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Entrevistamos a Lucía Pombo: de su historia de amor con Álvaro a su relación con sus hermanas

La hermana mayor de María Pombo nos desvela todas las incógnitas que rodean su vida. Hasta nos confiesa quién tiene más carácter en su familia y con quién choca más


21 de febrero de 2022 - 17:06 CET

A pesar de tener 325 mil seguidores, Lucía Pombo es la más desconocida de las hermanas   influencers  – María cuenta ya con 2,3 millones y Marta, la menor, 550 mil–. Nacida en Madrid hace 32 años, Lucía también es la mayor de las tres y la que tiene una vida más corriente. Además de trabajar en las redes, es piloto, convirtiéndose así en la quinta generación de una saga dedicada a la aviación. En su encuentro con ¡HOLA!, la mayor de las Pombo nos cuenta cómo es su día a día, además de hablarnos de la relación con sus hermanas y de su historia de amor con Álvaro López Huerta, con quien se casará el próximo 25 de junio en Segovia. “Nos presentó mi padre en su restaurante porque sus padres y los míos son íntimos de toda la vida. De hecho, Álvaro y yo tenemos fotos de pequeños, aunque luego nuestras vidas se separaron y no nos volvimos a encontrar hasta que teníamos veintidós años”, nos cuenta Lucía.

Lucía Pombo© @luciapombo
A pesar de tener 325 mil seguidores, Lucía Pombo es la más desconocida de las hermanas influencers – María cuenta ya con 2,3 millones y Marta, la menor, 550 mil–.

- Acabas de anunciar tu compromiso. ¿Cómo te encuentras?

- Es un momento muy guay y emocionante, pero, de alguna manera, sabía que algo que iba a pasar hoy o mañana. Llevo muchos años con mi novio y tengo la suerte de que Álvaro es mi mejor amigo. Además, no sólo vivimos juntos, sino que llegó a pasar cuatro años de la relación viviendo en casa de mis padres.

- ¿Y eso?

- Álvaro se vino a vivir con la excusa de que tenía una gotera justo encima de la cama, en la casa que acababa de alquilar. Con permiso de mis padres, se vino a vivir unos diítas y esos diítas acabaron siendo cuatro años. Es que Álvaro y mi padre son íntimos amigos. Por eso, aunque estuviera volando, Álvaro seguía en casa. Para mí, que soy tan familiar, poder vivir con Álvaro, mis padres y mi hermana Marta era perfecto.

- A pesar de ser la hermana mayor, has sido la última en casarte. Supongo que estarías hasta el moño de que todo el mundo te preguntase cuándo llegaría la boda.

- Tengo muchas amigas que se molestan por estas preguntas, pero son lógicas. En Instagram o por la calle, siempre me decían cuándo me iba a casar. Y si no era esa pregunta, era que cuándo tendría hijos.

“Llevo muchos años con mi novio y tengo la suerte de que Álvaro es mi mejor amigo”

- Pues asume que, al día siguiente de la boda, es lo que te van a preguntar.

- Por supuesto. Y no me importa nada. De verdad, nunca me ha importado cuando me han preguntado si me iba a casar porque llevo muchos años con mi novio.

- ¿Y el motivo por el que habéis tardado tanto en decidiros a dar el paso Álvaro y tú? ¿Ha sido por ti o por él?

- Creo que yo he sido la que he puesto los tiempos. Nunca he tenido prisa. Incluso no me hubiera importado tener un hijo antes de casarme. Ha ido viniendo un poco así, aunque también ha afectado mi profesión. Cuando empecé a trabajar hace dos años, mi prioridad era hacer horas de vuelo, pero llega un punto en el que toca mirar por una misma y avanzar un poco sentimentalmente.

- ¿Cómo fue la pedida? ¿Te olías algo?

- No me olía nada porque nos fuimos a un hotel en Formigal, que elegí y pagué yo porque era un capricho mío. Un hotel con mucha intimidad y donde no había tele ni wifi… Nada más que montañas y nieve. Le pregunté a Álvaro si quería venir y dijo que sí. Por eso, no me esperaba el anillo. Además, como estaba en una fecha cercana a mi cumpleaños, él me dijo que tenía un regalo más pendiente. Ese día, me lo pidió de una forma…

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“Estábamos viendo el atardecer en el hotel. Me puso la canción de ‘Lucía’, la de Serrat, y me dijo que tenía un regalo para mí. Cuando vi el anillo, mi reacción fue: ‘¡Qué bonito. Me encanta!”.

- ¿Cómo? ¿Se arrodilló?

- Estábamos viendo el atardecer en el hotel, que era una especie de iglú. Le veía un poco nerviosito y no entendía muy bien por qué. Me puso la canción de Lucía, la de Serrat, pero versionada por Rosario, y me dijo que tenía un regalo para mí. Cuando vi el anillo, mi reacción fue: “¡Qué bonito. Me encanta!”. Entonces él me dijo que era anillo “para siempre”, a lo que le contesté: “Hombre, claro. No lo voy a vender mañana por Wallapop. Claro que es para siempre, muchas gracias” (ríe).

- Vamos, que ni te imaginabas que te estaba pidiendo matrimonio. 

- (Ríe) Cuando me volvió a insistir que era un anillo para siempre, ya me di cuenta de todo (ríe). Mi primera reacción, y me da un poco de pena confesarlo, fue decirle: “¿Y ahora qué hacemos?”. No fue un ‘sí, quiero’ bonito y de ponerme a llorar, sino que le pregunté qué hacemos (ríe).

- El pobre se quedaría a cuadros.

- Me dijo que ya veríamos qué haremos, pero si la respuesta era ‘sí’ o ‘no’ (ríe). Nunca me esperaba que me pidiera matrimonio en un globo terráqueo o haciendo submarinismo, porque ni es su estilo ni el mío. Somos grandes amigos y cuando más disfrutamos es estando los dos juntos con unas grandes vistas y un vinito en algún sitio especial. Por eso lo hizo en el mejor sitio que lo podía haberlo hecho, que es en un entorno normal y de una forma normal.

“Desde pequeña tenía claro que quería ser piloto porque lo he visto en casa”

- ¿Tenéis algo preparado del enlace?

- Sí. Soy tan cuadriculada y tan ordenada… Me agobio bastante si no tengo las cosas organizadas. Además, por mi trabajo, no siempre tengo tiempo. Entonces, ya hemos cerrado bastantes cosas, como la finca y el DJ.

- Quizá seas la más desconocida de las hermanas Pombo. ¿Cómo te defines?

- Me considero una persona normal, ante todo. También muy ordenada, tenaz, responsable… Más de lo que en general veo a mi alrededor (ríe).

- También la que tiene un trabajo más convencional porque eres piloto.

- En mi familia, hay cinco generaciones de pilotos. El primero que hubo en mi familia fue mi tatarabuelo, que, en 1913, hizo el primer Santander-Madrid. Después, sus hijos continuaron la saga hasta el día de hoy. A mí me encantaría que mis primos también siguieran la estela familiar, aunque, de momento, soy yo la única.

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Lucía compagina su trabajo en las redes con el de piloto.

- ¿Tenías claro que querías ser piloto, desde pequeña?

- Sí, porque lo he visto en casa. Es verdad que todo lo bonito que engloba la aviación ya no es como era antes. He visto cómo era en la época de mi abuelo y a mis tíos y no es igual, pero sigue siendo una profesión preciosa.

- ¿Qué tipo de vuelos realizas?

- Vuelos nacionales, cosa que me apasiona. España me apasiona y he tenido la oportunidad de conocer lugares que, quizá, no hubiera visto si no fuera por mi trabajo. Pero tengo que reconocer que un piloto de ahora ya no es como cuando volaba mi abuelo, que se quedaba en Puerto Rico una semana. Ahora, estás escasas horas en los destinos.

- ¿Cuántos vuelos haces al día?

- Un máximo de seis saltos al día, que son muchos.

- ¿Perdona?

- Sí, al ser saltos muy pequeños, haces más. Por ejemplo, un Melilla-Almería es media hora de vuelo. Sin embargo, yo estoy desde las siete de la mañana fuera de casa y hay veces que no llego hasta las diez de la noche. Son muchas horas fuera de casa. Además, me podría empadronar en el sur (ríe). Ahora estoy volando mucho en Melilla, que es una ciudad que me apasiona y es muy desconocida en España, pero estoy todo el día en Málaga, Almería, Sevilla, Granada… Todo el sur.

“Intento dividir ambos mundo por completo. Tengo mi profesión, que es la de piloto, y, luego tengo una cosa maravillosa que son las redes sociales”

- ¿Cuál has sido el trayecto más largo que has realizado como piloto?

- El tipo de avión en el que yo vuelo es específico para vuelos cortos, pero el destino más lejano que he hecho ha sido Melilla-Canarias, que se me hizo eterno. Estoy tan acostumbrada a vuelos cortos, que ya no sabía qué hacer en ese avión (ríe).

- ¿Te ha ocurrido algún incidente pilotando o has vivido alguna situación tensa?

- ¿Sabes qué pasa? No le tengo miedo al avión… A lo mejor soy una inconsciente, aunque te puedes pegar un susto si te metes en una nube con mucha actividad o por impactos con algún pájaro… Nada relevante ni nada grave. También han caído rayos en el avión, pero es que el avión está preparadísimo. Hombre, te llevas un susto por el flashazo, pero no pasa absolutamente nada.

- ¿Cómo desarrollas tu faceta de piloto con la de influencer?

- Intento dividir ambos mundo por completo. Tengo mi profesión, que es la de piloto, y, luego tengo una cosa maravillosa que son las redes sociales. Pero no quiero mezclar empresa con lo que soy yo, persona física.

Lucía Pombo© @luciapombo
Lucía junto a su padre.

- ¿Te resulta complicado compaginarla en tu día a día?

- Toda la gente que se me acerca siempre es supercercana y superamable. Rara vez no puedo pararme y no tengo tiempo, por si voy con más prisa o estoy trabajando. Nunca me ha resultado un hándicap. Si las azafatas me conocen, me avisan si alguien que quiere hacerse una foto conmigo. Si tengo el permiso del comandante, siempre salgo.

- ¿Te suelen reconocer en tu día a día?

- Sí, me reconocen. Especialmente, en Madrid. No es tanto por ego, pero me gusta cuando me reconocen porque se acercan con ilusión. Como también soy una persona cercana, me gusta conocer a gente. Aunque nos separe una pantalla, al final, somos un poco familia y ellos me sienten así. Personalmente, me hace mucha ilusión. Cuando voy al sur, mi tripulación alucina y me pregunta quién soy y por qué me paran.

- Claro, muchos compañeros no saben que eres la hermana de María Pombo.

- Sí. Las tripulaciones, en muchos casos, están formadas por gente mayor y no concibe este mundo.

“Personalmente, me hace mucha ilusión que me reconozcan. Cuando voy al sur, mi tripulación alucina y me pregunta quién soy y por qué me paran”

- ¿Cómo has vivido el ascenso de tu hermana María y qué destacas de su dedicación, que muchos vemos y pocos conocen realmente?

- María es una persona creativa, fiel a su imagen, y tiene muchísima imaginación. En cierta manera, es una persona inocente. Esa inocencia le ha hecho perseguir unos sueños que yo no entendía al principio porque no tenía la visión de las redes sociales. Ella, por esa ingenuidad, siguió luchando por lo que muchos no creían. Gracias a esa perseverancia, ahora es quien es. Hay veces que pienso que ella sus sueños los piensa y los ve a lo grande… Y lo consigue.

- ¿En qué momento te diste cuenta de que tu hermana estaba cumpliendo lo que se proponía y se estaba consiguiendo en algo importante?

- Ha ido poco a poco. Creo que el boom vino hace tres años, pero, como ha ido creciendo paulatinamente, tampoco ha sido un cambio tan dramático. Todas las noches mi padre nos manda un mensaje en el que nos dice: “Hijas, recordad que sois humanas y que sois mortales”. En casa, nunca se ha vivido ni un exceso de fama ni la soberbia que te pueda dar si todo el mundo te reconoce por la calle.

- ¿Puedes ir por la calle con tu hermana María haciendo vida normal?

- Sí, por supuesto, porque todas somos muy cercanas. Pero, si voy a comer con Álvaro, la gente me puede sonreír o reconocer… Entonces, probablemente, me tenga que levantar de la mesa para hacerme una foto, algo que hago feliz. Pero, si voy a un restaurante con mi hermana María, sé que ella se va a levantar una media de siete veces.

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Las hermanas Pombo posan junto a su abuela. En la foto, también, María sostiene en brazos a su hijo, el pequeño Martín.

- Tu hermana Marta ha hablado abiertamente de sus problemas. Mucha gente no entiende que una influencer los cuente a sus seguidores y se muestre tan vulnerable. ¿Y tú?

- Aunque me he abierto en muchas ocasiones, sería incapaz de contar muchos de mis problemas. Pero reconozco que las redes sociales te sirven en muchas ocasiones de diario y de lugar donde puedes explotar, contar todos tus sentimientos y descargar todo lo que llevas en tu mochila. Siempre que sea bueno para ti, a mí me parece estupendo.

- Dices que eres la hermana más proteccionista. ¿Cómo han reaccionado María y Marta cuando has querido protegerlas? ¿Se han dejado ser polluelos?

- No tanto como a mí me gustaría (ríe), pero reconozco que no puede ser así toda la vida. Las únicas peleas que he podido tener de joven han sido por defender a mis hermanas. Luego, ese proteccionismo también me han supuesto muchas de las peleas con ellas. Siempre quiero que estemos constantemente juntas y unidas… Hoy mismo mi padre me lo reconocía, que no siempre se puede estar en familia.

- ¿Quién es la más responsable de las tres?

- Absolutamente, yo. No cabe ninguna duda (ríe). Soy la agenda de mi familia, de la casa. Sin querer menospreciar a mis hermanas porque ellas son competentes y capaces, reconozco que hasta lo soy un poquito de más.

María Pombo© @mariapombo
María Pombo© @mariapombo
Arriba, María, Marta y Lucía, de pequeñas, junto a su madre. Abajo, las hermanas con su prima Gabriela.

- ¿Y la más pasional de las tres? ¿La que hace las cosas sin pensar?

- Diría que Marta. Yo me lo pienso siempre antes de hacer las cosas y lo calculo para que me salga bien la jugada.

- ¿Quién tiene más carácter?

- Yo, sin lugar a dudas (ríe).

- Vamos, que eres una hermana mayor de manual.

- De libro, completamente (ríe). Me enfado con más facilidad y tengo mucho carácter para bien y para mal. Soy una persona muy educada, pero, si tengo que decir algo, no me lo voy a callar. Tal vez, Marta y María no son así. Marta es pura bondad, puro amor… Por eso, le puedo ladrar que ella no me responde… Eso hasta me fastidia (ríe). En ese aspecto, choco más con María, porque ella también tiene su carácter.