Habían aparcado su relación, sus encuentros secretos y sus pasiones en común, pero la semana pasada Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia dieron otro paso tan inesperado como gigante. No sólo en su trabajo, al que ahora llegan muchos días a la vez, aunque por separado, sino también en su vida personal.
El mismo día en el que se publicaron sus fotografías paseando muy cariñosos por una playa acordaron dejar de verse, de mantener la distancia, pero parece que ese tiempo de espera ya ha pasado.
Tras poner un orden en su situación familiar arrasada por la tormenta y dar muchas explicaciones, el exdeportista y la analista contable han empezado de nuevo a hacer planes y a retomar algunas de sus rutinas. En el mundo laboral, a la vista de todos. Son dos compañeros. Y, en el personal, a escondidas y usando todos los recursos que tienen a su alcance para que no los puedan fotografiar, aunque siempre los pillan. Y, además, en cuestión de días. Nada más desembarcar en el nuevo escenario.
Iñaki y Ainhoa tomaron medidas, habían asegurado todos los pasos, estaban convencidos de que eran “invisibles” y retomaron sus clases de Yoga, en el centro Sanatana Dharma. Escuela pionera fundada por Yolanda Izarra Valle hace más de 20 años que ofrece horario continuado de la mañana a la noche, aunque ellos (volviendo a arriesgar) decidieron seguir yendo a la misma clase.
Puede que a su modo de ver no fuera “peligroso” acudir “juntos” -no se sabía que el exduque practicara yoga- llegando y saliendo cada uno por su lado, pero sí que lo era y no solo los fotografiaron a la salida de la escuela, sino que también pillaron su beso. El que ¡HOLA! publica en exclusiva esta semana, horas antes de se fueran juntos de fin de semana.
Allí, justo detrás de la puerta de cristal traslúcido en la que puede leerse: “Conocerte a ti mismo”, donde semanalmente buscan la tranquilidad, el equilibrio, el conocimiento pleno, una mente clara y un corazón abierto. Una nueva filosofía de vida más allá de la pasión por el deporte que también comparten para empezar quizá una nueva vida.
Un hombre ‘atado’
Sin poder dar un paso al frente por su situación judicial, y siendo dependiente de toda su familia empezando por su mujer. Iñaki Urdangarin es un hombre “atado”. A la condena que le queda por cumplir, a un trabajo necesario y a su familia, el arraigo que buscó para poder seguir…
Reman a su favor su madre, sus hermanos, sus hijos y los amigos que tampoco lo han abandonado. Sus excompañeros de balonmano en el F.C. Barcelona -equipo al que perteneció desde 1986 hasta el 2000- también han cerrado filas alrededor de su amigo. Se ve en la imagen que compartió en sus redes Enriq Masip, uno de los mejores jugadores españoles de todos los tiempos y actual asesor del presidente del Barça, Joan Laporta.
El ‘Dream Team’ se fue de cena recordando los viejos tiempos y puede que hasta haciendo planes de futuro. Cuando Iñaki haya cumplido su pena no va a faltar quien le eche una mano en el terreno deportivo. Su trayectoria le avala. El marido de la infanta Cristina fue medallista olímpico con la Selección Española de Balonmano -su hijo Pablo ahora sigue sus pasos, también en Barcelona-.
Y, a la vista queda que Iñaki también cuenta con Ainhoa, que es otro pilar… Esa mujer por la que lo ha arriesgado todo, y con la que ahora empieza una nueva etapa.