Quedaba mucho que decir y los dos compañeros de trabajo ya han empezado a ‘contarlo’ a su manera. Las reveladoras imágenes que ¡HOLA! publica esta semana en exclusiva no solo demuestran que no habrá reconciliación entre la infanta doña Cristina y el que ha sido su marido durante 24 años, sino que también son la prueba de la relación de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia avanza a pasos agigantados y en dos escenarios paralelos.
En el ámbito laboral, los dos compañeros han empezado a normalizar su situación llegando juntos al trabajo . No cada día, pero sí los suficientes como para dar por hecho que no es una coincidencia. Y podemos ir más allá si analizamos las fotografías, dos de ellas bastante llamativas y aclaratorias.
En la primera, Ainhoa, con mirada tímida, no puede evitar sonreír cuando se encuentra con Iñaki -separados por metro y medio de distancia- a las puertas del despacho. En la segunda, es Armentia la que, con chaquetón blanco de piel, y más decidida y segura, le abre la puerta girándose hacia él y buscando sus ojos, que encuentra. Después, ya dentro, pegados uno al otro, Urdangarin le cede el paso.
Hasta la pasada semana Iñaki y Ainhoa siempre acudían a Imaz & Asociados, por separado, comían en la misma oficina, y volvían a sus casas ajustando sus tiempos para no encontrarse en el portal. Querían evitar que los fotografiaran juntos y, por supuesto, lo consiguieron. Pero, ahora, ya no se preocupan de mantener la distancia y han vuelto a la rutina. Ya no se esconden. Ya no les importa que los vean juntos.
Y en el otro escenario, el personal, también ha habido cambios en los últimos días. Muchísimos. Aunque han intentado esconderse y sortear las cámaras que siguen sus pasos, han vuelto a hacer planes juntos.
La escapada
Así, y mientras la Infanta apuraba sus días en Barcelona entre la Fundación La Caixa y sus hijos, Urdangarin buscaba la manera de poder encontrarse a solas con su compañera, después de mantener entre ellos toda la distancia desde que salieron publicadas sus fotos más comprometidas.
Hasta el momento, cada uno había hecho planes por separado. Él, arropado por su madre, Claire Liaebert, y sus hermanos, dando un paseo por las calles de Vitoria y disfrutando de los parajes naturales de sus alrededores. Ella, saliendo junto a sus amigas, y, ‘como si nada hubiera pasado’, animando con su marido, Manuel Ruiz, a su hijo pequeño en un partido de fútbol.
Estas imágenes que ¡HOLA! ha ido publicando, en exclusiva, estas semanas fueron interpretadas como el final de su relación. Sin embargo, como ya habíamos avanzado, podía haber sorpresas, y es justo lo que ha sucedido.
El exduque de Palma ha dejado a un lado los planes en familia para continuar caminando hacia un futuro del que forma parte Ainhoa Armentia.
El jueves, 17 de febrero, después del trabajo, acudían cada uno por su lado, a su clase de yoga en la escuela Sanatana Dharma, despidiéndose con un beso , detrás de los cristales; y, el viernes, con el equipaje de Ainhoa metido en el maletero desde hacía horas, se iban juntos de fin de semana sin que nadie pudiese descubrir el destino.
La pareja conseguía su objetivo, dos días para ellos -el domingo por la tarde, ya estaban de vuelta en sus respectivas casas- y sin que les hubieran hecho fotos juntos cuando dejaban Vitoria atrás. Uno de los escoltas pidió la documentación a los fotógrafos, mientras el coche, con la pareja dentro, enfilaba las calles camino a su escondite.
No había evidencia gráfica, pero sí testigos y los dos sabían que, antes o después, su escapada trascendería. Pero puede que ya no les importe -su relación no tiene nada de fugaz-; y puede que estén realmente decididos a escribir juntos un nuevo capítulo de sus vidas. Las imágenes son la prueba.
Al tiempo que Iñaki regresaba a la casa de su madre y Ainhoa Armentia se reencontraba con sus hijo, la infanta Cristina volvía con su hija, Irene, a Ginebra, después de pasar diez días en la Ciudad Condal.