas a los servicios portuarios donde permaneció hasta el pasado mes de julio. Fue entonces cuando Ana Cristina decidió dar un giro a su vida y explorar otros caminos. Quiso diseñar el vestido que llevó a la boda de su hermana Claudia con José Entrecanales el pasado octubre, un modelo que ideó desde el origen dibujando con sus acuarelas el estampado personalizado de la tela y el patrón. Una labor artesanal con la que impactó y le abrió las puertas a un nuevo mundo. A raíz de comenzar a recibir inesperados encargos… ella comenzó a aceptarlos. Y así, ilusionada y llena de proyectos, hablamos con ella en la entrega de los premios Goya, donde también vestía un diseño con su artística tela, confeccionado por Navascués. Y ahí no queda la cosa porque también pinta acuarelas por encargo y vende sus cerámicas. La pequeña de las Domecq, que está muy unida a sus hermanas Alejandra, Eugenia y Claudia, es la nueva artista de la familia.

© @anacristinapd

© @anacristinapd

Ana Cristina lució en los Goya un vestido diseñado por ella misma.

- Has pensado tu look durante semanas, supongo.

- La verdad que ha sido un poco precipitado. Yo me he diseñado la tela, me la he pintado yo con mis acuarelas. Igual que hice con el vestido que llevé a la boda de mi hermana Claudia. Y el diseño lo he hecho con Navascués, ellos me lo han confeccionado.

- ¿Has pensado en montar tu propia firma de moda?

- Más que montar una firma de moda, cojo encargos. Sí es verdad que me han llamado personas para hacerles telas y vestidos y se las estoy haciendo. No descarto sacar una colección, pero como algo puntual más que centrarme en estar sacando colecciones todo el rato. Hay que hacer la acuarela, luego el patrón entero de todo el vestido, todo el diseño de la tela, que lo hago todo yo, y después el diseño del vestido, entonces es demasiado trabajo para estar todo el tiempo. Es algo para hacer por encargos.

- ¿Y cuál es el proceso, diseñas la tela y después tienes que encontrar la tela adecuada para el diseño que has hecho?

- Sí y tienes que probar todos los colores. Porque una cosa es lo que haces y ves en pantalla y otra cosa es lo que sale. Puedes trabajar con el Pantone, pero, al final, hay muchas telas en las que luego el color es otro. La tela del vestido de los Goya, por ejemplo, tenía que ser seda porque, de lo contrario, no sale dorado sino amarillo. Ese brillo solo lo tienen telas de cierta calidad. Ha sido bastante trabajo, pero es verdad que me encanta el resultado.

“Todavía no he hecho nada a mis hermanas. Todos los encargos me han llegado de personas que no conocía”

- ¿Y tus hermanas ya te han hecho muchos encargos?

- Todavía no les he hecho nada a ellas. Todos los encargos me han llegado de personas que no conocía, que creo que me gusta todavía más porque, al final, gente que no me conoce de nada está valorando mi trabajo y las horas que he puesto en esto, y no tiene nada que ver con un compromiso de ‘conozco a estar persona y le tengo que comprar algo’. Ni siquiera los estaba vendiendo, pero me empezaron a hacer encargos, así que, a raíz de eso, los empecé a hacer. Me gusta, me encanta pintar, me encanta ver las cosas en ropa.

- Hasta ahora, tu carrera iba por un camino totalmente diferente.

- Totalmente diferente. Yo estudié ADE, luego trabajé en banca privada, después en transporte marítimo de mercancías y ahora me estoy metiendo más en el mundo de la moda. Creo que al final la vida se trata de eso, de ir cambiando, probando y aprendiendo de las cosas que te gustan y, cuando crees que algo ya no te aporta más, pasar página.

- ¿Dejaste entonces tu trabajo en transporte de mercancías?

- Lo dejé en julio del año pasado. Creo que uno nota cuándo ha cerrado una etapa y tiene que cambiar de tercio y probar cosas nuevas. Pienso que con la boda de mi hermana vi la luz porque siempre lo había pensado, pero nunca me había lanzado. Ahí fue cuando dije: ‘Me hago yo el vestido, la tela y lo diseño’. Y quedó muy bien.

© @anacristinapd

En la boda de su hermana Claudia también llevó un diseño propio.

- De cambios sabéis mucho las hermanas Domecq, todas habéis ido por nuevos caminos profesionalmente y haciendo cosas muy diferentes.

- Totalmente. En el fondo es que hay cambiar, o más que ‘tener’, hay que estar abierto al cambio porque al final, uno puede intentarlo y decir luego ‘pues no me ha convencido, vuelvo a lo anterior’. Yo no descarto volver a algo anterior, pero creo que vas cerrando etapas, vas aprendiendo y haciendo cosas nuevas, y al final de eso se trata, de enriquecerte, sacar lo positivo de cada lado y luego crearte tú como persona con las cosas que te aporten.

- Hablando de hermanas. ¿Tienes ganas de ser tía de nuevo? ¿Qué tal está Claudia?

- ¡Yo estoy emocionada! Tengo unas ganas de un bebé… El resto de sobrinos ya son personas que te hablan y te cuentan sus cosas y tengo ganas de ese momento de bebé... Lloran, les cambias el pañal… Me encanta. Claudia está bien, ya pasó el primer trimestre, en el que estuvo un poco más fastidiada, pero ahora está fenomenal. El otro día estuvimos organizando todo el armario, porque yo soy super organizada y le estaba diciendo: ‘Esto lo vamos a hacer por tamaños, y luego en colores… que te sea fácil coger las cosas, que no lo tengas que pensar’, y me miraba como ‘¿pero cuántos armarios de bebés has organizado?’ -ríe-.

- Claudia parece como más bohemia, no sé si será así.

- A ver, es muy organizada también. No te diría que es más espiritual porque yo soy muy espiritual también. Me encanta hablar con ella porque hablamos de nuestras cosas en plan la vida, el bien, el mal, cómo te sientes, las emociones… Pero es verdad que ella se ha centrado mucho en el coaching y está muy metida.

“Claudia está bien, ya pasó el primer trimestre, en el que estuvo un poco más fastidiada, pero ahora está fenomenal”

- ¿Al ser las dos pequeñas, estáis más unidas?

- Yo creo que, al final, va todo por momentos. En ciertas cosas coincides más con una persona y en ese momento te unes más. Ahora a lo mejor con Claudia está el momento niños, y como todas mis amigas tienen niños me lo sé todo, ¿sabes? Luego, por ejemplo, con Eugenia coincido más en eventos y esa una parte que compartimos. Con Alejandra también, pues ella está en Sevilla, mi padre está en Sevilla, y estamos hablando todo el día. Al final hay diferentes cosas que te unen a diferentes personas. Va un poco por épocas, el momento en el que tú te encuentres y que la otra persona coincida contigo.

- ¿Estás viviendo en Madrid?

- Sí, yo ahora estoy en Madrid.

© GTres

“Creo que uno nota cuándo ha cerrado una etapa y tiene que cambiar de tercio y probar cosas nuevas”.

- ¿Y sigues pintando cuadros?

- Llevo unas semanas con todo más parado porque como venían los Goya estaba muy centrada en el vestido. Pero es verdad que he hecho encargos de cuadros y acuarelas, de hecho, acabo de hacer una colaboración por San Valentín con Rabat con acuarelas mías abstractas. Y ahora también estoy con la cerámica, vendiendo sobre todo porque hago muchísimas cosas y ya no me caben en mi casa.

- Llevas ya casi cinco años de relación con tu novio, ¿piensas en boda para este 2022?

- Yo soy de años impares -ríe-, ¡pregúntame en 2023! Todo tiene su momento y creo que hay que ir cerrando etapas. Sigo en un momento de noviazgo y me apetece seguir disfrutándolo. Estamos a distancia y me apetece el momento de empezar a hacer citas de novios en este tipo de relación.