Poco antes de morir, Fabiola de Mora y Aragón , reina consorte de los belgas durante más de tres décadas, decidió legar su patrimonio personal a Oeuvres de la Reine, un fondo benéfico creado por ella tras su matrimonio con el rey Balduino para ayudar a las personas más necesitadas. Tras el fallecimiento de la aristócrata española, en 2014, la prensa empezó a hacer muchas preguntas sobre su fortuna privada. ¿Cuánto dinero tenía realmente? ¿De dónde había salido? ¿Sus numerosos sobrinos españoles heredarían algo? Entonces, la Familia Real belga salió al paso de las especulaciones emitiendo un comunicado en el que se anunciaba que “los bienes al completo” de la consorte serían donados a la beneficencia.
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Siete años después, Fabiola sigue ayudando a los más necesitados de su país adoptivo a través de ese fondo. Tal como acaba de informar Oeuvres de la Reine, en 2021 se donaron en su nombre casi 150.000 euros. El año pasado, la organización recibió 1.893 solicitudes de ayuda financiera. Tras consultar a los servicios sociales belgas, el fondo entregó ayudas de unos 200 euros a un millar de familias para pagar gastos médicos urgentes, escolares o energéticos.
Pero, ¿cuánto dinero legó Fabiola a Oeuvres de la Reine? Su fortuna personal siempre fue un misterio. En 2013, un año antes de morir, la viuda de Balduino creó la fundación privada Fons Pereos para gestionar su herencia y apoyar a sus familiares directos en España. Entonces, varios diarios del grupo mediático belga Sudpresse publicaron que la consorte había recibido desde 1993 de las arcas públicas del Estado belga cerca de 27 millones de euros, al margen de la herencia recibida de su marido, cuyo monto se desconoce. Según esos medios, Fabiola tenía planeado destinar fondos públicos de su dotación de viudedad a la fundación privada. Las informaciones pusieron a la anciana de 84 años en el ojo del huracán.
Entonces, sus abogados salieron a desmentir esas noticias. “Mi familia española no se ha beneficiado nunca de mi esposo en vida y, tras su muerte, se sigue respetando el criterio de no transmitir nunca los bienes recibidos de mi marido”, aseguró la reina en un comunicado, remitido por su letrado, Jean Van Rossum. En la nota también precisaba que financiaría su fundación privada con “todo el dinero” de la venta de los bienes heredados de miembros de su familia paterna, que no tuvo descendencia. “He conservado todos estos bienes hasta hoy para poder financiar mi fundación. He metido dinero de la venta de estos bienes porque yo misma no tengo hijos”, explicó.
Fabiola también quiso aclarar que todo el dinero público que recibía se utilizaba para los gastos de su casa, el Palacio de Stuyvenberg, y especialmente para pagar al personal, la principal partida de gasto. Tras enviudar, en 1993, se mudó a esa propiedad neoclásica, cercana al Palacio de Laeken, residencia oficial de los monarcas belgas, y allí murió el 12 de diciembre de 2014.
Las explicaciones dadas entonces no fueron suficiente. La polémica desató críticas de la mayoría de los partidos políticos belgas e incluso del entonces primer ministro, el socialista Elio Di Rupo. El Palacio Real evitó pronunciarse sobre la fundación por tratarse de un asunto “privado” que afectaba a “la gestión de bienes privados”. Sin embargo, la presión mediática sobre la Familia Real influyó en la última decisión de Fabiola: legar su patrimonio a Oeuvres de la Reine, una organización que recauda fondos y concede “ayudas de emergencia y limitadas” a “personas indigentes y con necesidades urgentes”. La asociación también apoya “proyectos innovadores destinados a aumentar las posibilidades de integración de los jóvenes y de sus familias”.
Fabiola y Balduino de Bélgica estuvieron casados durante 33 años y no tuvieron descendencia, pero la aristócrata sí tuvo 37 sobrinos españoles a los que consideraba como sus hijos. Un año después de su muerte, algunos de sus parientes españoles -los Mora, los Silva, los Ruiz de Bucesta y los Escrivá de Romaní- dijeron a la prensa que no habían recibido “nada de nada” de la enigmática fortuna de la reina. Algunos de ellos incluso reconocieron “desconocer” los términos del testamento de su tía, quien siempre manifestó en vida que ayudaría a sus familiares en España. Por el momento, la misteriosa herencia de Fabiola de Mora y Aragón es un fabuloso regalo que solo da alegrías a los belgas.