En septiembre del año pasado, Ainhoa Arteta se separó de su cuarto marido, Matías Urrea. Entonces, la soprano no quiso dar explicaciones sobre la ruptura porque todavía estaba recuperándose de una septicemia que casi acaba con ella. Seis meses después de la separación, finalmente se siente preparada para hablar del tema. “Jamás he dado explicaciones sobre ninguna de mis relaciones, y no lo voy a hacer ahora”, advierte. Pero la artista lírica sí quiere aclarar algunas cuestiones sobre el abrupto final de su matrimonio, que terminó a los dos años de la boda.
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“No teníamos pensado separarnos ni nada”, reconoce Ainhoa en conversación con ¡HOLA!. “Después de la operación (tuvo que ser intervenida de un cólico nefrítico y luego estuvo diez días en la UCI a causa de una septicemia), sí le pedí a Matías un tiempo para recuperarme. Necesitaba irme a mi casa, al norte, a pasear por las playas. Ahí la cosa se empezó a torcer”, desvela. “No puedo hablar mal de una persona con la que he convivido seis años. No lo voy a hacer jamás”, añade.
Arteta no se arrepiente de su matrimonio con Urrea. “No lo hago porque al final no nos casamos, no hubo papeles”, admite. “De lo que ha pasado, no me siento arrepentida. Las cosas empiezan y tienen un final y no hay que darle más vueltas a la historia”.
Urrea ha sido su cuarto marido. La primera vez que Arteta pasó por el altar fue con tan solo 24 años con su novio de toda la vida. La relación se acabó en 1994, cuando la artista se enamoró de un cantante con el que trabajaba, que se convirtió en su segundo marido, el barítono estadounidense Dwyane Croft, con el que tuvo a su hija Sarah, en el año 2000. La pareja se casó en 1998 en el ayuntamiento de Nueva York en una ceremonia oficiada por el alcalde Rudolph Giuliani. Tres años después de nacer su hija, se separaron.
En 2005 conoció al que sería su tercer marido, el jinete guipuzcoano Jesús Garmendia, con quien tuvo a su segundo hijo, Íker, de 10 años de edad, nacido en enero de 2010. En 2013 se casaron casi en secreto. El matrimonio también acabó en divorcio en 2016, tras once años juntos. Con su último y cuarto marido, Matías Urrea, se casó en 2019 en el Puerto de Santa María, en Cádiz.
“Yo creo que he tenido suerte en el amor. He sido feliz con todas mis parejas. No tuve la suerte de tener una pareja estable y duradera, pero soy consciente de que con mi carrera eso es muy complicado. Por eso no puedo culpar a mis parejas, al revés. Mi propia carrera consume las relaciones”, explica Ainhoa. “Los colegas masculinos mantienen sus matrimonios porque sus mujeres se quedan en casa cuidando de los niños. Las mujeres salimos a trabajar y nos llevamos la casa a cuestas. Es doble trabajo. Yo entiendo que vivir y convivir con una cantante lírica, mujer y con hijos, es complicado”.
Arteta sigue creyendo en el amor, aunque no se considera enamoradiza. “Soy muy vasca, muy seca, nada ligona”, reconoce. ¿Está preparada para volver a enamorarse? “¡No!”, responde tajantemente. “Ahora mismo no existe un hombre del que pueda enamorare. Si existe, yo no voy a buscarlo”.