No habían podido verse personalmente desde que salieron publicadas las polémicas imágenes de su padre y los dos hermanos aprovecharon la primera ocasión que se les presentó para poder disfrutar de algo de tiempo juntos.
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Fue el viernes, 11 de febrero. Pablo tenía un partido con el primer equipo del F. C. Barcelona en Nava de la Asunción, Segovia, y Juan, que estaba en Madrid, organizó el plan junto a un amigo para poder verlo jugar en el encuentro que disputaron contra el Viveros Herol Nava. Partido que ganaron los blaugranas y que el joven jugador finalizó bastante satisfecho al haber marcado tres goles.
Además, con el mejor regalo. Juan lo esperaba con un abrazo que lo dice todo —no pueden estar más unidos— y la mejor sonrisa en tiempos difíciles para la familia. Largas semanas ya en las que Pablo, de veintiún años, ha tenido y tiene que hacer frente a micrófonos y cámaras, mientras concilia el deporte con sus estudios de Gestión Empresarial en la escuela de negocios European University.
Una posición muy diferente a la de su hermano mayor, quien, de alguna forma, ha podido seguir haciendo su vida manteniéndose a la sombra. De hecho, era la segunda vez que protagonizaba un momento mediático, después de haber sido descubierto días antes tomando algo en una terraza junto a dos amigas.
Manteniendo su línea de discreción Juan Valentín solo diría que “todo está bien” cuando fue abordado con preguntas sobre la relación de sus padres. Aunque eso sí, con halagos hacia su hermano: “Él hace lo suyo muy bien, como lo tiene que hacer”. También Pablo se alegró del encuentro, como confesaría a su regreso a Barcelona: “Sí, me hizo ilusión verle, la verdad”.