Juan José Ballesta ha pasado unos meses complicados a nivel sentimental. Si en enero de 2021 anunciaba su separación de Verónica Rebollo, tras quince años de relación y un hijo en común, ahora el protagonista de El Bola se encuentra superando su ruptura con su última novia, una brasileña llamada Jacqueline. Juan José se lo ha contado todo a ¡HOLA! en el estreno de Una noche con ella, el nuevo espectáculo que Loles León protagoniza en el Teatro La Latina, de Madrid. Allí, también nos ha hablado de su hijo y de sus nuevos trabajos como actor, entre los que figura el rodaje de Un hombre de acción para Netflix.
-¿Cuáles son las últimas novedades en tu vida, Juanjo?
-Acabo de terminar la película Un sobre de acción, sobre la vida de Lucio Iturbia, atracador, falsificador, anarquista y albañil. Hace un mes que vine de París. He pasado un frío allí… Buf.
-¿Cómo ido la experiencia de rodar en París?
-Muy guapa. Lo que pasa es que París es la ciudad del amor y yo fui sin pareja… Vi la Torre Eiffel… Se me caían las lágrimas y todo. Madre mía, era como estar en una película de Hollywood.
-Claro, como rompiste…
-Me dejó el 12 de noviembre, día de mi cumpleaños. Me dio plantón… No me aguanta ni mi madre.
-No digas eso, hombre. ¿Tu novia no te dio ninguna explicación?
-No, llegué a casa y ya no estaba… Y no la he vuelto a ver más. He hablado con ella, pero… A la chica no le gusta este mundo y no quiere ser famosa. Jacqueline es muy reservada y no le gusta ir de allí para allá.
“París es la ciudad del amor y yo fui sin pareja... Se me caían las lágrimas y todo”
-Pero qué menos que hablar contigo antes de romper la relación…
-Ya… ¿Qué quieres que te diga? Imagínate lo rayado que estaba, que llegué el día de mi cumple a casa y ella no estaba… Me eché a llorar. Tenía que venir a Madrid para traerle unos regalos a mi hijo porque su cumple era el día uno y yo estuve en París rodando. Me llevé un chasco… Pero, bueno, la vida es así.
-¿Cómo te encuentras después de todo?
-Estoy bien.
-El trabajo es la mejor terapia.
-Claro. No es lo mismo tener una separación y estar en casa todo el día aburrido, comiéndote las uñas y llorando por las esquinas, que estar currando.
-Hablando de separaciones, ¿cómo es la relación con la madre de tu hijo?
-Con Vero, muy bien. Acabo de hablar con ella, que mañana tengo que recoger a mi hijo cuando salga del instituto. Vero es la madre de mi hijo y siempre voy a estar bien con ella.
-¿Habéis firmado el divorcio ya?
-No estábamos casados. Ni tenemos custodia por el niño ni nada. Nos apañamos bien. Unos días, cuando yo no trabajo, está él conmigo y otros se lo lleva ella.
-¿Te apetece volver a enamorarte?
-No, estoy escarmentado. Ya he pasado mal de amores y no quiero. De momento, déjame…
-Pero, ¿no picoteas?
-¡Como todos! (ríe). ¡Eso no se pregunta! (ríe).
-¿Y tu hijo? ¿No iba a debutar como actor?
-Iba a hacer de Ángel Nieto en la película sobre su vida, pero de niño.
“No me apetece volver a enamorarme, estoy escarmentado. Ya he pasado mal de amores”
-¿Al final, no? ¿Tiene algún otro proyecto?
-Al final no. El día que haga algo como actor será para algún proyecto interesante, como el de Ángel Nieto. Pero yo sigo en el proyecto. Estoy a la espera de que me diga algo Gelete y Pablo –los hijos del fallecido piloto–. Cualquier día se levanta el proyecto y salimos para adelante.
-¿Cuántos años tiene tu hijo?
-Catorce años. Es más alto que yo y se pone mi ropa. El otro día le dije en la calle: “Ven para aquí y quítate esa sudadera, que es mía” (ríe).
-¿Es obediente?
-Es muy buen niño. Revoltoso, como todos, pero muy buen niño.
-Si no sale algo como actor para él, ¿qué quiere ser de mayor?
-Quiere ser G.E.O. –Grupo Especial de Operaciones, unidad de élite de la Policía Nacional–. O de la Policía Científica. Le gusta todo lo relacionado con la Policía. Si estudia… A veces, se le dan bien los estudios y, a veces, mal. Ahí va… Poco a poco.
-¿Sigues viviendo en el campo?
-Sí. La vida en el campo es la vida mejor –dice cantando–. Madrid no me gusta. Estoy mejor en el campo, en mi soledad, con los animales.
-Pese a todo, vaya revuelo se montó con el vídeo que tus amigos subieron a Instagram mientras tú conducías a una velocidad… –a 180 kilómetros por hora–.
-Les dije a los colegas de correr y mira… La culpa fue mía y ya está. No hay que volver a esa velocidad.