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EXCLUSIVA: Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia, beso tras un cristal

El beso documentado de los dos compañeros de trabajo, después de su clase de yoga, es el mejor testimonio de lo que está pasando entre ellos. Iñaki se inclina hacia el rostro de Ainhoa y pone fin a las especulaciones… Es un nuevo comienzo para todos


24 de febrero de 2022 - 8:01 CET

Escondido detrás de una puerta de cristal, Iñaki Urdangarin resolvía de un plumazo las incógnitas sobre el futuro de su matrimonio con la infanta Cristina. Los últimos pasos de la pareja en Vitoria dejaban muy pocas dudas de que seguían juntos contra viento y marea… Pero el beso documentado y publicado por ¡HOLA! en exclusiva es el mejor testimonio de lo que está pasando entre ellos: hay un nuevo comienzo y la vida sigue.

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A golpe de hechos y de nuevas imágenes, el exdeportista cerraba la etapa de reflexión a la que había hecho alusión su abogado Mario Pascual Vives en una entrevista; y dejaba atrás su pasado y cualquier ilusión de retomar su vida en común con la que ha sido su mujer durante 24 años, la madre de sus cuatro hijos; y su tabla de salvación en los momentos más difíciles de su vida.

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En los primeros días, tras descubrirse su deslealtad a la infanta, estaba en shock. No se le había pasado por la cabeza que los pudieran fotografiar porque, a diferencia de lo que se ha dicho, no habían hecho “ostentación” de su amistad especial, pero los pillaron. Justo en ese momento de cercanía, de cogerse de la mano… Y, ahora, ha vuelto a suceder lo mismo, aunque ya sin posibilidad de justificarse o de dar marcha atrás. Sencillamente, no pudieron evitar despedirse como una pareja de enamorados y ahí estaba la cámara capturando, a través de un vidrio translúcido, el gesto más cariñoso entre Urdangarin y Armentia.

El beso furtivo, valiente y delator

Fue el beso furtivo, después de su paseo por una playa vascofrancesa y de que el mundo se les viniera encima. De tener que dar todas las explicaciones a sus seres queridos y de los momentos de arrepentimiento al haberles hecho tanto daño.

© EuropaPress

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Secuencia del beso de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia.

Fue el beso de la emoción “escondidos” del mundo. Retomaban su relación a unas horas de irse juntos de fin de semana. Como dos adolescentes, viviendo su amor a hurtadillas y a golpe de escapadas.

Fue también un beso valiente a las puertas de la recepción de la escuela de yoga Sanatana Dharma, tras la última clase del jueves, 17 de febrero. En el centro de la ciudad y asumiendo el riesgo de ser vistos, aunque quizá asegurando antes el instante: nadie a su alrededor, ningún yogui “espiando”.

Y fue el beso delator que sepultó especulaciones y expectativas. Que chocó frontalmente con la posibilidad de reconciliación entre la hermana del rey y el exjugador de balonmano.

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La otra prueba de que comparten mucho

Pero no fue solo la evidencia de un beso que lo dice todo, también fue la bolsa “chivata” que intercambiaron antes de regresar a sus respectivas casas y cada uno por separado para no levantar sospechas. Los dos con ropa deportiva y diferente actitud. Armentia, muy sonriente; e Iñaki, cabizbajo, llevando ya las pertenencias con las que Ainhoa llegó al centro de yoga. La otra prueba de que comparten mucho y que Iñaki dejó en el maletero del coche. ¿Qué había dentro? Seguramente, una parte del equipaje de fin de semana de su compañera de trabajo.

Los dos saben que, en las calles de Vitoria, hay cámaras vigilantes siguiendo todos sus pasos. También, detrás de los cristales. Y solo han necesitado un mes para poner encima de la mesa que no es un desliz ni un momento fugaz. Del 19 de enero, cuando salían las primeras imágenes, al 19 de febrero, domingo por la tarde, cuando retomaban la rutina, tras el beso que lo cuenta todo y su escapada. Ahora, ya no solo es acudir juntos al trabajo, donde pasan juntos ocho horas cada día, ahora son también los nuevos gestos de cariño -Iñaki se inclina hacia el rostro de Ainhoa-, después de disfrutar juntos de su tiempo libre. La vida sigue. Es un nuevo comienzo para todos.

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